Criomicroscopía electrónica del virus chikunguña, endémico en Brasil desde hace más de una década (imagen: NIH 3D)
Un equipo internacional de virólogos, clínicos, epidemiólogos, físicos y estadísticos descubrió nuevos mecanismos relacionados con la infección del sistema nervioso central en casos fatales de esta enfermedad. Los resultados a los que arribaron se publicaron en la revista Cell Host & Microbe
Un equipo internacional de virólogos, clínicos, epidemiólogos, físicos y estadísticos descubrió nuevos mecanismos relacionados con la infección del sistema nervioso central en casos fatales de esta enfermedad. Los resultados a los que arribaron se publicaron en la revista Cell Host & Microbe
Criomicroscopía electrónica del virus chikunguña, endémico en Brasil desde hace más de una década (imagen: NIH 3D)
Por Julia Moióli | Agência FAPESP – El virus chikunguña, que es transmitido por los mosquitos de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus, y es responsable de más de 900 muertes en Brasil desde que llegó al país hace alrededor de 10 años, es capaz de propagarse por la sangre, alcanzar múltiples órganos y atravesar la barrera hematoencefálica, que protege al sistema nervioso central. Estos mecanismos de acción, que han sido observados por primera vez en casos fatales por un grupo de científicos brasileños, estadounidenses y británicos, aparecen descritos en un artículo publicado el día 12 de marzo en la revista Cell Host & Microbe. Y dichos hallazgos ponen de relieve la necesidad de actualizar los protocolos de tratamiento y vigilancia.
Con más de 10 millones de casos registrados en alrededor de 125 países durante los últimos 20 años, de los cuales 2 millones corresponden únicamente a Brasil, donde es endémica desde hace más de una década, la enfermedad causada por el virus chikunguña (CHIKV) es aún considerada erróneamente menos mortal que el dengue. Para ayudar a echar por tierra este mito, investigadores de las universidades de Campinas (Unicamp) y de São Paulo (USP) y del Laboratorio Central de Salud Pública del Estado de Ceará (Lacen), en Brasil, de la University of Kentucky y del Texas Medical Branch, en Estados Unidos, y del Imperial College London, en el Reino Unido, efectuaron el estudio más completo sobre el tema hasta ahora realizado. El año pasado, el grupo de científicos ya había informado al respecto de la alta letalidad del CHIKV en Ceará, el estado brasileño con la mayor cantidad de casos.
En la mencionada investigación, financiada por la FAPESP (proyectos 17/25588-1, 17/13981-0, 18/14389-0, 19/00098-7, 19/24251-9 y 19/27333-6), se analizaron datos referentes a 32 pacientes fallecidos. Y se incluyeron resultados de pruebas para detectar la presencia de CHIKV en el organismo, e informaciones provenientes de laboratorios y de autopsias. En muestras de suero sanguíneo, de líquido cefalorraquídeo y de otros tejidos, se efectuaron estudios de histopatología (una técnica que consiste en analizar en el microscopio tejidos fijados en parafina), cuantificación de citoquinas (proteínas de señalización secretadas por células de defensa), metabolómica (análisis del conjunto de metabolitos existentes en el suero), proteómica (el conjunto de proteínas) y análisis genómicos virales, aparte de reacciones en cadena de la polimerasa de transcripción inversa en tiempo real (RT-qPCR), una técnica de laboratorio que hace posible la detección y la cuantificación temprana de virus a través de su material genético.
A modo de comparación, los científicos evaluaron también muestras y exámenes de otros dos grupos, uno compuesto por 39 sobrevivientes de una infección aguda causada por el CHIKV y otro de 15 donantes de sangre (personas adultas sin ninguna infección y presuntamente sanas).
La invasión del sistema nervioso central
Uno de los hallazgos que más les llamaron la atención a los investigadores fue la presencia del CHIKV en muestras de líquido cefalorraquídeo, lo que constituye un indicio de su capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica, la capa física que protege al sistema nervioso central y que normalmente detiene la entrada de patógenos.
De acuerdo con el artículo, esta “invasión” transcurre a través de dos mecanismos: en el primero, el virus infecta a los monocitos CD14+CD16+ (células de defensa que en su superficie poseen moléculas CD14 y CD16) y, en presencia de altos niveles de CCL-2 (una proteína reguladora de la inflamación que forma parte del sistema inmunitario), migra a través de la barrera y es transportado al cerebro; en el segundo, la infección afecta a proteínas importantes para mantener unidas a las células epiteliales de la barrera hematoencefálica.
“Esto muestra que el CHIKV, aparte de ser el responsable de una artralgia [dolor en las articulaciones] que causa fiebre, dolor muscular e inflamación articular, también provoca daños neurológicos”, explica William Marciel de Souza, docente de la University of Kentucky (Estados Unidos) y primer autor del estudio.
“En la sangre, observamos una alteración severa en la cascada de coagulación, con una disminución de algunas proteínas claves, como así también daños hemodinámicos en los órganos, es decir, exceso de líquidos. En el sistema inmunitario, los niveles de citoquinas asociadas a la inflamación aparecieron más altos que los que se observan en los pacientes con chikunguña que sobrevivieron.”
Resumen gráfico de los principales hallazgos informados en el artículo (imagen: archivo de los investigadores)
Salud pública
La comprensión de los mecanismos biológicos de cualquier enfermedad contribuye para el desarrollo de tratamientos eficaces, biomarcadores pronósticos y estrategias de manejo clínico. De acuerdo con los investigadores participantes en este trabajo, esto es fundamental en el caso del chikunguña por dos motivos:
“Aún no existen programas de inmunización a gran escala –la primera vacuna contra el virus fue aprobada por la Food and Drug Administration [el organismo estadounidense de vigilancia sanitaria] en noviembre del año pasado– y los brotes seguirán teniendo el mismo patrón en Brasil, es decir que continuarán afectando a muchas personas a la vez, pero en pequeños bolsones geográficos”, sostiene José Luiz Proença Módena, docente del Instituto de Biología de la Unicamp. “Los equipos de salud pública deben estar preparados para ello, incluso mediante la vigilancia genómica y serológica, y en las puertas de las UTI [las unidades de terapia intensiva].”
“Asimismo, los cuadros de insuficiencia cardíaca y neurológicos no se asocian comúnmente a esta enfermedad, pero en una parte de la población acometida por este virus esto puede suceder y dejar secuelas o incluso llevar a la muerte”, añade Marciel de Souza.
La investigación también contó con el apoyo del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) de Brasil, de los National Institutes of Health (NIH), el Burroughs Wellcome Fund, la Fundación Bill & Melinda Gates y la Global Virus Network, de Estados Unidos, y de la Wellcome Trust, del Reino Unido.
Puede leerse el artículo intitulado Pathophysiology of chikungunya virus infection associated with fatal outcomes en el siguiente enlace: www.cell.com/cell-host-microbe/fulltext/S1931-3128(24)00054-4.
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