La copa de un árbol de palo de sapo (Leonia glycycarpa) en fructificación. Esta especie, listada entre las hiperdominantes de la Amazonia, existe fundamentalmente en la selva tropical inundable (bosques de vegas y de aguas negras o igapós). Durante el período de crecidas de los ríos, pierde completamente sus hojas y produce frutos que los peces comen (foto: Bruno Garcia Luize)
Esta estimación, publicada en la revista Nature, indica que el 2,24 % de las variedades arbóreas de la Amazonia, África y el sudeste asiático corresponde al 50 % de los 800.000 millones de árboles del bioma tropical. La lista de hiperdominantes, como se les denomina, ayuda a los científicos a medir con mayor precisión procesos como el del almacenamiento de carbono
Esta estimación, publicada en la revista Nature, indica que el 2,24 % de las variedades arbóreas de la Amazonia, África y el sudeste asiático corresponde al 50 % de los 800.000 millones de árboles del bioma tropical. La lista de hiperdominantes, como se les denomina, ayuda a los científicos a medir con mayor precisión procesos como el del almacenamiento de carbono
La copa de un árbol de palo de sapo (Leonia glycycarpa) en fructificación. Esta especie, listada entre las hiperdominantes de la Amazonia, existe fundamentalmente en la selva tropical inundable (bosques de vegas y de aguas negras o igapós). Durante el período de crecidas de los ríos, pierde completamente sus hojas y produce frutos que los peces comen (foto: Bruno Garcia Luize)
Por André Julião | Agência FAPESP – Las alrededor de 46.000 especies de árboles tropicales son sumamente raras en su inmensa mayoría y no exceden el 10 % de los ejemplares existentes en dicho bioma. Por otra parte, la mitad de los árboles de las zonas de los trópicos pertenecen a solamente 1.053 especies (o el 2,24 %). Estas estimaciones se dieron a conocer en un artículo publicado en la revista Nature, con las firmas de los integrantes de un consorcio internacional de científicos, entre ellos uno brasileño apoyado por la FAPESP.
“Las especies dominantes poseen un rol fundamental en la estructura de la selva. Les suministran recursos a otras plantas y a hongos y animales. Uno de los aportes de este estudio consistió en señalar la existencia de algunas pocas especies que constituyen una grande parte de los ejemplares. De este modo, podemos realizar mediciones y elaborar estadísticas más confiables acerca del funcionamiento del ecosistema”, explica Bruno Garcia Luize, quien realizó este trabajo como parte de su posdoctorado en el Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (IB-Unicamp), con beca de la FAPESP.
Los autores utilizaron bancos de datos públicos referentes a la composición de fragmentos de bosques de la Amazonia, África y el sudeste asiático. A esas áreas, normalmente de una hectárea, se las denomina parcelas. Se determinó una parte de las parcelas amazónicas analizadas en el estudio y Garcia Luize incluyó sus datos en los bancos de datos durante su maestría realizada en el Instituto de Investigaciones de la Amazonia (Inpa), en la ciudad de Manaos, y en su doctorado en el Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista (IB-Unesp), en la localidad de Rio Claro, también con beca de la FAPESP.
En total se analizaron 1.097 parcelas en la Amazonia, 368 en África y 103 en el sudeste asiático, que totalizaron un muestreo de poco más de un millón de árboles con diámetro de al menos 10 centímetros en grandes macizos forestales. Del total de árboles, en un 93,3 % de los casos quedaron identificados según sus especies.
“En la Amazonia estamos bastante avanzados en estas redes de inventarios forestales colaborativos que hacen posible efectuar inferencias y extrapolaciones como ésta. Con los datos de otras selvas tropicales, tenemos ahora una dimensión más global”, comenta el investigador.
Las hiperdominantes
Aparte de determinar el porcentaje de especies hiperdominantes, tal como se les denomina a las que componen la mitad de los ejemplares de cada bosque tropical, los investigadores lograron determinar los nombres de las aquéllas que probablemente sean las más comunes en cada una de las áreas analizadas.
En la Amazonia, por ejemplo, algunas de las posibles especies hiperdominantes identificadas fueron el coco manteco (Eschweilera coriacea), con su corteza gruesa y que puede llegar a los 35 metros de altura; dos especies de asaí (Euterpe oleracea y E. precatoria), conocido por sus frutos y por sus palmitos bastante consumidos en Brasil, y el jacarandá parapará (Jacaranda copaia), la única especie de jacarandá ampliamente distribuida en la Amazonia.
Los árboles del género Eschweilera se listaron como las especies posiblemente más comunes en la Amazonia (foto: Dick Culbert/Wikimedia Commons)
Entre los árboles amazónicos, las hiperdominantes suman un 2,2 % de las especies. Las mismas proporciones se observaron en el fragmento cubierto de selva tropical del continente africano, en las partes oeste, central y este (el 2,2 % de las especies suma el 50 % de todos los árboles), y en el sudeste asiático, desde Birmania, en el oeste, hasta Célebes, en el este de Asia (un 2,3 %). La consistencia en la proporción de especies hiperdominantes les llamó la atención a los investigadores, pues indica una cantidad razonable de especies a las que podrá conocerse mejor a corto y a mediano plazo.
Según las estimaciones, 299 especies componen el 50 % de los 344.000 millones de árboles existentes en la Amazonia. En la parte tropical del continente africano, son 104 especies que componen la mitad de los 113.000 millones de árboles tropicales en doseles cerrados. En el sudeste asiático, los científicos arribaron a la cifra de 278 especies responsables de la mitad de los 129.000 millones de árboles.
Garcia Luize hace la salvedad de que no entraron en este estudio otros bosques tropicales como el Bosque Atlántico y el de Chocó, en América del Sur, ni datos de América Central, Nueva Guinea y Micronesia, que no se hallaban disponibles durante la concreción del estudio. Una estimación más robusta será posible, según comenta, cuando se incluyan esas regiones.
No obstante, el investigador recuerda que este estudio aporta importantes señalamientos referentes a especies que pueden constituir el enfoque de estudios de autoecología, cuando se analiza de qué manera entran en interacción con otras especies y con el ambiente.
“Eso sin contar las estimaciones de almacenamiento de carbono de esos árboles, una información esencial para los cálculos de emisiones y captura de los gases de efecto invernadero responsables de los cambios climáticos”, explica.
Según Simon Lewis, docente de la University College of London y uno de los coordinadores de la investigación, el hecho de poner el foco sobre algunas centenas de árboles comunes, en lugar de en miles de especies sobre las cuales no se sabe casi nada, puede hacer posible nuevas maneras de entender los bosques tropicales.
“Esto no quiere decir que se niegue la importancia de las especies raras: requieren de una atención especial para su protección. Pero los aportes rápidos e importantes en conocimiento provendrán de las investigaciones sobre las especies más comunes”, dijo el investigador en un informe para la prensa.
Este trabajo, coordinado por investigadores de la universidad británica, cuenta con 356 autores. Aparte de Garcia Luize, participaron por Brasil científicos del Inpa, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), de la Universidad de São Paulo (USP) y de la Unicamp, aparte de universidades e institutos de investigación federales y estaduales con sedes en los estados amazónicos y en otras regiones de Brasil.
Puede leerse el artículo intitulado Consistent patterns of common species across tropical tree communities en el siguiente enlace: www.nature.com/articles/s41586-023-06820-z.
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