Según Jannuzzi, muchas soluciones ya están en práctica en municipios brasileños, pero permanecen invisibles. “Hay una revolución silenciosa en la calificación del gestor público. Necesitamos documentar experiencias locales y ponerlas a disposición del debate nacional” (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Según especialista vinculado al Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, la tecnología puede reforzar desigualdades o ampliar la ciudadanía, dependiendo de cómo sea regulada; el conferencista de la 6ª Conferencia FAPESP 2025 también señala el papel positivo que puede desempeñar la inteligencia artificial
Según especialista vinculado al Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, la tecnología puede reforzar desigualdades o ampliar la ciudadanía, dependiendo de cómo sea regulada; el conferencista de la 6ª Conferencia FAPESP 2025 también señala el papel positivo que puede desempeñar la inteligencia artificial
Según Jannuzzi, muchas soluciones ya están en práctica en municipios brasileños, pero permanecen invisibles. “Hay una revolución silenciosa en la calificación del gestor público. Necesitamos documentar experiencias locales y ponerlas a disposición del debate nacional” (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – Soluciones individualistas, que contemplan apenas los intereses de determinados grupos, no garantizarán la supervivencia digna de la sociedad en un contexto de profundización de las desigualdades, guerras y extremismos, sumados a las consecuencias de los cambios climáticos y del envejecimiento poblacional. Esta fue la evaluación de Paulo Jannuzzi, conferencista de la 6ª edición de las Conferencias FAPESP 2025: “Contribuciones para la COP30 – La Interfaz entre el Conocimiento y la Gestión en Políticas Públicas”, realizada el 29 de agosto.
Jannuzzi es profesor de la Escuela Nacional de Ciencias Estadísticas del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (Ence-IBGE), director del Centro de Colaboración Interinstitucional de Inteligencia Artificial Aplicada a las Políticas Públicas (Ciap), colaborador del máster profesional en evaluación y monitoreo de la Escuela Nacional de Administración Pública (Enap) e investigador colaborador del Núcleo de Estudios de Políticas Públicas de la Universidad Estatal de Campinas (Nepp-Unicamp). Fue secretario de Evaluación y Gestión de la Información del Ministerio de Desarrollo Social (2011-2016) y miembro del Panel de Expertos en Evaluación de la International Evaluation Office del Programa de las Naciones Unidas en Nueva York (2016-2019).
El especialista inició su conferencia presentando los desafíos civilizatorios del siglo XXI, resaltando que no pueden enfrentarse únicamente con evidencias científicas. “Las evidencias no son neutrales, están basadas en valores que pueden ser más republicanos o más individualistas”, afirmó.
Uno de los puntos centrales de la conferencia fue la reflexión sobre el papel de la inteligencia artificial (IA). Jannuzzi advirtió sobre los peligros de la carrera tecnológica entre grandes empresas. “Estamos viviendo un momento muy fuerte de las big techs. Ellas disputan el mercado de la información del siglo XXI, acelerando el desarrollo de la inteligencia artificial sin compromiso ético”, señaló. Y recordó que la ausencia de regulación de las redes sociales ya causó daños profundos, con la diseminación de discursos de odio y fake news. “Lo mismo puede ocurrir con la IA. Existe el riesgo de creación de inteligencias artificiales autónomas legitimando verdades terraplanistas, normalizando discursos de odio y discriminación.”
Por otro lado, el investigador llamó la atención sobre el hecho de que esta nueva tecnología abre horizontes inéditos. “La inteligencia artificial es más receptiva a informaciones confiables, porque necesita discursos consistentes. Y está rompiendo los límites entre las disciplinas científicas, porque logra aproximar áreas que antes apenas se comunicaban y articular visiones que antes parecían herejías. Esto permite ir más allá de lo multidisciplinar y lo interdisciplinar para alcanzar un conocimiento verdaderamente transdisciplinar”, destacó.
Las políticas públicas necesitan apoyarse en valores civilizatorios, no solo en métricas de eficiencia, destacó Jannuzzi (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Jannuzzi utilizó metáforas culturales para ilustrar futuros posibles. Uno, distópico, sería el de Los Ángeles en la película Blade Runner, dominada por desigualdades extremas y ausencia de regulación. Otro, positivo, sería una adaptación de Shangrilá, el paraíso mítico de la película Horizonte perdido, refilmada en los años 1970, algo semejante a Portugal, un país con alta carga fiscal, sólido sistema de salud y educación, solidaridad intergeneracional y regulación de la inteligencia artificial. Entre un extremo y otro, el investigador sitúa a Brasil, más cercano al escenario de la película Bacurau, “con políticas públicas a medio camino y ciudadanía incompleta”.
