Científicos y equipo de apoyo alrededor del caparazón de Stupendemys geographicus (foto: Ufac/USP/Unicamp)
En su primera expedición, proyecto financiado por la Iniciativa Amazonia+10 revela pistas sobre la Amazonia de hace millones de años
En su primera expedición, proyecto financiado por la Iniciativa Amazonia+10 revela pistas sobre la Amazonia de hace millones de años
Científicos y equipo de apoyo alrededor del caparazón de Stupendemys geographicus (foto: Ufac/USP/Unicamp)
Por Bruna Bopp | Agência FAPESP – Un fósil raro y sorprendentemente bien preservado de una tortuga gigante que vivió entre 10.8 y 8.5 millones de años atrás, durante el Mioceno, fue encontrado en la región de Boca dos Patos, en el municipio de Assis Brasil, estado de Acre, en la Amazonia brasileña.
El hallazgo fue realizado por un grupo de investigación liderado por los profesores y paleontólogos Carlos D’Apolito Júnior, de la Universidad Federal de Acre (Ufac), y Annie Schmaltz Hsiou, de la Universidad de São Paulo (USP), coordinadores del proyecto “Nuevas fronteras en el registro fósil de la Amazonia suroccidental”, financiado por la convocatoria Expediciones Científicas de la Iniciativa Amazonia+10 – programa del Consejo Nacional de las Fundaciones Estatales de Apoyo a la Investigación (Confap), con recursos del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), de la FAPESP y de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Acre (Fapac).
“Hemos encontrado el caparazón de la mayor tortuga de agua dulce que jamás existió, la Stupendemys geographicus”, cuenta Hsiou, quien estudia la región desde hace casi 20 años. El caparazón hallado estaba incompleto, a partir de la zona de la cintura, y presentaba grandes dimensiones, de aproximadamente 1.70 metros de ancho. “Estimamos que este caparazón, en particular, llegaría a medir casi 3 metros de largo. Está entre los mejor conservados que se han encontrado de esta especie, un registro espectacular de esta supertortuga que vivió durante el Mioceno en la Amazonia brasileña.”
La diversidad de fósiles de la región suroccidental amazónica se conoce desde hace más de un siglo y medio, e incluye yacimientos consolidados a lo largo de barrancos y márgenes de los principales ríos de la región, especialmente en el estado de Acre. “El problema es que, por lo general, encontramos fósiles muy fragmentados”, explica D’Apolito Jr. “Es común hallar fragmentos de caparazón, restos de huesos nunca o rara vez articulados y, sobre todo, de animales pequeños, que son más fáciles de conservar completos. Encontrar animales grandes así, bien preservados, fue una sorpresa. Ahora será posible comparar con registros de otros lugares, como por ejemplo Venezuela, que tiene un material más completo de esta especie. Finalmente podremos descifrar si se trata de la misma especie o si existía otra diferente.”
El investigador compara este hallazgo con el de otros grandes reptiles encontrados en la región, como los caimanes amazónicos. “No es exactamente igual, claro, pero en 1986 se descubrió un cráneo completo de Purussaurus brasiliensis, un caimán gigante, el mayor que ha existido. A partir de ese fósil se realizaron estudios para describirlo, estimar su tamaño y la de su mordida. Lo considero una excelente comparación, precisamente porque se trata de reptiles que vivieron en la misma región, en la misma época, un periodo ambiental muy distinto, más cálido, con mucha más agua disponible, donde había lagos y ríos gigantescos.”
La época geológica del Mioceno (de 23 millones a 5 millones de años atrás) es conocida por su rica fauna acuática y terrestre, además de ser la cuna de diversas líneas evolutivas amazónicas. “Por lo tanto, cuanto más nos adentremos en este intervalo geológico, más vamos a comprender cómo se formó la biodiversidad en la Amazonia y cómo los cambios climáticos provocaron extinciones y transformaciones en la región”, concluye Hsiou.
Expedición Boca dos Patos
El trabajo de campo exigió un gran esfuerzo logístico. El equipo, formado por 16 personas —diez investigadores, cinco barqueros y una cocinera— tardó un día entero en subir y bajar por el río hasta llegar al lugar de la excavación. “El río seco es la principal dificultad. Tuvimos que detenernos muchas veces para empujar la embarcación hasta encontrar un tramo más profundo y poder navegar”, recuerda D’Apolito Jr. La expedición tenía un plazo máximo de seis días, porque las aguas podrían bajar demasiado y haría aún más difícil el regreso. “Tuvimos muchísima suerte, porque este fósil fue encontrado el primer día”, celebra el investigador.
