Lechuza listada (Strix hylophila) identificada en el estudio como portadora de Escherichia coli multirresistente (foto: Tamires Aparecida Serra Lorenzi/Unesp, campus São Vicente)
Un buitre recién llegado al Orquidário Municipal de Santos y una lechuza que vivía en cautiverio desde hace diez años estaban colonizados por Escherichia coli resistente a antibióticos
Un buitre recién llegado al Orquidário Municipal de Santos y una lechuza que vivía en cautiverio desde hace diez años estaban colonizados por Escherichia coli resistente a antibióticos
Lechuza listada (Strix hylophila) identificada en el estudio como portadora de Escherichia coli multirresistente (foto: Tamires Aparecida Serra Lorenzi/Unesp, campus São Vicente)
Por André Julião | Agência FAPESP – Investigadores apoyados por la FAPESP encontraron clones de bacterias resistentes a antibióticos en aves silvestres presentes en un centro de rehabilitación. Los clones de Escherichia coli identificados, que se han hallado en infecciones humanas tanto comunitarias como hospitalarias en todo el mundo, estaban presentes en el tracto intestinal de un buitre y de una lechuza.
No se conocen los impactos de estas cepas en el organismo de los animales, pero en humanos se sabe que producen infecciones en pacientes con el sistema inmunitario debilitado y con pocas opciones terapéuticas eficaces. El estudio fue publicado en la revista Veterinary Research Communications.
“Escherichia coli es una bacteria común del tracto intestinal de muchos animales, incluidos los humanos. Se convierte en un problema cuando entra en el torrente sanguíneo o causa infecciones del tracto urinario o de los riñones, principalmente en personas con el sistema inmunitario comprometido y en ambientes hospitalarios. En estos casos, clones multirresistentes como estos con frecuencia provocan la muerte”, explica Fábio Sellera, profesor de la Universidad Metropolitana de Santos (Unimes), en el estado de São Paulo, Brasil, y uno de los coordinadores del estudio.
El trabajo llama la atención sobre la necesidad de establecer protocolos para el mantenimiento de animales en estos centros de rehabilitación y para su posterior liberación en la naturaleza.
“Estas instalaciones son muy importantes para mitigar los efectos de la acción humana sobre la fauna, pero en ninguna parte del mundo existen procedimientos basados en evidencia científica para monitorear, evitar y tratar la colonización por microorganismos resistentes a antibióticos en los animales rescatados y reintroducidos”, advierte el investigador.
Los análisis genómicos mostraron que los genes de resistencia a los antibióticos se encuentran en los llamados elementos genéticos móviles, que pueden transferirse tanto a otros clones de E. coli como a bacterias de otras especies presentes en el ambiente.
“Con ello, incluso bacterias que nunca han tenido contacto con antibióticos ni con ambientes contaminados —que también seleccionan este tipo de agentes— pueden volverse resistentes. Por eso es necesario un monitoreo continuo del medio ambiente y de los posibles hospedadores”, afirma Nilton Lincopan, profesor del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (ICB-USP) y otro coordinador del estudio.
Lincopan es investigador del Instituto Paulista de Resistencia a los Antimicrobianos (ARIES), un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID, por sus siglas en portugués) apoyado por la FAPESP.
El investigador también coordina la plataforma One Health Brazilian Resistance (OneBR), que reúne datos epidemiológicos, fenotípicos e información genómica de microorganismos clasificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como de “prioridad crítica”.
La clasificación incluye bacterias con escasas opciones terapéuticas disponibles y que requieren medidas de contención para evitar su diseminación, además de ser prioritarias para la investigación y el desarrollo de nuevos antimicrobianos (lea más en: agencia.fapesp.br/38774).
El trabajo tiene como primeros autores a tres estudiantes de iniciación científica: Bruna Garcia y Matheus Silva, de la Unimes, bajo la orientación de Sellera, y Guilherme Paiva, del ICB-USP, orientado por Lincopan con una beca de la FAPESP.
