Marcio de Castro, Domenico Fornara, Vahan Agopyan, Marco Antonio Zago, Raiane Assumpção y Carlos Gilberto Carlotti Jr. (foto: Karina Toledo/Agência FAPESP)
Las compañías participan actualmente en un 15 % de la investigación colaborativa a cargo de científicos paulistas e italianos, según lo señalan los datos que se dieron a conocer en un evento organizado por la FAPESP
Las compañías participan actualmente en un 15 % de la investigación colaborativa a cargo de científicos paulistas e italianos, según lo señalan los datos que se dieron a conocer en un evento organizado por la FAPESP
Marcio de Castro, Domenico Fornara, Vahan Agopyan, Marco Antonio Zago, Raiane Assumpção y Carlos Gilberto Carlotti Jr. (foto: Karina Toledo/Agência FAPESP)
Por Elton Alisson | Agência FAPESP – El 15 % de la investigación colaborativa que llevan a cabo investigadores del estado de São Paulo y de Italia cuenta con la participación de empresas. A los efectos de fortalecer e impulsar el aumento de esta interacción entre científicos paulistas y compañías italianas que operan en São Paulo, la FAPESP realizó el pasado día 14 de junio el seminario “Día de Italia. Las universidades, las empresas y el gobierno: la creación de un ecosistema”. El referido evento formó parte de las celebraciones relacionadas con los 150 años de inmigración italiana en Brasil.
“La idea es recordar esta fecha no solamente celebrando aquello que construimos en el pasado y nuestras raíces comunes, que por supuesto que son sumamente importantes, sino también para debatir qué necesitamos hacer para invertir más en nuestros intercambios bilaterales. En este sentido, la investigación y la innovación en colaboración con empresas son esenciales”, le dijo a Agência FAPESP Domenico Fornara, cónsul general de Italia en São Paulo.
De acuerdo con datos presentados durante el evento por Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP, la cooperación científica y tecnológica entre universidades e institutos de investigación con sede en el estado de São Paulo y empresas de origen italiano ha generado durante los últimos tres años la publicación anual de más de 200 artículos científicos.
“El impacto de esta producción es de altísima calidad. Equivale a 11 veces el promedio mundial y el 19 % de esa producción aparece citado en documentos de políticas de referencias, publicados por instituciones como la ONU [la Organización de las Naciones Unidas], la Organización Mundial de la Salud [la OMS] y la FAO [la agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura]”, subrayó.
Las áreas de actuación de las empresas italianas con mayor nivel de cooperación con científicos del estado de São Paulo son las de la salud, la energía y la agricultura. Así y todo, la meta consiste en extrapolar la colaboración hacia empresas de otros sectores, según sostuvo Zago.
“Estamos tomando decisiones tendientes a expandir la cooperación con empresas de áreas tecnológicas, de ingeniería y del sector automotor, entre otros.”
En la lista de las áreas con mayor potencial de incremento en la interacción se encuentran las del transporte sostenible, la transición energética, la inteligencia artificial, la tecnología de la información, las ciencias de la vida, la ingeniería de materiales y la ingeniería aeroespacial, tal como lo enumeró Fornara.
Domenico Fornara, cónsul general de Italia en São Paulo (foto: Concepta McManus/Agência FAPESP)
Según el diplomático, de las más de 1.000 empresas italianas presentes en Brasil, el 60 % tiene base en el estado de São Paulo. Entre ellas se encuentra el fabricante de neumáticos Pirelli.
La empresa está desde hace 94 años presente en Brasil, y tiene en Campinas una de sus mayores fábricas del mundo. “Hemos inaugurado ahora dos laboratorios de investigación, uno orientado hacia materiales y otro a la innovación indoor. Asimismo, contamos con un centro de investigación abierto sobre asfalto, en donde se realizan ensayos en asociación con las automotrices”, dijo Mario Batista, vicepresidente de la empresa en Brasil.
Algunos temas de investigación de interés actual de la empresa son los neumáticos para coches eléctricos, que son distintos a los de automóviles alimentados con combustible, además del caucho natural y el reciclado de neumáticos inservibles. Este residuo actualmente se incinera. Pero la idea es que se pueda empleárselo en el asfalto y para la generación de energía.
“Éste es un campo en el cual estimo que el acercamiento con la FAPESP, que ya existe, debe intensificarse. Existe un potencial muy grande de acercamiento”, sostuvo el ejecutivo.
En tanto, la transición energética y el pronóstico de los eventos climáticos extremos son algunos de los principales focos sobre los que recae la colaboración en investigación de Enel Brasil (controlada por el grupo italiano Enel) con las universidades e institutos de investigación, afirmó el presidente de la empresa, Guilherme Lencastre.
