En entrevista concedida a la Agência FAPESP, Monteiro desarrolló los temas abordados en su conferencia, conectando la trayectoria histórica de Cabo Verde con los dilemas que enfrentan hoy los países en desarrollo (foto: Phelipe Janning/Agência FAPESP)
Eurídice Monteiro, exsecretaria de Educación Superior de Cabo Verde, pronunció la 5ª Conferencia FAPESP 2025. Y defendió la ciencia como herramienta de liberación — anclada en las contribuciones africanas, la justicia cognitiva y la integración Sur-Sur
Eurídice Monteiro, exsecretaria de Educación Superior de Cabo Verde, pronunció la 5ª Conferencia FAPESP 2025. Y defendió la ciencia como herramienta de liberación — anclada en las contribuciones africanas, la justicia cognitiva y la integración Sur-Sur
En entrevista concedida a la Agência FAPESP, Monteiro desarrolló los temas abordados en su conferencia, conectando la trayectoria histórica de Cabo Verde con los dilemas que enfrentan hoy los países en desarrollo (foto: Phelipe Janning/Agência FAPESP)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La socióloga y politóloga Eurídice Monteiro actúa en múltiples frentes: como investigadora, profesora, gestora, articuladora de redes internacionales y novelista. Se ha esforzado por convertir la educación superior caboverdiana en un instrumento de soberanía nacional, transformación social y diálogo intercontinental.
En la 5ª Conferencia FAPESP 2025, cuyo tema fue “Acceso Libre al Conocimiento: Desafíos y Oportunidades en África”, afirmó: “Procuro pensar el acceso libre al conocimiento no solo como un problema de distribución, sino como un imperativo de justicia epistémica y soberanía cognitiva. Es necesario romper con la lógica que transforma a África en mero objeto de investigación científica. África debe ser reconocida como sujeto epistémico — productora legítima de saberes e interpretaciones sobre el mundo”.
En la apertura del evento, el vicepresidente de la FAPESP, Carmino Antonio de Souza, en representación del presidente Marco Antonio Zago, señaló que “una de las funciones de la ciencia es romper con desigualdades estructurales – y eso solo es posible si damos visibilidad a las experiencias y voces de los países del Sur Global”. En la mesa también participaron Carlos Vogt, profesor emérito de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp) y expresidente de FAPESP, y Oswaldo Baffa Filho, coordinador de la Comisión Organizadora de las Conferencias y Escuelas Interdisciplinarias FAPESP.
En entrevista concedida a la Agência FAPESP, Monteiro desarrolló los temas explorados en su conferencia, conectando la trayectoria histórica de Cabo Verde con los dilemas que enfrentan hoy los países en desarrollo. Según ella, la independencia de Cabo Verde en 1975 fue el inicio de un proceso de construcción cultural y epistémica que aún continúa. “La lucha por una voz propia en el campo del conocimiento global pasa por deconstruir estructuras que históricamente relegaron a nuestros científicos a la condición de meros proveedores de datos”, afirmó.
A continuación, la entrevista completa.
Agência FAPESP – La independencia de Cabo Verde en 1975 estuvo marcada desde el inicio por una profunda dimensión cultural. Transcurrido medio siglo, ¿cómo interpreta usted, hoy, ese proceso?
Eurídice Monteiro – La experiencia caboverdiana es interesante: un archipiélago de origen volcánico en la costa occidental de África, compuesto por diez islas y habitado actualmente por unas 500 mil personas. Poblado desde el siglo XV, en el contexto de la expansión marítima europea, Cabo Verde fue el primer territorio tropical colonizado por europeos, asumiendo un papel central como enclave en el tráfico atlántico de esclavizados bajo dominio portugués. Su trayectoria histórica está marcada por vulnerabilidades estructurales –largos períodos de sequía, hambre y alta mortalidad– que moldearon profundamente sus formas de organización social y sus posibilidades de desarrollo autónomo. Cabo Verde se presenta como un ejemplo paradigmático de los dilemas que enfrentan las naciones periféricas en la afirmación de su soberanía educativa, cultural y científica. La lucha por una voz propia en el campo del conocimiento global pasa, en este caso, no solo por superar las limitaciones materiales, sino también por desmontar las estructuras epistémicas que históricamente relegaron a espacios como Cabo Verde a la condición de objeto de estudio y no de productor legítimo de saber.
Agência FAPESP – ¿Cuál es el papel de la educación superior en la consolidación de esa soberanía cultural y epistémica?
