Alencar: “La biodiversidad es la base de los servicios ecosistémicos, que mantienen nuestras vidas funcionando” (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
El tema fue debatido durante el primer evento de la serie Conferencias FAPESP 2025, que tuvo como invitada a la directora de Ciencia del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía, Ane Alencar
El tema fue debatido durante el primer evento de la serie Conferencias FAPESP 2025, que tuvo como invitada a la directora de Ciencia del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía, Ane Alencar
Alencar: “La biodiversidad es la base de los servicios ecosistémicos, que mantienen nuestras vidas funcionando” (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Al mismo tiempo que es fuertemente afectada por los cambios climáticos, la biodiversidad también es clave para combatir este problema. Mientras los eventos climáticos extremos han provocado el desplazamiento y la reducción de especies, son los llamados servicios ecosistémicos y las soluciones basadas en la naturaleza —ambos dependientes de una biodiversidad saludable— los que pueden garantizar las transformaciones propuestas en las agendas de adaptación y mitigación de la crisis climática.
“La biodiversidad es la base de los servicios ecosistémicos, que mantienen nuestras vidas funcionando. Regula el agua, el clima, el suelo, la polinización y la seguridad alimentaria. Por lo tanto, la biodiversidad está conectada tanto con la agenda de mitigación y adaptación climática como con la de justicia climática [relacionada con el hecho de que los impactos del cambio climático afectan a distintos grupos sociales de maneras e intensidades diferentes]”, afirmó Ane Alencar, directora de Ciencia del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (Ipam).
La investigadora habló sobre la necesidad de una mayor integración de la biodiversidad en la agenda climática durante la conferencia “Contribuciones para la COP-30: La biodiversidad en la agenda climática”, que inauguró el 28 de marzo la serie Conferencias FAPESP 2025.
“Los ecosistemas desempeñan un papel fundamental en la absorción y eliminación del CO₂ [dióxido de carbono] de la atmósfera. Evitar la deforestación, por lo tanto, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. Y restaurar los ecosistemas resulta en la reducción del carbono en la atmósfera – un efecto importante de mitigación del cambio climático”, añadió.
En cuanto a la agenda de adaptación, Alencar destacó que soluciones como la restauración de laderas, por ejemplo, protegen contra desastres, garantizan agua de calidad y permiten la producción de alimentos con un uso mínimo de herbicidas, lo que tiene un efecto positivo en la salud humana.
Debate con la comunidad científica
El evento también reunió a especialistas e integrantes de los comités científicos de algunos programas temáticos de la Fundación —entre ellos el Programa FAPESP para el Atlántico Sur y la Antártida (PROASA), el Programa FAPESP de Investigación sobre Cambios Climáticos Globales (PFPMCG), el Programa FAPESP de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA) y la Iniciativa Amazonía+10— para discutir y proponer estrategias desde la comunidad científica para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-30), que se celebrará en noviembre en Belém, capital del estado amazónico de Pará.
Simone Vieira, investigadora del Núcleo de Estudios e Investigaciones Ambientales de la Universidad Estatal de Campinas (Nepam-Unicamp) y miembro de la coordinación de BIOTA, destacó que la palabra biodiversidad solo aparece tres veces en la carta enviada a la comunidad internacional por el presidente de la COP-30, el embajador André Corrêa do Lago.
El documento, de 11 páginas, fue publicado el 10 de marzo y presenta la visión de la Presidencia brasileña sobre el proceso de la COP-30, además de hacer un llamado a todos los países para trabajar en conjunto contra el cambio climático.
“Lo que ocurre es que el clima no existe sin biodiversidad. Es la biodiversidad la que produce el clima, y el clima estructura la biodiversidad. Por lo tanto, no es posible desconectar una cosa de la otra”, afirmó Vieira.
De acuerdo con Carlos Joly, profesor emérito de la Unicamp, el principio de “responsabilidad común pero diferenciada” respecto al cambio climático —base de las negociaciones en el marco de la Convención-Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático— es motivo de disputa entre los representantes de países desarrollados y en desarrollo dentro del foro.
El concepto, establecido en la Cumbre de la Tierra de Río en 1992, exige una mayor participación (financiera) de los países desarrollados, que históricamente han generado la mayor parte del CO₂ presente en la atmósfera. Sin embargo, no existe ese mismo principio en el ámbito de la biodiversidad.
Según Joly, desde hace al menos 20 años se viene discutiendo la necesidad de integrar el clima y la biodiversidad en el debate, ya que se sabe que ambas agendas deben estar interconectadas. “Brasil no es el único país con esta visión separada. Hay otros que también han bloqueado la posibilidad de realizar COPs conjuntas o de crear grupos de trabajo conjuntos entre representantes de las distintas convenciones”, afirmó.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) —organismos científicos que elaboran informes sobre la situación del clima y la biodiversidad, respectivamente, para fundamentar la toma de decisiones políticas— organizaron un taller conjunto y elaboraron informes que evidencian cómo ambas agendas están entrelazadas.
“Sin embargo, el informe necesitaba ser aprobado en las plenarias por los países, y Brasil se opuso a su aprobación porque combinaba ambos temas. Brasil autorizó un take note, es decir, reconoció que el documento existe, pero lo envió a la estantería”, relató.
Ane Alencar advirtió que uno de los efectos de mantener separadas las agendas de clima y biodiversidad en las discusiones ambientales es la no inclusión de los incendios forestales entre los compromisos que Brasil debería asumir en la COP-30.
“Los incendios forestales no se contabilizan en el inventario de emisiones de gases de efecto invernadero. A nivel mundial, se los considera un fenómeno natural. Pero los incendios en selvas tropicales no son naturales. Es cierto que pueden verse agravados por fenómenos climáticos, como ocurrió en 2024. Pero esta es una agenda que debemos llevar a la COP-30, ya que los incendios están aumentando en la Amazonía y el 65 % de las emisiones por fuego son tardías. Y después de que pasa el incendio, los árboles mueren”, afirmó la investigadora.
La COP-30 también será el tema central de otras cinco Conferencias FAPESP ya programadas para este año, que serán impartidas por: David Obura (IPBES), el 25 de abril, Ima Vieira (Museo Paraense Emilio Goeldi, Belém), el 29 de abril, Thelma Krug (IPCC), el 30 de mayo; Denise Duarte (Universidad de São Paulo – USP), el 27 de junio; y Helena Nader (Academia Brasileña de Ciencias – ABC), el 29 de agosto.
El evento del 28 de marzo puede verse completo en: www.youtube.com/watch?v=rcn9iQTnccE.
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