El legado de la pandemia y los proyectos orientados por misiones constituyeron los temas de debate entre directivos de agencias de fomento, instituciones del sector y universidades reunidos por la FAPESP y el Consejo Nacional de Desarrollo Tecnológico. El evento contó con la participación de Mariana Mazzucato, de la University College London (Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP; foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)

Los nuevos desafíos de la investigación científica en Brasil
07-04-2022
PT EN

El legado de la pandemia y los proyectos orientados por misiones constituyeron los temas de debate entre directivos de agencias de fomento, instituciones del sector y universidades reunidos por la FAPESP y el Consejo Nacional de Desarrollo Tecnológico. El evento contó con la participación de Mariana Mazzucato, de la University College London

Los nuevos desafíos de la investigación científica en Brasil

El legado de la pandemia y los proyectos orientados por misiones constituyeron los temas de debate entre directivos de agencias de fomento, instituciones del sector y universidades reunidos por la FAPESP y el Consejo Nacional de Desarrollo Tecnológico. El evento contó con la participación de Mariana Mazzucato, de la University College London

07-04-2022
PT EN

El legado de la pandemia y los proyectos orientados por misiones constituyeron los temas de debate entre directivos de agencias de fomento, instituciones del sector y universidades reunidos por la FAPESP y el Consejo Nacional de Desarrollo Tecnológico. El evento contó con la participación de Mariana Mazzucato, de la University College London (Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP; foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)

 

Por Claudia Izique y Elton Alisson  |  Agência FAPESP – La FAPESP y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil reunieron a directivos de agencias científicas de fomento, institutos de investigación y universidades para debatir un tema que cobra cada vez más importancia en las agendas de financiación de la investigación científica en todo el planeta: la investigación orientada por misiones.

Cuando se apresta a celebrar su 60º aniversario, la FAPESP está definiendo su plan estratégico y el apoyo a investigaciones orientadas por misiones podrá incorporarse como modalidad de fomento. El tema ya se encuentra en la pauta del Consejo Superior de la Fundación. “La implementación de esta temática constituye un nuevo desafío. Requiere examinar las tendencias mundiales y locales y consultar a la sociedad, a los empresarios y a los distintos niveles de gobierno. Resulta crítico escuchar al área pública y a las empresas, y revaluar flujos de análisis y propuestas. Existe una necesidad de asumir otra postura. Y esta otra manera de financiar la investigación científica demanda un cambio de postura de toda la institución”, subrayó Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP.

Este cambio pasa por la elección de la temática e incluso por el método de presentación de cada proyecto de investigación, según sostuvo Zago, quien añadió: “La FAPESP está comprometida con esto y seguirá estándolo. Debemos hacer frente a la prevención de las epidemias que vendrán regularmente. La FAPESP y otras instituciones deberán destinar recursos con miras a mejorar las vacunas, apoyar la transición hacia la economía de bajo carbono y estimular el desarrollo de metodologías de evaluación educativa, entre otras iniciativas.”

“Las misiones no priorizan la investigación aplicada y la innovación en detrimento de la investigación fundamental, básica, sino que constituyen una nueva manera de encuadrar el diálogo entre ellas, galvanizando nuevas formas de colaboración”, explicó Carlos Américo Pacheco, director presidente del Consejo Técnico Administrativo de la FAPESP.

Pese a tener un importante componente de investigación y de nuevos conocimientos –lo que las conecta con las agencias de fomento– las misiones son amplias (“en ocasiones mucho más amplias”, subrayó Pacheco) y requieren también lo que se denomina desarrollo, pruebas de concepto y otras medidas tendientes a alcanzar sus objetivos, tales como la fuerte adhesión del sector público, una regulación específica y nuevas formas de gobernanza. “Por ende, involucran a una amplia gama de actores.”

Las investigaciones orientadas por misiones pautan actualmente algunas iniciativas de la FAPESP, tales como las dos convocatorias emitidas para la constitución de Centros de Ciencia para el Desarrollo, la convocatoria del Programa PROEDUCA, en colaboración con diversas secretarías de gobierno, entre otros colaboradores, y la iniciativa Amazonia+10, en la que toman parte São Paulo y nueve estados de la denominada Amazonia Legal. “Transformamos en realidad el concepto de proyecto orientado a una misión. El trabajo más importante es el de acercamiento de la ciencia a la solución de problemas de la sociedad, de la vida real”, afirmó la secretaria de Desarrollo Económico del Estado de São Paulo, Patricia Ellen.

Un nuevo contrato social entre socios

El seminario organizado por la FAPESP y por el CNPq, cuyo título fue “El impacto de la ciencia en la sociedad y en el avance del conocimiento: los nuevos desafíos de las investigaciones orientadas por misiones”, tuvo precisamente por objeto ampliar el debate y reunir aportes para la formulación de esta nueva política científica de fomento.