“Debemos dirigir la mirada hacia los eventos climáticos, apuntar a tener una mayor previsibilidad y a entender mejor cómo están ocurriendo, qué está cambiando, cuáles son nuestras infraestructuras más críticas y cómo protegerlas. Es un camino que podemos construir con las universidades, que poseen los mejores conocimientos en el área. Aspiramos a unir fuerzas”, añadió el ejecutivo.
Los instrumentos de apoyo
Algunos instrumentos que la FAPESP pone a disposición y que pueden aplicarse para fomentar la colaboración en la investigación científica realizada con empresas italianas son los programas de Centros de Investigación Aplicada (CPA, en portugués), de Apoyo a la Investigación en Asociación para la Innovación Tecnológica (PITE) y de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE), según lo consignó Eduardo Zancul, miembro de la Coordinación Adjunta de Investigación para la Innovación de la FAPESP.
“La FAPESP apoya la investigación en colaboración entre las universidades y las empresas, y también la investigación aplicada, en la cual se desarrollan los proyectos con la mira puesta en aplicaciones prácticas y definidas a mediano y largo plazo. Estos proyectos prevén la transferencia de sus resultados a las empresas. La FAPESP no toma parte en la propiedad intelectual”, explicó.
El programa CPA, por ejemplo, apoya las investigaciones en colaboración entre universidades y empresas en las cuales estas últimas plantean un desafío tecnológico y se constituye un centro de investigación con una perspectiva a largo plazo, orientado a desarrollar soluciones referentes al problema planteado.
“Estos centros se orientan de acuerdo con problemas complejos, por eso su perspectiva debe apuntar a largo plazo, con una vigencia de diez años. La empresa y la FAPESP cofinancian las investigaciones”, dijo Zancul.
Actualmente hay 27 CPA en actividad, que han recibido inversiones por más de 570 millones de reales. Entre ellos se encuentra Centro de Innovación en Nuevas Energías (CINE), puesto en marcha por la FAPESP, Shell Brasil, las universidades de Campinas (Unicamp) y de São Paulo (USP) y el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen) en 2018.
La misión de dicho centro es producir conocimiento en la frontera de la investigación científica y simultáneamente transferir tecnología al sector empresarial. Las investigaciones podrán generar resultados que Shell utilizará para crear startups o entablar asociaciones con otras empresas.
“Contamos con un socio reciente, que es el banco Itaú. La primera etapa del centro redundó en casi 500 publicaciones científicas, que obtuvieron más de 5.000 citas, además de diversas propiedades intelectuales y algunas startups”, dijo Marcos Gonçalves Quiles, docente de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) e investigador asociado del CINE.
Desde el lado de Italia, se está negociando un nuevo protocolo ejecutivo bilateral que es estratégico con el objetivo de expandir la colaboración en investigación científica entre ambos países a otras áreas, sostuvo Fornara.
Dicho protocolo prevé la realización de un programa trienal de apoyo a proyectos propuestos para concretarse en colaboración por dos centros de investigación, uno de Brasil y el otro de Italia. En la última edición del programa, que comprendió el período 2021-2024, se brindó apoyo a ocho proyectos de investigación sobre temas tales como la producción de electricidad e hidrógeno verde y la nanotecnología de polímeros para el tratamiento de enfermedades transmitidas por vectores.
“Es un instrumento sumamente útil que tenemos con los más importantes socios internacionales en el sector de innovación, bajo el paraguas del protocolo ejecutivo bilateral en debate para el período 2025-2027. Estamos abocados al proceso de determinación de los sectores”, dijo el cónsul.
Brasil es el quinto socio académico de Italia en el mundo, según lo consignó Fabio Naro, agregado científico de la embajada de Italia. “Las universidades italianas mantienen más colaboraciones con Brasil que con muchos otros países europeos”, comparó.
El país europeo ha venido realizando esfuerzos tendientes a promover la imagen de una nación también innovadora. “Italia es conocida por las artes, la moda, la comida y los coches, pero no es suficientemente reconocida y percibida como un país que es el corazón de la innovación. Fuimos el tercer país en poner un satélite en órbita [después de Estados Unidos y de la extinta Unión Soviética] y en donde surgieron muchas empresas e innovaciones durante los últimos 2.000 años”, subrayó Fornara.
También participaron en el evento el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación del estado de São Paulo, Vahan Agopyan; Carlos Gilberto Carlotti Junior, rector de la USP; Raiane Patrícia Severino Assumpção, rectora de la Unifesp; Ana Beatriz Oliveira, rectora de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar); Dácio Matheus, rector de la Universidad Federal del ABC (UFABC); Marco Túlio Vasconcelos, rector de la Universidade Presbiteriana Mackenzie; Anderson Correia, director ejecutivo del Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT); Marcio de Castro Silva Filho, director científico de la FAPESP; Fernando Menezes, director administrativo de la FAPESP, y Carmino Antonio de Souza, miembro del Consejo Superior de la FAPESP.
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