Una cría de carpincho con parálisis de las patas traseras pocos días antes de morir de encefalitis causada por el virus de la rabia en Ilha Anchieta, en el litoral del estado de São Paulo (foto: Fundación Forestal)
La variante detectada en Ilha Anchieta, en el municipio de Ubatuba, era la misma que portan los murciélagos vampiros comunes, que probablemente se alimentaron de la sangre de los roedores en un momento de alteración del hábitat
La variante detectada en Ilha Anchieta, en el municipio de Ubatuba, era la misma que portan los murciélagos vampiros comunes, que probablemente se alimentaron de la sangre de los roedores en un momento de alteración del hábitat
Una cría de carpincho con parálisis de las patas traseras pocos días antes de morir de encefalitis causada por el virus de la rabia en Ilha Anchieta, en el litoral del estado de São Paulo (foto: Fundación Forestal)
Por André Julião | Agência FAPESP – Tres carpinchos fueron encontrados muertos en Ilha Anchieta, en el municipio de Ubatuba (estado de São Paulo, Brasil), entre diciembre de 2019 y enero de 2020. Y dos de los ejemplares exhibían signos de parálisis de sus patas traseras antes de morir. Los análisis de sus cerebros, realizados en el Instituto Pasteur, en la ciudad de São Paulo, determinaron la causa de la muerte de esos animales: encefalitis causada por el virus de la rabia.
Este tercer informe de casos de rabia en carpinchos en el mundo, y el segundo en Brasil, salió publicado en la revista Veterinary Research Communications. En el referido estudio, que contó con el apoyo de la FAPESP, también se detectó que la variante del virus hallada en los tres animales es la misma presente en los murciélagos vampiros comunes (Desmodus rotundus).
“En los últimos años se ha venido registrando un incremento de la cantidad de casos informados de rabia en animales silvestres. Esto posiblemente está relacionado con los trastornos ambientales que desequilibran el ecosistema en donde viven los murciélagos”, explica Enio Mori, investigador del Instituto Pasteur, un organismo de la Secretaría de Salud del Estado São Paulo, y coordinador del estudio.
Otro caso reciente fue el de una zarigüeya infectada con el virus y hallada muerta en Campinas (lea más en: agencia.fapesp.br/50883/).
Los casos de Ilha Anchieta, un parque estadual situado en el municipio de Ubatuba, ocurrieron poco después de las obras que se realizaron en las ruinas existentes en esa isla en el año 2019, cuando se refaccionó el tejado de una construcción y los murciélagos perdieron temporalmente sus refugios.
“En momentos como ése, se produce un gran estrés en las colonias y hay muchas peleas entre los murciélagos. Así es como pueden transmitirse la rabia unos a otros, con lo cual se elevan las probabilidades de que también se la transmitan a los animales silvestres de los cuales se alimentan, como los carpinchos”, comenta Mori, quien también es docente del Programa de Posgrado en Patología Experimental y Comparada de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de São Paulo (FMVZ-USP).
En general, el desmonte también hace su aporte al aumento de los casos de rabia. La disminución de la cantidad de animales silvestres, que sirven como fuente de alimento original de los murciélagos vampiros comunes, hace que los mismos salgan en busca de otros mamíferos de los cuales alimentarse: animales domésticos o incluso los seres humanos. Esto incrementa el riesgo de transmisión de la rabia a nuevos hospedantes.
Las variantes
El personal de la Fundación Forestal, encargado de la administración del Parque Estadual de Ilha Anchieta, fue el que se deparó con los carpinchos muertos. Se enviaron entonces muestras de sus cerebros al Instituto Pasteur, que integra una red de laboratorios abocada a la realización de diagnósticos para la vigilancia epidemiológica de la rabia utilizando material que remiten los centros de control de zoonosis de los municipios.
Primeramente, como prueba de selección, los investigadores y técnicos concretaron la detección de antígenos para el virus de la rabia en el tejido cerebral. Los tres casos dieron resultados positivos para la enfermedad.
Luego se procedió a aislar el virus como prueba confirmatoria. Una de las muestras se encontraba sumamente deteriorada, lo que impidió la realización de dicho análisis, pero sí pudo secuenciarse el genoma de la partícula vírica. Todas las muestras confirmaron la presencia de la misma variante que portan los murciélagos vampiros comunes, lo que indica una probable transmisión ocasionada por mordeduras.
El único caso anterior de rabia de carpinchos en Brasil se había publicado en 1985. En el mundo, solamente se informó acerca de otro caso en el norte de Argentina, en el año 2009. Y únicamente en el estudio actual se concretó la tipificación de la variante vírica encontrada.
No existen informes de casos de rabia humana transmitida por carpinchos. No obstante, generalmente los accidentes en los cuales personas han sido mordidas por estos animales han causado grandes lesiones. Aún no se sabe si la saliva de los carpinchos contiene el virus, tal como sucede con los murciélagos, que son reservorios del patógeno.
“Por eso mismo, la vigilancia epidemiológica debe proseguir, a los efectos de entender el papel de los carpinchos en el ciclo del virus, entre otras cosas. Es muy posible que estos animales sean los hospedantes finales, que se mueren sin transmitirles el virus a otros animales. Pero para confirmarlo debemos realizar nuevos estudios”, afirma el investigador.
Puede leerse el artículo intitulado Rabies in free-ranging capybaras (Hydrochoerus hydrochaeris) on Anchieta Island, Ubatuba, Brazil en el siguiente enlace: link.springer.com/article/10.1007/s11259-024-10558-y.
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