Mariana Mazzucato, docente de economía de la innovación y valor público de la University College London, en el Reino Unido, una de las formuladoras del concepto de políticas orientadas por misiones, abrió el seminario con una conferencia online. “Los problemas económicos que muchos países están intentando superar, agravados con la pandemia, están ocurriendo al mismo tiempo que se produce otra crisis muy urgente, que es la del cambio climático”, aseveró.

A su juicio, este panorama, que requiere soluciones urgentes, podría constituir la oportunidad para que los países busquen nuevas formas de inversión, promuevan cambios en las administraciones públicas y establezcan un nuevo contrato social entre actores, compartiendo riesgos y recompensas. “Urge migrar de un proyecto político sumamente reactivo ante las crisis hacia otro más proactivo, orientado por misiones con miras a afrontar los problemas, tales como los ambientales o los de salud”, afirmó.

Mazzucato mencionó el ejemplo del programa Apollo, de la Agencia Espacial Estadounidense (Nasa), que llevó al hombre a la Luna en el año 1969. Ese programa empezó con el rediseño del sistema de compras de la Nasa y la elaboración de un contrato con proveedores privados. “Ellos sabían que tendrían que trabajar no solamente con empresas del sector aeroespacial, sino también con las de los sectores de materiales, software, computación y nutrición, entre otros”, dijo.

Al reconocer que se trataba de una creación colectiva de valor, con riesgos y beneficios compartidos en lugar de costos fijos, los contratos establecían recompensas por la innovación y las mejoras en la calidad de los productos, los procesos y los servicios, y que el retorno de las inversiones debería ser justo. “Sin embargo, se sabía que, de entrada, la Nasa y el Estado deberían afrontar mayores riesgos y efectuar inversiones más intensivas de capital.”

Aparte de llevar al hombre a la Luna, el programa Apollo generó un enorme valor económico y creó diversas oportunidades de comercialización de productos tales como teléfonos con cámaras, colchas con aislamiento térmico, fórmulas alimentarias para bebés y software, entre otros. “Este derrame solamente fue posible debido a todos los problemas que hubo que resolver.”

Esta estrategia de transformar desafíos en misiones, según sugirió la investigadora, debería orientar a los gobiernos en la solución de los problemas listados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, propuestos por la Organización de las Naciones Unidas en la Agenda 2030), ejemplificó. “Es necesaria una nueva manera de pensar la capacidad de nuestras organizaciones públicas.”

Al final de la presentación de Mazzucato, Evaldo Vilela, presidente del CNPq, comentó: “Mariana nos ha planteado la responsabilidad de trabajar con las empresas y con la sociedad. Sin el poder público, podemos muy poco. En el CNPq estamos implementando un plan de actualización para hacer frente a las profundas transformaciones en un mundo que pide más. Abrazamos la idea de las investigaciones orientadas por misiones porque puede desplazar la frontera del conocimiento.”

Los nuevos desafíos: urgencia y escala

Los nuevos desafíos que se plantean para la investigación y las recomendaciones de Mazzucato pautaron los debates posteriores a la disertación de la economista. “Una cuestión relevante consiste en saber de qué manera pueden ir más allá de lo que vienen haciendo históricamente las agencias científicas de fomento”, afirmó Pacheco en la mesa intitulada “Los retos de las investigaciones orientadas por misiones en Brasil”, cuyo moderador fue Jerson Lima Silva, presidente de la Fundación Carlos Chagas Filho de Apoyo a la Investigación Científica de Río de Janeiro (Faperj).

“Sabemos hacer y hacemos bien lo concerniente a la financiación de la investigación científica que se intitula investigator initiative [por iniciativa del investigador]. Pero no vamos más allá de ello. Los proyectos complejos son más difíciles. La FAPESP y el CNPq tienen experiencia en investigaciones de esta naturaleza. Pero los proyectos que combinan iniciativas de los investigadores y propuestas institucionales no son comunes. Los proyectos que van más allá de la investigación, ingresando en el terreno del desarrollo como producción y prueba de concepto, tampoco abundan”, afirmó Pacheco, quien menciona como ejemplo los desafíos en las áreas de educación básica, sostenibilidad, cambios climáticos y cuestiones relacionadas con la Amazonia.

“Creo que uno de los grandes retos de Brasil con relación a las investigaciones orientadas por misiones reside precisamente en posicionar a la Amazonia como uno de los lugares prioritarios”, dijo Márcia Perales, presidente de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de Amazonas (Fapeam). “Necesitamos estructura científica, fomento, recursos humanos, flujos interactivos producentes, universidades e institutos de tecnologías”, añade, listando recursos que, en este momento, “se ubica aquende de lo necesario”.