Para transitar de Bacurau a Shangrilá, Jannuzzi enfatizó la necesidad de soluciones cimentadas en valores republicanos. Y señaló como herramienta la aplicación de inteligencia artificial a las políticas públicas. Con ese objetivo, subrayó la importancia de la creación de la “Red de Investigación IA2PP – Inteligencia Artificial Aplicada a las Políticas Públicas”, una propuesta elaborada por el Centro de Estudios e Investigaciones Aplicadas al Sector Público de la Universidad Federal de Goiás (Cepasp-UFG), por el Nepp-Unicamp y por la Ence-IBGE, con contribuciones de socios.
“Estamos invirtiendo en este proyecto. Nuestra inteligencia artificial no habla de todo, fue programada para responder a las preguntas que tienen los alcaldes y gestores: ¿Cómo reducir las filas del SUS [sigla de Sistema Único de Saúde, la red nacional de salud pública de Brasil]? ¿Cómo mejorar el desempeño de las escuelas? ¿Cómo incluir a la población en situación sin hogar? Ese es el sentido de la Red de Investigación IA2PP”, relató Jannuzzi. Añadió que una de las aplicaciones prácticas de la red es el ChatPP, una IA conversacional entrenada en políticas públicas.
El investigador reveló que muchas soluciones ya están en práctica en municipios brasileños, pero permanecen invisibles. “Hay una revolución silenciosa en la calificación del gestor público. Necesitamos documentar experiencias locales y ponerlas a disposición del debate nacional.”
Jannuzzi insistió en que las políticas públicas necesitan apoyarse en valores civilizatorios, no solo en métricas de eficiencia. Y defendió la Constitución de 1988 como guía para la construcción de una “sociedad libre, justa y solidaria”.
Además de Jannuzzi, tres panelistas participaron en la conferencia: Gabriela Marques Di Giulio, profesora de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo e investigadora del Programa FAPESP de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA); Jean Ometto, investigador sénior del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) y vicedirector de la Red Brasileña de Investigación sobre Cambios Climáticos Globales (Rede CLIMA); y Rafael Barreiro Chaves, especialista ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente, Infraestructura y Logística (Semil) y vicedirector de BIOTA Síntese, financiado por la FAPESP.
Di Giulio señaló que superar la emergencia climática exige coproducción de conocimiento y reconocimiento de la diversidad de saberes. “Necesitamos promover una interacción dialógica y respetuosa entre científicos, formuladores de políticas y la sociedad en toda su pluralidad. Todos somos productores de conocimiento – científico, empírico, tradicional, local. El desafío es dar legitimidad a esos diferentes saberes, y no permitir que prevalezca únicamente la llamada evidencia científica.”
Ometto, a su vez, resaltó la importancia de aprovechar las ventanas de oportunidad. “La política pública es compleja, multifacética, pero hay momentos en que se abre una ventana. En esos momentos, la ciencia debe ofrecer información sólida, con fundamento y confianza, para que los gestores puedan tomar decisiones que impactarán los sistemas productivos y sociales por 20 o 30 años. La ciencia no tiene la bala de plata, pero, cuando tiene credibilidad, ayuda a sostener políticas de largo plazo, como vimos en el SUS o en la Política Nacional de Cambio Climático.”
Chaves, por su parte, enfatizó la urgencia de transformar la relación entre investigadores y gestores en una vía de doble sentido. “Cuando el investigador construye su pregunta junto con el gestor, entiende los límites, las posibilidades y el tiempo de implementación. Es en ese diálogo donde surgen soluciones concretas, reales y factibles. La coproducción, como dijo Paulo Jannuzzi, es parte de un avance civilizatorio: necesitamos salir de la lógica tecnocrática, unidireccional, y crear conocimiento compartido. Esto significa traer a los gestores al interior de la investigación, de principio a fin, y también colocar a los investigadores en el esfuerzo cotidiano de la gestión pública.”
La conferencia fue organizada por Vanessa Elias de Oliveira, profesora de la Universidad Federal del ABC (UFABC) y coordinadora del Programa de Investigación en Políticas Públicas de la FAPESP (PPPP, por sus siglas en portugués). Y contó con la moderación de Sabine Righetti, investigadora y profesora en el Laboratorio de Estudios Avanzados en Periodismo (Labjor) de la Unicamp y coordinadora del Programa Mídia Ciência de la FAPESP.
La 6ª Conferencia FAPESP “Contribuciones para la COP30 – La Interfaz entre el Conocimiento y la Gestión en Políticas Públicas” puede verse íntegramente en: www.youtube.com/live/9Lhd8oAF5BE.
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