Aliados
Las dos aves colonizadas se encontraban en el centro de rehabilitación del Orquidário Municipal de Santos, en el litoral paulista. En total, se tomaron muestras de hisopado (swab) rectal o cloacal de 49 animales silvestres (aves y mamíferos) presentes en la instalación.
“Por haber sido rescatados en un área periurbana [zona de transición entre el área urbana y la rural], estos animales están más expuestos al impacto humano, pudiendo tener contacto con basura, aguas residuales y contaminación de las ciudades cercanas. Eso puede contribuir a la colonización por bacterias comúnmente encontradas en ambientes hospitalarios humanos”, señala Sellera.
Los animales no mostraban signos clínicos de infección, lo que refuerza la hipótesis de que convivían con el patógeno sin enfermar. Al buitre se le tomó la muestra en cuanto fue admitido en el centro, lo que indica que ya llegó colonizado por el clon resistente. Debido a múltiples fracturas, el animal tuvo que ser sacrificado 24 horas después de su llegada.
La lechuza, por su parte, vive desde hace diez años en el lugar, tras sufrir una colisión. Como presenta secuelas neurológicas, no puede volver a la naturaleza. Al ser admitida, el ave fue tratada con antibiótico por sospecha de clamidiosis. Poco antes de la recolección para el estudio, se le administró otro antimicrobiano tras una cirugía. Por ello, no se sabe si ya estaba colonizada cuando ingresó o si adquirió la bacteria en el sitio.
“Los centros de rehabilitación ofrecen una oportunidad valiosa para el monitoreo de la presencia de estos agentes en nuestra fauna. Es necesaria una movilización global y mayores inversiones financieras para ampliar la vigilancia epidemiológica y establecer protocolos en estos centros, con el fin de reducir las posibilidades de transmisión entre los animales o de los humanos hacia ellos”, evalúa Sellera.
Para el investigador, las pruebas podrían realizarse durante la admisión de los animales, además del aislamiento de los colonizados y de intentos de descolonización de aquellos que presenten cepas de importancia médica antes de su reintroducción en la naturaleza.
Un buen ejemplo puede encontrarse en el Proyecto Cetáceos da Costa Branca, liderado por la Universidad Estatal de Rio Grande do Norte (UERN), también en Brasil, y dirigido por el médico veterinario Augusto Carlos da Bôaviagem Freire. En colaboración con los investigadores paulistas, animales como los manatíes rescatados pasan por pruebas de detección de patógenos.
Toma de muestra de un manatí para análisis de patógenos bacterianos de prioridad crítica de la OMS resistentes a antibióticos, en el estado de Rio Grande do Norte (foto: Augusto Carlos da Bôaviagem Freire/Proyecto Cetáceos da Costa Branca-UERN)
Los investigadores de Rio Grande do Norte están intentando estandarizar métodos de descolonización, utilizando probióticos, antes de devolver los animales a su entorno natural. En este estudio participan la estudiante de iniciación científica Ana Clara Gales Landi y la doctoranda Thais Martins Gonçalves, del ICB-USP, orientadas por Lincopan con becas de la FAPESP (25/03354-5 y 24/20180-8).
“Los microorganismos que viven en animales presentes en centros de rehabilitación son una muestra de lo que circula en la naturaleza. Por eso, además del trabajo fundamental que realizan para la vida silvestre, estos lugares pueden ser importantes aliados en el monitoreo de patógenos humanos”, afirma Lincopan.
El trabajo también contó con el apoyo de la FAPESP mediante una beca para João Pedro Rueda Furlan, quien realizó un posdoctorado en la Escuela Paulista de Medicina de la Universidad Federal de São Paulo (EPM-Unifesp).
El artículo High-risk Escherichia coli global clones ST10 and ST155 in wild raptors admitted to a rehabilitation center puede leerse en: link.springer.com/article/10.1007/s11259-025-10811-y.
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