Las alteraciones del clima podrán transformar la vegetación de la referida zona al cabo de cuatro décadas volviéndola más dispersa y rastrera (foto: Giancarlo Zorzin)
Entre los principales impactos sobre el bioma conocido con el nombre de Caatinga se encuentran la sustitución de los árboles por la vegetación rastrera y la disminución de la cantidad de especies prácticamente en toda su extensión. Estas proyecciones se basan en un informe del IPCC y en información proveniente de un banco de datos inédito cuya creación estuvo a cargo de científicos de Brasil
Entre los principales impactos sobre el bioma conocido con el nombre de Caatinga se encuentran la sustitución de los árboles por la vegetación rastrera y la disminución de la cantidad de especies prácticamente en toda su extensión. Estas proyecciones se basan en un informe del IPCC y en información proveniente de un banco de datos inédito cuya creación estuvo a cargo de científicos de Brasil
Las alteraciones del clima podrán transformar la vegetación de la referida zona al cabo de cuatro décadas volviéndola más dispersa y rastrera (foto: Giancarlo Zorzin)
Por Julia Moióli | Agência FAPESP – Las principales consecuencias de los cambios climáticos en la Caatinga –el bioma de la región nordeste de Brasil caracterizado por su clima semiárido o de estepa y por su vegetación decidua y espinosa– incluyen la pérdida de especies, el reemplazo de plantas raras por otras más generalistas, la homogeneización de un 40 % del paisaje y la tendencia a exhibir un clima más árido todavía en el futuro. Este pronóstico surge de un estudio cuyos resultados se publicaron en el Journal of Ecology.
Científicos brasileños vinculados a las universidades de Campinas (Unicamp), Federal de Paraíba (UFPB), Federal de Pernambuco (UFPE) y Federal de Viçosa (UFV), y al Instituto Federal de Goiás (IFG), estudiaron información recabada en colecciones científicas y proveniente de herbarios y de la literatura para compilar un banco de datos inédito, con más de 400 mil registros de existencia de alrededor de 3.000 especies de plantas de este bioma. Aparte de su distribución geográfica, los investigadores reunieron información sobre la forma de crecimiento de las especies vegetales (gramíneas, herbáceas, arbustivas, arbóreas o suculentas), del clima y del suelo en donde existen. Y también calcularon la proporción de especies arbóreas en cada sitio con relación a las no arbóreas.
Con modelos evaluados y validados, diferentes tipos de algoritmos estadísticos e inteligencia artificial, se realizaron más de un millón de proyecciones con las posibles respuestas de las especies de la Caatinga a los cambios climáticos del futuro.
“Nuestros pronósticos se basaron en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), del año 2021, que contiene simulaciones sobre el clima del planeta”, explica Mario Ribeiro de Moura, investigador de la Unicamp y autor del trabajo. “Pero es necesario recordar que no sabemos de qué manera se comportará la humanidad de ahora en adelante, por eso contemplamos dos escenarios: en el escenario optimista, surgirán tecnologías con capacidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y volver factible el Acuerdo de París [que prevé limitar el aumento de la temperatura media global a un máximo de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales], en tanto que, en el escenario pesimista, los índices de desforestación, el uso de combustibles fósiles y el crecimiento poblacional se mantendrán elevados sin que se avance en lo que hace a la innovación.”
Los resultados de este estudio, financiado por la FAPESP en el marco de dos proyectos (22/12231-6 y 21/11840-6), indican que el 99 % de las comunidades de plantas de la Caatinga experimentará pérdidas de especies para el año 2060. El clima del futuro en la zona sería aún más cálido y seco, con lo cual se volverá más difícil y tendrá mayor impacto sobre los árboles, que serían reemplazados por una vegetación de bajo porte, especialmente por gramíneas, debido a su facilidad de expandirse y crecer. Como consecuencia de ello, se verán afectados también los servicios ecosistémicos que suministra la vegetación a las poblaciones, tales como la fotosíntesis, la renovación del aire y el almacenamiento de carbono. Las famosas existencias de carbono existen bajo la forma de la biomasa vegetal acumulada en los troncos, las raíces y las hojas. Y por supuesto, son mayor en los árboles.
Estos eventos serán más visibles en las áreas montañosas tales como las de Chapada Diamantina y Chapada del Araripe, en el sur y en el centro-norte del bioma respectivamente. La explicación de esto es sencilla: a medida que el clima se vuelve más caluroso, las especies de las laderas se desplazan hacia lo alto de las montañas para seguir existiendo en una zona más satisfactoria climáticamente. En tanto, las de las zonas más altas terminan por extinguirse. “Para el bioma en general vislumbramos 50 especies de plantas extintas en el escenario optimista y 250 especies en el escenario pesimista”, dice Ribeiro de Moura. “Ambos escenarios son muy malos.”
Con todo esto, el 40 % de la región padecerá una simplificación de su composición, con una pérdida de especies raras. “Es como si tomásemos el paisaje y lo pusiésemos en una licuadora para homogeneizarlo.”
Los proyectos de mitigación
Con esos datos en sus manos, la idea de los investigadores apunta a que la interlocución entre los distintos niveles de gobierno pase a considerar los planes de conservación a macroescala, con una visión a largo plazo. El diseño de este tipo de estrategias es importante tanto para mitigar los efectos de los cambios climáticos como para detener otros tipos de impactos de origen humano, tales como el desmonte, la destrucción de hábitats y la degradación y la exposición del suelo.
“Los proyectos que recuperen la conectividad del paisaje en áreas sujetas a los impactos del cambio climático, por ejemplo, aumentan las posibilidades de que las especies que viven allí logren dispersarse en el transcurso del tempo hacia regiones más adecuadas, ya sea a través de animales o a través del viento”, dice Ribeiro de Moura. “Por otra parte, si generamos demasiados impactos sobre la biodiversidad de la zona a causa de la degradación y el desmonte de la vegetación natural, el uso generalizado de agrotóxicos o la caza, comprometemos aún más los recursos que tendremos de ahora en adelante.”
Puede leerse el artículo intitulado Pervasive impacts of climate change on the woodiness and ecological generalism of dry forest plant assemblages en el siguiente enlace: besjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/1365-2745.14139.
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