Brasil: pruebas con gafas de sol indican fallas en la protección contra los rayos ultravioleta

En un estudio realizado en la Universidad de São Paulo se analizó la eficacia de 12 modelos. Solamente uno contemplaba los límites de seguridad estipulados por una organización internacional

Por Luciana Constantino | Agência FAPESP – La radiación solar ultravioleta se encuentra entre las causas de una serie de enfermedades oculares que abarca a la catarata y un tipo de inflamación de las córneas (fotoceratitis), que pueden retrasarse o prevenirse mediante el uso de protección contra los rayos UV, y los anteojos de sol son los accesorios más populares para tal función. Así y todo, una investigación publicada en la revista Research on Biomedical Engineering deja una advertencia al revelar la existencia de fallas en esta protección. 

En el estudio se analizó la eficacia de 12 modelos de gafas de sol y se demostró que solamente uno de ellos contemplaba los límites de seguridad para la exposición a la radiación ultravioleta estipulados por la Comisión Internacional de Protección Frente a Radiaciones no Ionizantes (ICNIRP, por sus siglas en inglés).   

Investigadores del Laboratorio de Instrumentación Oftálmica de la Escuela de Ingeniería de São Carlos, de la Universidad de São Paulo (EESC-USP), en Brasil, demostraron que las lentes no contemplan al menos uno de los límites de seguridad definidos en las normas y, con el tiempo, pierden parte de su capacidad de bloquear la radiación UV, con lo cual aumentan los riesgos de sufrir daños oculares. 

Solamente una lente se reveló “excelente” pues bloqueó completamente la radiación aun después de pasar por la prueba de envejecimiento, que contó con la simulación de 2.500 horas de exposición al sol. En la investigación no se mencionan las marcas de las gafas. 

Para asegurar una protección eficaz y vasta de la vista, los científicos sugieren que la industria adopte como práctica estándar los límites que estipula la ICNIRP y así eleve la calidad de los productos.

Las normas para la certificación de anteojos de sol y la protección ocular estipulan límites para los filtros de radiación solar en la longitud de onda situada entre los 280 y los 380 nanómetros (nm). En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la referida comisión internacional determinan esos límites entre los 280 y lo 400 nm. La radiación UV se divide en tres rangos: UVC (de 100 a 280 nm), UVB (de 280 a 315 nm) y UVA (de 315 a 400 nm).

“Venimos realizando investigaciones en nuestro laboratorio desde la década de 1990 en esta área. Desarrollamos una ciencia que puede emplearse como base para establecer patrones y normas de seguridad. Hoy en día somos reconocidos internacionalmente y citados por varios autores en libros y en directrices”, dice la profesora del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Computación de la EESC-USP Liliane Ventura, autora corresponsal del artículo. 

Ventura, quien coordina un proyecto apoyado por la FAPESP, también se encuentra a la cabeza de solicitudes de patente de dos prototipos. Uno de ellos es para medir la exposición radiante de los ojos por las radiaciones directa, difusa y reflejada por el interior de las lentes de las gafas de sol. Y el otro para la concreción de pruebas de bloqueo de la radiación ultravioleta en anteojos de sol orientado al público. Ambos se tramitan en la Agencia USP de Innovación para su registro en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI).

Recientemente, se le concedió a Ventura y a su entonces alumno Artur Duarte Loureiro una patente, también fruto del apoyo de la FAPESP, referente a una tecnología que evalúa la condición de las gafas de sol para la conducción de vehículos: mide la transmisión de la luz en distintas longitudes de onda: en el verde, el amarillo y el rojo, por ejemplo.

El investigador Mauro Masili, primer autor del artículo e integrante del laboratorio, destaca otro trabajo del grupo, publicado en marzo de 2024 en la revista Scientific Reports, que muestra que independientemente de la categoría de lentes –más claras o más oscuras– las gafas deben asegurar una protección UVA superior al 86 %. La clasificación de las lentes se concreta en categorías que varían de 0 (más claras) a 4. La categoría 0 se recomienda para situaciones de pocos rayos solares o sin sol aparente. La 4, en tanto, que es bastante oscura, no se recomienda para manejar.

Los resultados demostraron que por debajo del 86 % de la protección puede incluso incrementarse el riesgo para la salud ocular, pues las lentes permiten un mayor influjo de radiación UV en los ojos. Sin embargo, al contrario de lo que se argumentaba en la literatura científica, ese aumento no obedece a la dilatación de las pupilas causada por los anteojos de sol, sino a la ampliación del campo de visión. 

“Montamos una tabla con los cálculos de protección de UV, UVA y UVB. En términos de dilatación de la pupila, no existen gafas malas. Todas protegerán. Pero cuando incluimos la ampliación del campo de visión, la cosa cambia. En los ambientes externos brillantes, el reflejo natural consiste en intentar cerrar los ojos y fruncir el ceño para disminuir la luz. El uso de gafas de sol crea un ambiente más oscuro e impide la respuesta natural, con el consiguiente aumento del campo de visión, lo que puede redundar en una mayor exposición al UV cuando las lentes no ofrecen la protección adecuada”, explica Masili.

Por eso el aumento de la protección hasta los 400 nm podría minimizar los riesgos de exposición innecesaria, de acuerdo con el estudio.

Idas y venidas

Desde finales de la década de 1990, cuando Brasil aún no contaba con normas para las exigencias de protección de los anteojos de sol, Ventura y Masili vienen haciendo su aporte a los organismos reguladores en el diseño de esas directrices, lo que incluye a los primeros análisis de las características ópticas que la profesora realizó para el Instituto Nacional de Metrología, Calidad y Tecnología (Inmetro) en 1997 con base en estándares internacionales. 

En 2003, la Asociación Brasileña de Normas Técnicas (ABNT) publicó la norma NBR 15111, que establecía las características físicas de las gafas de sol para uso general, como manejar y transitar, con parámetros similares a los de Europa. Estipulaba que la protección en Brasil debería ser de filtros situados entre los 280 y los 380 nm.

La norma se revisó en 2013, luego de una investigación que el grupo llevó a cabo y que contó con el apoyo de la FAPESP, lo que amplió la protección ultravioleta a 280-400 nm, amén de que la prueba de resistencia a la irradiación pasó de 25 horas a 50 horas. No obstante, en el año 2015, la misma fue revocada y reemplazada por la norma ISO 12312-1, que restableció los parámetros de filtros de protección a la radiación UV ente 280 y 380 nm.

En 2016, en el marco de otro trabajo realizado por ambos investigadores, se calculó la exposición de la radiación solar en las 27 capitales de estado brasileñas y en 110 capitales del hemisferio norte, lo que apuntó que el test era ineficaz para asegurar la protección de las lentes de las gafas de sol a la exposición de la radiación UV.

En la actualidad no existe una exigencia de certificación de los anteojos de sol para su comercialización en Brasil. Para los que se emplean en la conducción de vehículos, por ejemplo, es posible efectuar análisis con un espectrofotómetro, un aparato que se utiliza con fines científicos cuyo manipuleo debe estar a cargo de especialistas.

Ventura informa que está desarrollando un prototipo de mediciones de exposición radiante de los ojos, con una propuesta de sello de factor de protección solar, que pueda ayudar a los consumidores a decidirse a la hora de la compra.

Puede accederse a la lectura del artículo intitulado Evaluation of solar ultraviolet blocking by sunglasses and their compliance with recommended safety limits en el siguiente enlace: link.springer.com/article/10.1007/s42600-024-00390-3.