La recolección del material duró cuatro días, entre la excavación, la preparación de la “camisa” de yeso para preservar el caparazón, la extracción y el transporte fluvial hasta la ciudad de Assis Brasil, a unas siete horas en barco desde allí, para luego continuar hacia el campus principal de la Ufac en Rio Branco, la capital estatal. “Si no lo hubiéramos encontrado a tiempo, el material, sin duda, se habría perdido. Cuando llueve y el lecho seco del río se inunda, el agua se lo lleva todo. No quedaría nada o muy poco del estado de preservación en el que hallamos el caparazón”, advierte el investigador.
La tortuga fue transportada en una base improvisada hecha con madera cortada por los barqueros, en su mayoría ribereños y residentes de la ciudad de Assis Brasil. La interacción con las comunidades locales, de hecho, es uno de los ejes del proyecto. “La colaboración con ellos es fundamental para descubrir nuevos fósiles y nuevas especies nunca antes descritas – lo que solo eran conocidas por el saber de las comunidades tradicionales y originarias. Ahora podemos arrojar luz sobre lo que realmente ocurrió en la proto-Amazonia y también comprender cuál es la relación de estos pueblos con los fósiles”, afirma Hsiou.
Una de las propuestas del trabajo es precisamente vincularse con los habitantes que poseen conocimiento sobre zonas con fósiles y que han actuado como informantes, otorgándoles a ellos y a sus comunidades reconocimiento, además de formación sobre la preservación del patrimonio paleontológico regional. “Ya tenemos cierto conocimiento sobre el entendimiento que tienen los indígenas del Alto Río Juruá acerca de los fósiles”, comenta la investigadora. “Sabemos del respeto que sienten por los fósiles que encuentran en las orillas de los ríos. Existe una especie de devoción hacia este material. Nuestra intención es profundizar aún más en la educación ambiental y en la concientización sobre la importancia de preservar tanto la biodiversidad actual como la pasada. Ellos son los guardianes de esos lugares.”
Durante la expedición a la región de Boca dos Patos también hubo contacto con la comunidad indígena local de la Aldea dos Patos, del pueblo Manchineri. “Fuimos a pedir permiso y a mostrar que estábamos allí. No trabajamos en territorio indígena propiamente dicho, pero ellos fueron a acompañar nuestro trabajo de excavación”, relata D’Apolito Jr.
Próximos pasos
El fósil de Stupendemys geographicus fue trasladado a la Ufac en Rio Branco, donde será sometido a análisis científicos y luego pasará a integrar la colección de fósiles de la universidad. Una de las directrices de la convocatoria Expediciones Científicas, por la que se financia el proyecto “Nuevas fronteras en el registro fósil de la Amazonia suroccidental”, es justamente que el material recolectado en los trabajos de campo sea catalogado y registrado en instituciones amazónicas, como forma de preservar el patrimonio local.
“La colección de la Ufac cuenta con casi 10 mil fósiles y la gran mayoría fue descubierta en lugares cercanos. Al ir a zonas más remotas, aumentamos la posibilidad de encontrar materiales que aún no están en el acervo o que, aunque ya conocidos, estén mejor preservados y aporten más información taxonómica. Así podremos entender mejor cómo era la Amazonia en el pasado, cómo la fauna y la flora evolucionaron y se adaptaron a los cambios climáticos”, comenta D’Apolito Jr.
El objetivo del proyecto es seguir explorando otros ríos en Acre y en el sur del estado de Amazonas, una de las principales unidades geológicas dentro de la Formación Solimões. “Después de esta supertortuga, tenemos grandes expectativas de encontrar fósiles mucho más interesantes en estos lugares más inhóspitos y poco explorados”, dice Hsiou.
También destaca la importancia de la cooperación entre instituciones. “Tengo una sólida colaboración con investigadores de la Ufac. Todos mis proyectos financiados por la FAPESP, desde el primero [Auxilio a la Investigación] Joven Investigador, tratan sobre fósiles de la Formación Solimões, del suroeste de la Amazonia brasileña, o de la Amazonia Occidental”, comenta. “Ya hemos producido juntos numerosos artículos científicos y tenemos un gran enfoque en la formación de recursos humanos, compartiendo investigaciones y materiales, y también realizando intercambios entre estudiantes de la USP y la Ufac”, celebra la investigadora.
The Agency FAPESP licenses news via Creative Commons (CC-BY-NC-ND) so that they can be republished free of charge and in a simple way by other digital or printed vehicles. Agência FAPESP must be credited as the source of the content being republished and the name of the reporter (if any) must be attributed. Using the HMTL button below allows compliance with these rules, detailed in Digital Republishing Policy FAPESP.