Científicos de la Universidad de São Paulo analizaron muestras aéreas captadas cerca del hospital escuela de dicha institución y observaron que cuanto mayor es la presencia de estos materiales en suspensión, más alta es la carga de partículas virales. Estos datos sugieren que el SARS-CoV-2 se une a los mismos, lo que facilitaría su entrada al organismo humano (foto: PIRO/Pixabay)

Los microplásticos suspendidos en el aire pueden favorecer la propagación del COVID-19
29-09-2022
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Científicos de la Universidad de São Paulo analizaron muestras aéreas captadas cerca del hospital escuela de dicha institución y observaron que cuanto mayor es la presencia de estos materiales en suspensión, más alta es la carga de partículas virales. Estos datos sugieren que el SARS-CoV-2 se une a los mismos, lo que facilitaría su entrada al organismo humano

Los microplásticos suspendidos en el aire pueden favorecer la propagación del COVID-19

Científicos de la Universidad de São Paulo analizaron muestras aéreas captadas cerca del hospital escuela de dicha institución y observaron que cuanto mayor es la presencia de estos materiales en suspensión, más alta es la carga de partículas virales. Estos datos sugieren que el SARS-CoV-2 se une a los mismos, lo que facilitaría su entrada al organismo humano

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Científicos de la Universidad de São Paulo analizaron muestras aéreas captadas cerca del hospital escuela de dicha institución y observaron que cuanto mayor es la presencia de estos materiales en suspensión, más alta es la carga de partículas virales. Estos datos sugieren que el SARS-CoV-2 se une a los mismos, lo que facilitaría su entrada al organismo humano (foto: PIRO/Pixabay)

 

Por Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – Existe una correlación entre la cantidad de microplásticos presentes en el aire y la del virus causante del COVID-19. Científicos de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, captaron a comienzos de este año muestras aéreas en los alrededores del Hospital de Clínicas (HC) –el complejo hospitalario administrado por la Facultad de Medicina (FM) de dicha universidad– y observaron que los filtros con mayor cantidad de microplásticos también exhibían una carga mayor de partículas genómicas del SARS-CoV-2. Los resultados de ese estudio, publicado en la revista Environmental Pollution, sugieren que el referido virus puede unirse a las partículas de microplásticos suspendidas en el aire, lo que facilitaría su entrada en el cuerpo humano.

Para arribar a esta conclusión, los investigadores pusieron filtros de captación de la polución del aire en tres lugares situados cerca del HC (en el ambiente exterior). Al analizar las muestras, cuantificaron las partículas de ARN viral y de contaminación suspendidas en el aire.

“Sabemos que el plástico es un transportador de patógenos, y esto no es distinto en el caso del SARS-CoV-2. Ese material en partículas en suspensión atrae o es atraído por el virus, y ambos pueden entonces mantenerse ‘pegados’. Nuestro estudio no demostró molecularmente esa aproximación, pero probamos que existe una correlación matemática: donde había más microplásticos, también había más virus”, dijo Thais Mauad, docente del Departamento de Patología de la FM-USP y coordinadora de la investigación.

El estudio se llevó a cabo durante el posdoctorado de Luís Fernando Amato-Lourenço y contó con financiación de la FAPESP en el marco de dos proyectos (19/03397-5 y 19/02898-0).

Tal como lo explican los investigadores, los microplásticos se generan durante el largo proceso de descomposición del plástico, que puede durar más de cien años. En el transcurso del tiempo, las micropartículas se van desprendiendo de cortinas, muebles o de cualquier otro objeto elaborado con plástico. Al ser diminutas, permanecen suspendidas en el aire, en donde pueden unirse a otras micropartículas (de polución y de patógenos, por ejemplo); y puede inhalárselas.

En trabajos anteriores, el grupo había demostrado que en las superficies plásticas los virus duran más tiempo: 72 horas, en el caso del SARS-CoV-2. “El patógeno causante del COVID-19 es altamente transmisible. Nuestro estudio sugiere que las partículas víricas pueden unirse a los microplásticos suspendidos en el aire y permanecer entonces durante más tiempo viables; y, por ende, con mayores chances de entrar en el cuerpo humano”, explica Mauad.

El material en partículas presente en el aire se analizó en un microscopio de fluorescencia. La composición polimérica (distintos tipos de plásticos) se caracterizó mediante microespectroscopía de infrarrojo. Y la carga viral se cuantificó vía test de PCR en tiempo real, el mismo tipo de prueba que se aplica en el diagnóstico del COVID-19.

Hubo resultados positivos para el SARS-CoV-2 en 22 de las 38 muestras recolectadas (un 57,8 %) en los tres sitios cercanos al HC. El poliéster fue el polímero más frecuente, presente en un 80 % de los casos.