Monteiro – La independencia de Cabo Verde, en 1975, constituyó un hito decisivo en la afirmación de la identidad cultural y en la emancipación social de la nación. En este momento, lo que falta es la emancipación epistémica. Si bien hoy es incuestionable el papel central de la ciencia y la tecnología en el bienestar de las sociedades, también resulta evidente que el impacto del conocimiento es tanto mayor cuanto más enraizado esté en los contextos en que se produce y aplica. En ese sentido, es imperativo el involucramiento activo de los científicos caboverdianos en la producción científica, no solo como consumidores de conocimiento global, sino como protagonistas en la generación de saberes pertinentes, críticos y transformadores. La educación superior, como espacio de producción y difusión del conocimiento, tiene la responsabilidad tanto de formar profesionales e investigadores comprometidos con las especificidades de sus territorios y abiertos al mundo, como de impulsar una producción científica anclada en la realidad caboverdiana y orientada por un pensamiento crítico, autónomo y en diálogo internacional. El campo académico y científico debe asumir de forma consciente y proactiva su papel fundamental en la generación de conocimiento endógeno, reconociendo que los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) poseen dinámicas y desafíos propios, que exigen enfoques concebidos desde adentro, y no simplemente la importación acrítica de ciencia y tecnología producidas en otros contextos.
Agência FAPESP – Usted tiene una trayectoria que transita entre la sociología, la política, la literatura y la gestión pública. ¿En qué medida su formación y experiencia reflejan el proyecto de un conocimiento descolonizado, orientado a los contextos africanos y lusófonos?
Monteiro – Es responsabilidad de la generación del posindependencia asumir un papel activo en la construcción de conocimientos plurales, descentralizados y verdaderamente emancipadores. Esta es una generación que no carga con la memoria directa del colonialismo, de las sequías o de las hambrunas que marcaron profundamente la historia de Cabo Verde, y crece con un acceso sin precedentes al mundo y al conocimiento. Es precisamente esta posición privilegiada la que otorga a los jóvenes el poder –y el deber– de pensar el futuro de forma crítica e innovadora. A pesar de las dificultades que aún existen para la producción científica en el país, nos corresponde, como generación más joven, asumir el protagonismo en la definición de agendas y en la construcción de políticas científicas sólidas, inclusivas y orientadas al desarrollo sostenible que deseamos.
Agência FAPESP – En los últimos años se ha discutido cada vez más, en las universidades, la “descolonización del saber”. Esto ha llevado, incluso, a la relectura de autores de referencia como Aimé Césaire (1913-2008), Frantz Fanon (1925-1961) y Amílcar Cabral (1924-1973). ¿Cómo resuena esta idea en la educación superior caboverdiana y qué estrategias se están adoptando para promoverla de manera concreta?
Monteiro – Descolonizar el pensamiento va más allá de la lectura de los clásicos anticoloniales: exige también la apertura a múltiples lecturas, narrativas y formas de conocimiento que reflejen la diversidad y la riqueza cultural de Cabo Verde, del continente africano y del mundo en general. Para transformar ese camino más concreto y accesible, es esencial garantizar a los estudiantes e investigadores mejores condiciones de acceso al conocimiento, especialmente mediante la expansión y democratización no solo de las bibliotecas físicas, sino también de las bibliotecas digitales. Solo así podremos construir un espacio académico verdaderamente inclusivo, donde todos puedan leer el mundo desde el lugar en el que están.
Agência FAPESP – La Asociación Internacional de Ciencias Sociales y Humanas en Lengua Portuguesa (AILPcsh), de la cual usted fue presidenta, tiene como misión fortalecer los vínculos académicos entre los países de lengua portuguesa. ¿Qué avances se han logrado en este ámbito y cómo contribuye esto a la autonomía intelectual de los países africanos lusófonos?
Monteiro – Tratándose de una asociación científica, de carácter interdisciplinario y comprometida con el fortalecimiento del desarrollo científico desde y con la lengua portuguesa, es por medio de la diplomacia científica que comunidades como esta se consolidan. La creación de puentes entre investigadores, instituciones y culturas permite no solo la circulación del conocimiento, sino también el reconocimiento de la ciencia como un instrumento de diálogo, cooperación y transformación social entre los países.
Agência FAPESP – El Repositorio Científico de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) es señalado como una de las iniciativas que buscan democratizar el acceso a la producción científica. ¿Cuál es el impacto de esta herramienta en la construcción de una ciencia abierta, inclusiva y conectada con las realidades locales?
