Este fue el análisis que efectuaron los participantes en la 9ª Conferencia FAPESP 60 años, quienes pusieron de relieve la merma de recursos públicos destinados a esta finalidad durante los últimos años (foto: Léo Ramos Chaves/Pesquisa FAPESP)

La innovación en la industria es esencial para el crecimiento económico de Brasil
07-04-2022
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Este fue el análisis que efectuaron los participantes en la 9ª Conferencia FAPESP 60 años, quienes pusieron de relieve la merma de recursos públicos destinados a esta finalidad durante los últimos años

La innovación en la industria es esencial para el crecimiento económico de Brasil

Este fue el análisis que efectuaron los participantes en la 9ª Conferencia FAPESP 60 años, quienes pusieron de relieve la merma de recursos públicos destinados a esta finalidad durante los últimos años

07-04-2022
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Este fue el análisis que efectuaron los participantes en la 9ª Conferencia FAPESP 60 años, quienes pusieron de relieve la merma de recursos públicos destinados a esta finalidad durante los últimos años (foto: Léo Ramos Chaves/Pesquisa FAPESP)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – Es necesario recuperar urgentemente la innovación en la industria brasileña para que el país pueda desarrollarse, dinamizar su economía y volverse competitivo. En tal sentido, el Estado debe ampliar los recursos destinados a investigación y desarrollo (I&D) en las empresas y dotarlos de estabilidad y previsibilidad, aparte de crear mecanismos tendientes a estimular la formación de un ecosistema más favorable a la innovación.

Este fue el análisis que realizaron los participantes en la 9ª Conferencia FAPESP 60 años: Industria e Innovación, que tuvo lugar el pasado día 23 de marzo.

Dicho evento forma parte del ciclo de conferencias celebrativas del 60º Aniversario de la creación de la FAPESP, y congregó a expertos con el objetivo de debatir la relevancia de la innovación tecnológica y su centralidad en las agendas de muchas instituciones y de la propia FAPESP.

“Todos reconocen que el origen de la innovación está en la ciencia. El más reciente informe de la OCDE [la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico], sobre las perspectivas de la ciencia, la tecnología y la industria, remarca que, en la medida en que medida que los sectores dependientes del conocimiento siguen expandiéndose y la presión competitiva aumenta, la financiación de la investigación básica por parte de los gobiernos se convierte en un elemento más central para apoyar la investigación y el desarrollo empresarial”, dijo Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP.

No obstante, y contramano de otros países, los recursos públicos destinados a esta finalidad en Brasil vienen cayendo acentuadamente en los últimos años, apuntó Pedro Wongtschowski, miembro del Consejo Superior de la FAPESP, quien es presidente del Consejo de Administración del grupo Ultra y líder de Movilización Empresarial por la Innovación (MEI), una iniciativa de la Confederación Nacional de la Industria (CNI).

“La inversión pública en I&D en Brasil está decreciendo. Varios países han venido aumentando el volumen de sus inversiones con esta finalidad durante los últimos diez años con relación al tamaño de sus economías y de su Producto Interno Bruto [PIB]. Brasil constituye una excepción”, comparó.

Si se suman los gastos públicos y privados en innovación, Brasil invierte actualmente entre el 1 % y el 1,2 % de su PIB en I&D, consignó Wongtschowski.

“Eso es muy poco para el tamaño y la relevancia de Brasil y para las ambiciones que debemos tener en relación con la ciencia y tecnología en el país”, sostuvo.

La intensidad de los gastos en el sector industrial brasileño también ha venido menguando en los últimos años. Los datos de la última Investigación de Innovación (Pintec), realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), mostraron que los gastos de las industrias en Brasil en I&D en términos de porcentajes de facturación se redujeron del 2,37 % en 2011 al 1,65 % en 2017.

La industria de transformación, que representa el 12 % del PIB de Brasil, es responsable de la mitad de las exportaciones brasileñas y de las dos terceras partes de la inversión empresarial en I&D en el país, apuntó el ejecutivo.

“La industria es importante para la economía del país y solamente sobrevivirá a largo plazo si innova, es decir, si se moderniza y atiende las demandas de sostenibilidad que impone el mercado actualmente”, subrayó Wongtschowski.

El sector industrial también les da sustentación a otros dos importantes sectores de la economía brasileña: el agronegocio y el sector de servicios, destacó el ejecutivo.

El agronegocio brasileño no lograría ser competitivo sin activos industriales tales como tractores, cosechadoras, sistemas de irrigación, sensores para la agricultura de precisión y fertilizantes. En tanto, en el sector de servicios, las nuevas soluciones desarrolladas actualmente en el sistema financiero, por ejemplo, dependen de computadoras y de redes de transmisión de datos desarrollados por las industrias, consignó Wongtschowski.

“El dinamismo del agronegocio y del sector de servicios brasileños está directamente vinculado con la existencia de una industria competitiva. Y la industria solamente será competitiva por medio de la innovación”, aseveró.

La carencia de un Estado emprendedor

De acuerdo con Carlos Américo Pacheco, director presidente del Consejo Técnico Administrativo de la FAPESP, la innovación, un tema relativamente reciente en la agenda pública y privada de Brasil, es en la actualidad central para los ministerios de Ciencia y Tecnología y de Economía y para las agencias de fomento de la investigación científica de todo el mundo, como la FAPESP.

“La innovación ha pasado a formar parte de la agenda permanente en Brasil, pero es necesario reconocer que el país no ha hecho las cosas bien en tal sentido”, sostuvo.

“Por más que hayamos realizado un esfuerzo significativo durante los últimos 20 años, el desempeño de Brasil en ese apartado no ha sido satisfactorio”, afirmó Pacheco.

Una de las razones de ello puede ser la falta de un Estado emprendedor, según consignó Jorge Guimarães, director presidente de la Empresa Brasileña de Investigación e Innovación Industrial (Embrapii).

“Si bien Brasil erigió y reunió desde el final de la Segunda Guerra Mundial pilares fundamentales [para estimular la innovación], tales como la disponibilidad de talentos, instituciones académicas fuertes y empresas transnacionales, que existieron desde la década 1950 en el país, no hemos tenido y aún no tenemos un Estado emprendedor”, afirmó Guimarães.

“Seguimos escapándole a la necesidad de que el Estado participe pesadamente en la subvención y en recursos reembolsables en la innovación que exige riesgo. Y las empresas no tomarán dinero prestado para correr el riesgo de crear la innovación”, afirmó.

Las principales agencias de fomento de la investigación científica del país, tales como el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) y la FAPESP, se crearon en el período de posguerra, cuando países como Estados Unidos fijaron la meta de incrementar las inversiones en I&D, subrayó Guimarães.

“Estas agencias de fomento de la investigación básica y de la formación de recursos humanos encararon esos retos con suma eficiencia y en la actualidad existe afianzado en el país un grupo fuerte de entidades con mucha capacidad de afrontar este desafío”, dijo.

A juicio de Fernando Galembeck, coordinador del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Materiales Complejos Funcionales (Inomat) –uno de los INCT financiados por la FAPESP y por el CNPq en el estado de São Paulo–, es necesario que todo el ecosistema brasileño de innovación sea fuerte.

“El elemento más importante en este ecosistema es el talento, es decir: gente capaz de trabajar en equipos diversificadas. Para tener innovación necesitamos aunar muchas capacidades”, afirmó.

Puede accederse al evento completo en el siguiente enlace: fapesp.br/15350.   
 

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