Los científicos realizaron ensayos en los cuales sometieron a la cepa resistente de L. amazonensis a la acción de otros dos medicamentos a los cuales el paciente no había sido expuesto: miltefosina y paromomicina (crédito: Elizabeth Magiolo Coser y Bianca Alves Ferreira)
Las pruebas realizadas en la Universidad de Campinas confirman que el aislado de Leishmania amazonensis proveniente de una persona de 46 años resiste a la acción del medicamento anfotericina B
Las pruebas realizadas en la Universidad de Campinas confirman que el aislado de Leishmania amazonensis proveniente de una persona de 46 años resiste a la acción del medicamento anfotericina B
Los científicos realizaron ensayos en los cuales sometieron a la cepa resistente de L. amazonensis a la acción de otros dos medicamentos a los cuales el paciente no había sido expuesto: miltefosina y paromomicina (crédito: Elizabeth Magiolo Coser y Bianca Alves Ferreira)
Por Thais Szegö | Agência FAPESP – Al analizar muestras de un paciente de 46 años residente en el estado de Maranhão, en Brasil, científicos detectaron por primera vez en el país la existencia de una cepa circulante del parásito Leishmania amazonensis resistente a la anfotericina B, uno de los fármacos utilizados en el tratamiento contra la leishmaniasis cutánea.
Esta enfermedad se caracteriza por la aparición de lesiones en la piel que persisten durante meses, pero que pueden curarse. Pero en el caso al que se hace referencia, el individuo presentaba la forma difusa de la leishmaniasis cutánea, considerada rara, de difícil tratamiento y asociada a una respuesta inmunitaria inadecuada del organismo.
Asimismo, el paciente padecía una coinfección con el virus VIH (causante del sida), lo que hizo que el combate contra el cuadro se volviera más difícil aún. Ya se había sometido a tratamientos previos infructuosamente, al mostrarse refractario al esquema terapéutico con dos medicamentos que comúnmente se aplica contra la leishmaniasis en Brasil: con antimoniato de meglumina, que fue la primera elección para el tratamiento de la enfermedad durante varias décadas, pese a su baja tasa de eficacia, y anfotericina B, que compone una de las pocas opciones existentes en el país para tratar la leishmaniasis cutánea difusa.
Por este motivo, los investigadores decidieron realizar ensayos in vitro e in vivo con la cepa aislada del paciente para testear su sensibilidad a la anfotericina B. “En el modelo in vivo, utilizamos ratones infectados con el parásito aislado y tratados con anfotericina B, y aparte habían sido sometidos a la acción de otros dos medicamentos a los cuales el paciente no había sido expuesto: miltefosina y paromomicina”, comenta Adriano Cappellazzo Coelho, profesor asistente del Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (IB-Unicamp), en el estado de São Paulo, y coordinador del estudio.
Los resultados de esta investigación, apoyada por la FAPESP en el marco de cuatro proyectos (16/21171-6, 20/01948-1, 19/22175-3 y 22/06176-2), se publicaron en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases.
Los científicos compararon los resultados obtenidos en los ensayos in vitro e in vivo con test realizados con otra cepa de la misma especie sabidamente sensible a estos medicamentos. Y de este modo arribaron a la conclusión de que la cepa proveniente del paciente analizado exhibió resistencia a la anfotericina B en ambos casos. En tanto, en el análisis realizado con los fármacos con los cuales el paciente no había sido tratado previamente (miltefosina y paromomicina), los animales respondieron al tratamiento de manera similar a los infectados con la cepa sensible a esos fármacos, lo que demuestra que la diferencia residía en la respuesta a la anfotericina B.
“De esta forma, nuestro trabajo demostró por primera vez la existencia de una cepa circulante en Brasil que es resistente a la anfotericina B. Como es una de las pocas opciones contra la leishmaniasis cutánea difusa, esto señala la necesidad urgente de salir en busca de fármacos alternativos para combatir esta parasitosis, ya que la falla en el tratamiento de la leishmaniasis constituye un serio problema de salud pública en Brasil”, afirma Cappellazzo Coelho.
En América Latina el registro indica que hubo más de un millón de casos de leishmaniasis cutánea entre los años 2001 y 2021, de los cuales el 37 % se notificó en Brasil. Pese a que la cifra de casos en el país disminuyó un 14,3 % de 2017 a 2021, más de 15.000 registros se concretaron en 2021, provenientes de casi todos los estados brasileños, especialmente de la región amazónica. Los principales factores de riesgo asociados esta la enfermedad son el sexo masculino, la precariedad de las viviendas y las viviendas cercanas a áreas selváticas, que están predominantemente asociadas a la existencia de moscas de la subfamilia Phlebotominae, que hacen las veces de vectores responsables de la transmisión de la leishmaniasis.
Puede leerse el artículo intitulado Amphotericin B resistance in Leishmania amazonensis: In vitro and in vivo characterization of a Brazilian clinical isolate en el siguiente enlace: journals.plos.org/plosntds/article?id=10.1371/journal.pntd.0012175.
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