Monteiro – El fortalecimiento de los repositorios científicos en la CPLP es tanto un desafío como una oportunidad estratégica. Algunos países de la CPLP aún no cuentan con repositorios nacionales consolidados o, cuando los tienen, no son plenamente accesibles. El apoyo mutuo entre los Estados miembros en la construcción y consolidación de estos espacios de difusión del conocimiento, así como la creación de repositorios científicos comunes, es fundamental para asegurar el libre acceso a la producción bibliográfica dentro de esta amplia comunidad lingüística — y también para proyectar dicha producción más allá de ella. Garantizar la accesibilidad y visibilidad del conocimiento producido en portugués es un paso decisivo para la afirmación epistémica de los países lusófonos en el escenario científico global.
Agência FAPESP – Usted defiende cambios importantes en la estructura de la educación superior en Cabo Verde, incluidas reformas administrativas y legislativas. ¿En qué medida estas acciones se articulan con el proyecto histórico de un Estado africano soberano, moderno y socialmente justo?
Monteiro – Cabo Verde, como pequeño Estado insular, enfrenta un conjunto complejo de desafíos —geográficos, lingüísticos, culturales y estructurales— que no deben seguir siendo leídos como limitaciones permanentes, sino como catalizadores de reinvención. La insularidad, lejos de ser una carga, puede convertirse en un eje estratégico para proyectar nuevas formas de pensar el desarrollo, el conocimiento y la ciudadanía en el contexto africano y atlántico. La educación superior caboverdiana se encuentra hoy en un punto de inflexión. Ya no puede seguir funcionando como reproductora de modelos exógenos y de lógicas académicas descontextualizadas. Debe, en cambio, convertirse en un espacio de producción de pensamiento crítico, enraizado en las realidades del país y la región, y comprometido con la transformación social. En ese contexto, debe asumir un doble compromiso: por un lado, responder de forma crítica y creativa a las necesidades culturales, sociales, económicas y ambientales del país; por otro, articularse con dinámicas regionales y globales, potenciando intercambios y fortaleciendo alianzas internacionales que fortalezcan la calidad de la enseñanza y la investigación científica. La ambición de posicionar a Cabo Verde como una plataforma regional de conocimiento e innovación requiere, por un lado, inversión pública y privada con responsabilidad social, políticas públicas coherentes y colaboraciones internacionales basadas en la equidad y no en la dependencia; y exige, por otro, rupturas valientes con la dependencia tecnológica y con la idea de que solo el conocimiento proveniente del exterior es válido. Reafirmo aquí que romper el vínculo de la dependencia epistémica es fundamental; en su lugar, es necesario invertir en redes colaborativas justas, fomentar alianzas equitativas y construir políticas científicas que prioricen el conocimiento como bien común.
Agência FAPESP – ¿Cómo se encaja la transformación digital en este proceso?
Monteiro – En un tiempo marcado por la transformación digital, por la aceleración de las desigualdades y por la urgencia climática, el país no puede seguir postergando las reformas estructurales y legislativas que exige la educación superior. Es fundamental crear una política de educación superior digitalmente robusta, territorialmente inclusiva y epistemológicamente plural. Debemos pasar de ser un país emisor de estudiantes y de fuga de cerebros a un país receptor de estudiantes, de atracción de profesionales y de producción científica. Estas reformas deben reducir los costos de la educación superior, ampliar el acceso a la educación a distancia con calidad y garantizar una conexión orgánica entre la formación universitaria y la investigación científica comprometida con los problemas reales de la sociedad. Por eso, reformar la educación superior no es solo una cuestión funcional o técnica: es un gesto visionario y estratégico de afirmación nacional. Se trata de consolidar la soberanía intelectual como base de una independencia efectiva, y de forjar un Estado democrático que no repita los errores del pasado ni los mitos del progreso importado, sino que construya sus propios caminos. Frente a los desafíos contemporáneos de la transformación digital, Cabo Verde no puede seguir reproduciendo modelos rígidos y excluyentes. La digitalización y la educación a distancia representan oportunidades concretas para democratizar el acceso a la educación superior, sobre todo en contextos insulares donde la movilidad interna es limitada y los costos educativos son elevados. Para ello, es urgente una reforma legislativa profunda, que no se limite a ajustar estructuras, sino que repiense el propio sentido y propósito de la universidad en el siglo XXI. Las reformas estructurales y legales deben estar guiadas por un principio de justicia social y equidad territorial, buscando reducir las desigualdades en el acceso a la educación superior, reforzar la conectividad tecnológica, apoyar la investigación científica y promover prácticas pedagógicas más participativas, plurales e inclusivas.
Agência FAPESP – La cuestión de la empleabilidad también ha estado en el centro de sus iniciativas para la juventud. ¿Cómo puede la educación superior preparar a los estudiantes no solo para el mercado laboral, sino también para el ejercicio activo de la ciudadanía?
