Una centolla y bosques de quelpos en la región subantártica chilena (foto: Mathias Hune)

Cambios climáticos
Chile y Brasil evalúan los impactos del cambio climático en uno de los lugares más intactos del mundo
28-03-2024
PT EN

En el marco de una colaboración entre científicos de la Universidad de Magallanes e investigadores brasileños, se llevan adelante estudios en la región subantártica chilena

Cambios climáticos
Chile y Brasil evalúan los impactos del cambio climático en uno de los lugares más intactos del mundo

En el marco de una colaboración entre científicos de la Universidad de Magallanes e investigadores brasileños, se llevan adelante estudios en la región subantártica chilena

28-03-2024
PT EN

Una centolla y bosques de quelpos en la región subantártica chilena (foto: Mathias Hune)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – En el extremo sur de América se sitúa la región subantártica chilena, uno de los lugares más intactos del mundo. Por eso este lugar, en donde ubica el cabo de Hornos, es considerado un laboratorio natural para la observación de las causas y las consecuencias de los cambios climáticos globales, pues se trata de un ambiente muy poco alterado directamente debido a la acción humana.

En el marco de una colaboración con científicos de la Universidad de Magallanes de Chile, investigadores brasileños han venido realizando estudios en dicha área desde el año 2000.

Esta alianza, que ya ha redundado en la publicación de diversos artículos científicos y libros, y en la concreción de convenios, cobró impulso con la inauguración en mayo de 2023 del Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CHIC, por sus siglas en inglés).

Localizado en Puerto Williams, en el norte de la isla Navarino, en el archipiélago de Tierra del Fuego, el CHIC servirá como base estratégica para la realización de investigaciones transdisciplinarias en áreas tales como la climatología, la biodiversidad marina, la glaciología, la biología terrestre y la educación.

Este proyecto, con una inversión de más de 10.000 millones de pesos chilenos –equivalente a 300 millones de reales– durante un lapso de diez años, renovable por otros cinco años, constituye una de las mayores inversiones hasta ahora realizadas en ciencia y tecnología en la región.

“En el CHIC, un grupo integrado por más de 80 científicos vinculados a la Universidad de Magallanes y a otras instituciones internacionales ha desarrollado un trabajo interdisciplinario inédito que aúna ciencias, educación, artes y ética ambiental en programas de investigación, educación ambiental, conservación y turismo sostenible”, le dice a Agência FAPESP Flávio Berchez, docente del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP) y uno de los participantes en el proyecto.

En octubre de 2023, Berchez y otros seis científicos brasileños fueron de la partida en un workshop de la Red Binacional Chile-Brasil de Estudios de los Ecosistemas Marinos Subantárticos, realizado en el CHIC con el objetivo de planificar nuevas líneas de investigación colaborativa.

Uno de los estudios que los investigadores pretenden llevar a cabo en el marco de estos proyectos realizados en colaboración se destinará a investigar los patrones de distribución de especies de algas marinas y microorganismos a éstas asociados a lo largo de la costa del Atlántico Sur, por ejemplo.

Con los cambios climáticos globales, las especies de algas marinas y sus microorganismos asociados pueden migrar hacia regiones con temperaturas más benignas, explica Mariana Cabral de Oliveira, docente del IB-USP e integrante de la colaboración.

“Sería sumamente interesante verificar las barreras biogeográficas que se interponen a esa migración por el Atlántico Sur de masas de algas pardas flotantes existentes en Brasil y en Chile, por ejemplo. Es importante evaluar el impacto de la llegada de esas masas sobre la flora local”, indica la investigadora. 

Una amenaza a las algas gigantes

De acuerdo con Cabral de Oliveira, en el Cabo de Hornos existen bosques submarinos de quelpos, formados por especies de algas gigantes que llegan a medir hasta 60 metros.

Consideradas “ingenieras ambientales”, por estructurar ecosistemas enteros, esas algas les suministran continuamente refugio, alimento, protección y espacio para la reproducción a diversos organismos, entre ellos muchos de interés pesquero, tales como peces y cangrejos como la centolla austral. Asimismo, diversos estudios muestran que las algas gigantes se erigen como protectoras naturales contra la radiación ultravioleta (UV) para diversos organismos marinos, al filtrar la radiación solar.

Debido a una diferencia genética, esos bosques submarinos existentes en el Cabo de Hornos son perennes, al contrario de los demás de Chile. Con todo, algunos estudios han demostrado que actualmente pueden estar siendo afectados por los cambios climáticos.

El derretimiento de glaciares a un ritmo más acelerado ha transportado una cantidad mayor de sedimentos de agua dulce hacia las regiones costeras. En la columna de agua, la presencia de esos sedimentos puede dejar bajo la sombra a las poblaciones de algas gigantes.

“Esto puede causar una pérdida u otros efectos negativos en esas algas. Necesitamos estudiar esto ahora con un mayor nivel de detalles pues estos cambios ya están ocurriendo”, afirma Cabral de Oliveira.

La elevación de la temperatura del mar también ha provocado una merma de la disponibilidad de nutrientes, existentes en mayor abundancia en las aguas más frías, y ha afectado el crecimiento de las algas gigantes.

Con temperaturas más cálidas, estos organismos también elevan su tasa respiratoria y su crecimiento se vuelve por consiguiente más lento, explica Berchez.

“Estos y otros factores pueden impactar sobre los bosques de algas gigantes de aquella zona. Este fenómeno se detectó por primera vez en Australia en el año 2011, y también sucede en otros lugares. Por eso es necesario analizar si ya está ocurriendo en el área del Cabo de Hornos”, subraya el investigador.

La emisión de gases de efecto invernadero

Aparte del ambiente marino, los cambios climáticos impactarán sobre el ambiente terrestre de la zona, también altamente aislado geográficamente, al tener en su lado norte tanto la región de los Andes y sus glaciares permanentes como la zona extremadamente seca de la Patagonia argentina, y el océano en las restantes direcciones.

Una de las principales preocupaciones se relaciona con el aumento de la temperatura en las extensas áreas de la región cubiertas por turberas (la turba es un material de origen vegetal parcialmente descompuesto y existente generalmente en regiones pantanosas, y también en montañas). El calentamiento ha provocado el deshielo y la descomposición de las turberas y la consiguiente emisión de metano, uno de los más potentes gases de efecto invernadero (GEI).

“Esto ya está sucediendo en lugares como Siberia. Al comienzo del proceso de descomposición, las turberas pasan a emitir metano, que es un gas de efecto invernadero mucho más intenso que el dióxido de carbono. Estas emisiones ya están midiéndose”, afirma Berchez.

La colaboración brasileña también está conformada por Pio Colepicolo Neto, docente del Instituto de Química de la USP, y Luiz Mafra, docente de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), aparte de Oreste Alarcon y Paulo Horta, docentes de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC).

 

  Republicar
 

Republicar

The Agency FAPESP licenses news via Creative Commons (CC-BY-NC-ND) so that they can be republished free of charge and in a simple way by other digital or printed vehicles. Agência FAPESP must be credited as the source of the content being republished and the name of the reporter (if any) must be attributed. Using the HMTL button below allows compliance with these rules, detailed in Digital Republishing Policy FAPESP.