Para Maria Helena Guimarães de Castro, presidenta del Consejo Nacional de Educación, Brasil entró en el siglo XXI sin haber cumplido con la agenda del siglo XX. “Desde la Constitución de 1988, estamos intentando organizar y superar los problemas de 47 millones de alumnos de la educación básica, el 85 % de ellos en escuelas públicas, y 2,2 millones de docentes”, dijo. “Es importante que la FAPESP haya lanzado la convocatoria PROEDUCA, junto a la Secretaría de Educación del Estado de São Paulo, ya que la mayoría de las investigaciones están a cargo del tercer sector y no de las universidades.”

Pedro Passos, cofundador de la empresa Natura y miembro del Consejo Superior de la FAPESP, sostuvo que las investigaciones orientadas por misiones “van más allá de la investigación científica”. “La búsqueda de soluciones para los problemas del país requiere la reorganización de las instituciones, sentido de urgencia y escala”. Passos considera que, en el caso de la transición hacia la economía de bajo carbono, Brasil cuenta con ventajas comparativas. “Partimos de un estadio más avanzado en lo que concierne a la energía limpia”. Sin embargo, advierte que urge acelerar el marco regulatorio y buscar soluciones de mercado para alinear al país con lo que sucede actualmente en otros países y tener competitividad en el mercado internacional. “Es necesario hacer mucha investigación para encontrar soluciones innovadoras de manera más rápida. Existe una oportunidad que Brasil no puede perder.”

Brasil pospandemia

El impacto económico y social de las investigaciones orientadas por misiones, sobre todo cuando Brasil procura recuperarse de los efectos de la pandemia, requiere la definición de metas claras y métricas tendientes a evaluar los resultados de su implementación. Y este fue el tema de la segunda mesa del seminario –“El impacto de la ciencia pospandemia”–, coordinada por Luiz Davidovich, presidente de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC).

De acuerdo con Davidovich, la pandemia amplificó problemas, “fundamentalmente el de la desigualdad”, lo que derivó en una reflexión crítica sobre el país. “Es necesario pensar en un sistema que abarque a la ciencia básica y sus aplicaciones y fijar prioridades para enfocar las inversiones”, afirmó, y sugirió tres pautas que considera prioritarias: la Amazonia, la Energía Renovable y la Educación Básica. Y recomendó también: “es importante pensar en la divulgación científica, que no debe basarse únicamente en la utilidad, sino también en la motivación de los jóvenes para que sigan la carrera científica”.

Para Fernanda De Negri, investigadora del Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), en un país donde los recursos humanos y económicos para hacer investigación son escasos, la salida consiste en hacer elecciones “con criterio y transparencia”. La ciencia de impacto es aquella que tiene efectos en la vida de la gente, se convierte en referencia para los científicos y fomenta el desarrollo de nuevas tecnologías. Por consiguiente, depende de innovación y del sector productivo. “Pero no se hace ciencia de impacto sin grandes laboratorios de investigación. Y fuera de las universidades, hay pocos en Brasil”, afirmó De Negri, para luego mencionar al Centro de Investigaciones en Energía y Materiales (CNPEM) –en donde está instalado el acelerador de partículas Sirius–, a la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), a la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) y al Instituto de Matemática Pura y Aplicada (Impa).

Maurício Lopes, de Embrapa, dijo que Brasil debe invertir con urgencia en inteligencia estratégica y modelado de futuros. Y citó el ejemplo de la crisis de los fertilizantes. “Sabíamos que urgía terminar con la dependencia de la importación desde hace 40 años. Sin embargo, nos guiamos por la lógica económica, ya que contamos con proveedores que nos los venden por el precio básico. Hasta la próxima crisis.”

La falta de visión estratégica comprometió también la respuesta de Brasil a la pandemia causada por el SARS-CoV-2. “Y este panorama no cambiará. Sabíamos del riesgo de una pandemia. Tenemos una lista de virus listos para causar epidemias. Brasil cuenta con datos, posee un sistema de salud, y no debe quedar a remolque de las prevenciones internacionales”, afirmó Manoel Barral Netto, de la Fiocruz.

Para Marcos Lisboa, del instituto Insper, Brasil debería utilizar metodologías y técnicas ya probadas en otros países para orientar sus políticas públicas. “Discutimos la educación sin discutir la ciencia”, ejemplificó. “Mientras que Chile dedica mucho tiempo a abordar la gestión de las políticas públicas, nosotros no estudiamos los detalles técnicos, no abordamos la evidencia empírica, la evaluación de impactos y los grupos de control.”

El evento completo se encuentra disponible en el canal de Agência FAPESP en YouTube.
 

  Republicar
 

Republicar

The Agency FAPESP licenses news via Creative Commons (CC-BY-NC-ND) so that they can be republished free of charge and in a simple way by other digital or printed vehicles. Agência FAPESP must be credited as the source of the content being republished and the name of the reporter (if any) must be attributed. Using the HMTL button below allows compliance with these rules, detailed in Digital Republishing Policy FAPESP.