Monteiro – Para que la formación superior sea verdaderamente relevante, debe alinearse con las necesidades estructurales del país, con las oportunidades reales y emergentes —tanto a nivel local como global— y, sobre todo, articularse con una visión más amplia del desarrollo humano, social y cultural. En ese sentido, la educación superior en Cabo Verde debe asumir una misión doble: responder a las exigencias del presente, formando profesionales preparados para enfrentar los desafíos económicos, tecnológicos y ambientales; y, al mismo tiempo, cultivar un proyecto formativo que libere, que dignifique y que contribuya a la construcción de un país más justo, democrático y solidario.
Agência FAPESP – El lugar de las mujeres en la vida pública caboverdiana es otro tema de gran importancia. ¿Qué desafíos persisten? ¿Y cómo pueden las universidades ser espacios de promoción de la igualdad y del liderazgo femenino en el continente africano?
Monteiro – A pesar de los avances en el acceso de las mujeres a la educación y su participación en el mercado laboral, persisten profundas asimetrías de poder, invisibilizaciones históricas y barreras estructurales que siguen limitando el papel de las mujeres en los espacios de decisión e influencia. La presencia femenina en la educación superior, aunque numéricamente significativa en algunas áreas, no se traduce automáticamente en igualdad de oportunidades ni en protagonismo real en los centros de poder académico y científico. La permanencia de las mujeres en las universidades no puede leerse solo como una estadística de acceso. Es necesario transformar las estructuras institucionales, los currículos, los modelos de liderazgo y las culturas organizacionales que continúan reproduciendo lógicas patriarcales, elitistas y excluyentes. Tener alumnas, técnicas e investigadoras es importante, pero insuficiente si no son también reconocidas como lideresas legítimas, tomadoras de decisiones estratégicas y productoras de conocimiento con impacto social. Es urgente garantizar que las mujeres estén representadas —con voz y poder— en todas las dimensiones de la vida universitaria y científica: en las direcciones, en los consejos científicos, en los proyectos de investigación, en las áreas tecnológicas y en los espacios de innovación y política académica. Esto no se logra con presencia simbólica, sino con compromiso institucional, políticas de igualdad sólidas y una visión de justicia cognitiva y social. El futuro, incierto y desafiante, exige resiliencia, pensamiento crítico y coraje para imaginar alternativas. Las universidades deben ser lugares donde las mujeres no solo se preparen para ese futuro, sino que lo construyan activamente — en diálogo con las comunidades y con los grandes desafíos globales.
Agência FAPESP – Al mirar hacia el futuro, ¿cuáles son, en su opinión, los mayores desafíos y principales apuestas? ¿Y qué papel puede desempeñar la cooperación con Brasil en ese camino?
Monteiro – Al mirar hacia el futuro, los mayores desafíos no son solo técnicos o económicos, sino profundamente estructurales y civilizatorios. Cabo Verde, como muchos países africanos, enfrenta la urgencia de construir un modelo de desarrollo que sea simultáneamente sostenible, justo y soberano. Esto exige enfrentar grandes obstáculos, como las desigualdades sociales, la fragilidad ambiental, la dependencia externa, la fuga de cerebros y la exclusión de las juventudes y las mujeres de los centros de decisión. Uno de los desafíos centrales está en la valorización del conocimiento como base de la transformación social. La apuesta debe centrarse en la formación de las próximas generaciones. Esto significa reforzar el papel de las universidades, invertir en ciencia y tecnología, descolonizar los currículos y democratizar el acceso al conocimiento. Otra apuesta urgente es la construcción de comunidades resilientes, capaces de enfrentar los impactos del cambio climático, la crisis económica global, la inestabilidad política y las desigualdades territoriales. Tales comunidades solo se fortalecen con políticas públicas integradas, participación ciudadana y una profunda valorización de la cultura, la solidaridad y la cohesión social. En este proceso, la cooperación con Brasil puede desempeñar un papel estratégico y diferenciador. Como país del Sur Global, con raíces históricas, lingüísticas y culturales comunes, Brasil es un socio con potencial para promover una cooperación equitativa, solidaria y centrada en el fortalecimiento mutuo. La experiencia brasileña en áreas como la educación superior, la ciencia y la tecnología, la salud pública, las políticas sociales y la cultura puede ser particularmente relevante. Más que una transferencia de modelos, lo que se busca es la construcción de puentes para la creación conjunta de soluciones. La cooperación Cabo Verde–Brasil puede ser un ejemplo de cooperación Sur-Sur transformadora, centrada en valores de justicia social, diversidad y soberanía cognitiva.
La 5ª Conferencia FAPESP 2025, “Acceso Libre al Conocimiento: Desafíos y Oportunidades en África”, puede verse íntegramente en: www.youtube.com/watch?v=fWsPLs_eUjM.
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