Omnipresente

El grupo que Mauad coordina también había demostrado que en la ciudad de São Paulo hay más microplásticos en suspensión en los ambientes cerrados que en los espacios abiertos. Ese trabajo, publicado en el periódico científico Science of The Total Environment, fue el primero en el que se investigó la cantidad, la composición química y las características morfológicas de los microplásticos en el aire exterior y en interiores en la megaciudad de São Paulo.

Al implementar 20 puntos de captación de aire en el área externa de la FM-USP (cerca de la agitada avenida Dr. Enéas Carvalho de Aguiar, en la zona oeste de la ciudad) y con 20 muestras extraídas de despachos situados en el interior de ese edificio, los investigadores constataron que existía una mayor concentración de microplásticos en el ambiente interior que en el exterior. Así y todo, cabe remarcar que todas las muestras captadas exhibían la presencia de ese material.

Los investigadores también verificaron diferencias en la composición de las muestras tomadas en ambos tipos de ambientes: las fibras de poliéster (en el 100 % de las muestras), de polietileno (59 %) y de polipropileno (26 %) fueron los polímeros dominantes en los ambientes interiores. En tanto, en las áreas situadas al aire libre las más presentes fueron las fibras de poliéster (76 %) y de polietileno (67 %), y las partículas de tereftalato de polietileno (25 %).

“Este resultado era de esperarse, pues estudios realizados antes en otras ciudades demostraban que existe plástico en el aire y que esto es más común en las áreas internas. Ocurre esto porque vivimos en un mundo plastificado. Hay plásticos dentro de los hogares en los envases, en los muebles, en las alfombras, en las cortinas y en las ropas. Todo es sintético, y en esos ambientes es donde existe menos ventilación”, afirma Amato-Lourenço, en la actualidad investigador de la Universidad Libre de Berlín (Alemania).

Los materiales plásticos poseen una vasta utilización en todo el mundo. Pero su degradación en fragmentos milimétricos –los microplásticos– se ha convertido en una amenaza ambiental global pues contamina el aire, los suelos y los ecosistemas acuáticos, y también perjudica la salud humana.

Mauad hace hincapié en que los estudios sobre los efectos de los microplásticos en el organismo aún son incipientes, pues una de las mayores dificultades de la investigación en este campo consiste en evitar el problema de la contaminación de las muestras. “Aún estamos en mantillas en este tema. Como hay plástico en el aire y en todas partes, hay que cerciorarse de que las muestras no están contaminadas”, comenta.

Con plástico en los pulmones

En un artículo publicado el año pasado en el Journal of Hazardous Materials, el grupo de científicos de la FM-USP demostró en forma inédita que los humanos pueden inhalar las partículas de microplásticos existentes en el aire. Los investigadores identificaron y caracterizaron 33 partículas y cuatro tipos de fibras de polímeros en 13 entre 20 muestras de tejido pulmonar.

El estudio se concretó en colaboración con el Instituto de Química de la USP y el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT, en portugués) del estado de São Paulo. “Logramos probar que existe plástico dentro de los pulmones. Estamos inhalando plástico. Otros grupos de científicos ya habían hallado microplásticos en la sangre y en la placenta. Y en la naturaleza se ha encontrado plástico presente en aves marinas, en ballenas e incluso en los lugares más profundos del océano. Está dejando de considerarse al plástico como un residuo para empezar a vérselo como un contaminante”, afirma Amato-Lourenço.

Otro punto en el cual se debe avanzar, según Mauad, es el del diseño de índices que señalen a partir de qué nivel la inhalación de microplásticos puede ser perjudicial para la salud humana.

“Los microplásticos tienen un impacto muy grande en el propio COVID-19, tal como lo hemos observado más recientemente. Y estamos inhalando plástico. Lógicamente, que esto acarrea consecuencias para la biología de las células pulmonares, pues se trata de un material persistente, que no se degrada ni en la naturaleza ni en el organismo. Pero aún no podemos decir a ciencia cierta qué cantidad inhalada resulta peligrosa para la salud ni qué tipos de plásticos revisten mayores riesgos”, puntualiza la investigadora.

La degradación del plástico y el modo en que este interactúa con otros compuestos también hacen del análisis toxicológico una ecuación compleja. “El plástico se degrada y se convierte en un polímero secundario, que tendrá un comportamiento y una composición distinta si se encuentra en el suelo, en el aire, en el agua o en los organismos. Aún no sabemos si la cantidad hallada representa mucho o poco. Poseemos la tecnología para cuantificarla, pero aún no conocemos su impacto real”, afirma Mauad.

Puede leerse el artículo intitulado Airborne microplastics and SARS-CoV-2 in total suspended particles in the area surrounding the largest medical centre in Latin America en el siguiente enlace: www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0269749121018819?via%3Dihub

En tanto, el estudio llamado Atmospheric microplastic fallout in outdoor and indoor environments in São Paulo megacity se encuentra disponible en el vínculo www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0048969722005423?via%3Dihub

Y puede accederse a la lectura del artículo Presence of airborne microplastics in human lung tissue en: www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0304389421010888.

 

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