Los participantes de la Semana de Arte Moderno del ‘22 en el Hotel Terminus, en São Paulo. De derecha a izquierda: Couto de Barros, Manuel Bandeira, Mário de Andrade, Paulo Prado, René Thiollier, Graça Aranha, Manoel Villaboim, Godofredo Silva Telles, Motta Hijo, Rubem Borba de Moraes, Luiz Aranha, Tácito de Almeida y Oswald de Andrade (foto: Archivo MIS/São Paulo)

La Semana de Arte Moderno de 1922 fue un hito de una nueva actitud de São Paulo frente al mundo
03-03-2022
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Durante la 8ª Conferencia FAPESP 60 años, expertos debatieron los impactos del movimiento modernista en la cultura brasileña, que repercutió durante las décadas siguientes incluso en la enseñanza y en la investigación científica

La Semana de Arte Moderno de 1922 fue un hito de una nueva actitud de São Paulo frente al mundo

Durante la 8ª Conferencia FAPESP 60 años, expertos debatieron los impactos del movimiento modernista en la cultura brasileña, que repercutió durante las décadas siguientes incluso en la enseñanza y en la investigación científica

03-03-2022
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Los participantes de la Semana de Arte Moderno del ‘22 en el Hotel Terminus, en São Paulo. De derecha a izquierda: Couto de Barros, Manuel Bandeira, Mário de Andrade, Paulo Prado, René Thiollier, Graça Aranha, Manoel Villaboim, Godofredo Silva Telles, Motta Hijo, Rubem Borba de Moraes, Luiz Aranha, Tácito de Almeida y Oswald de Andrade (foto: Archivo MIS/São Paulo)

 

Agência FAPESP – Aunque sus orígenes se ubican en la literatura y en el arte, el modernismo creó en Brasil un ambiente de renovación y de cambio, y una nueva actitud frente al mundo y frente al conocimiento. Esto impactó sobremanera en la enseñanza y en la investigación científica, fundamentalmente en el área de Humanidades, pero extrapoló y mucho ese dominio.

Este fue el análisis del presidente de la FAPESP, Marco Antonio Zago, durante la apertura de la 8ª Conferencia FAPESP 60 años, el pasado 16 de febrero.

“La propia creación de la Universidad de São Paulo [la USP, en 1934] y, por consiguiente, la de la FAPESP [en 1962], es decir, 40 años después de la Semana del ‘22, forman parte de esa nueva actitud frente al mundo”, dijo Zago.

La conferencia inauguró la serie de debates online intitulada Cien años de la Semana de Arte Moderno. Investigación, Arte y Literatura, organizada por la FAPESP entre los días 16 y 18 de febrero con el objetivo de celebrar el centenario de la Semana de 1922 y reflexionar sobre las diversas acepciones del Modernismo en el transcurso del tiempo y los desafíos futuros.

Según la mediadora de la 8ª Conferencia FAPESP 60 años, Flávia Camargo Toni, docente del Instituto de Estudios Brasileños (IEB-USP), la década siguiente a la Semana de Arte Moderno fue propicia para la concreción de reformas en la enseñanza en todo Brasil, con la fundación de la USP en 1934 y el Departamento de Cultura de São Paulo, con el modernista Mário de Andrade a la cabeza.

“El lazo del modernismo en el área de Humanidades se sedimentó en la efeméride de 40 años de la Semana, cuando en la década de 1960 el gobernador [paulista] Carvalho Pinto fundó la FAPESP”, afirmó la investigadora. Ese mismo año, en 1962, añadió Toni, se fundó el IEB-USP, encabezado por el sociólogo Sérgio Buarque de Holanda.

Zago remarcó la importancia de recordar que existían antecedentes del modernismo y que las inquietudes se revelaban incluso fuera de São Paulo, pero que esos antecedentes e inquietudes no se restringían a las artes y la la literatura.

“Toda la sociedad brasileña se estaba modernizando. Y la ciudad de São Paulo, que en aquel momento se enriquecía y se convertía en un polo industrial, salía de su condición casi provinciana para convertirse con el paso del tiempo, en el siglo XXI, en una de las capitales internacionales de la cultura”, comentó.

Jacqueline Penjon, docente de la Universidad Sorbona Nueva, en Francia, recordó que París no se enteró de la Semana de Arte Moderno de 1922 durante la década de 1920.

Con todo, ese año fue sumamente importante para las relaciones culturales franco-brasileñas, que venían intensificándose desde 1908, con la fundación de una asociación de las universidades y grandes escuelas de la capital francesa enfocada en las relaciones con América Latina.

“Con base en ello, vemos que no existe ninguna referencia a la Semana de Arte Moderno, sino solamente al centenario de la Independencia [declarada el 22 de abril de 1822]. Francia fue invitada a participar en una gran exposición que se realizó en Río de Janeiro, y en Revue de l'Amérique Latine [una revista fundada aquel año] solamente se hacía mención a esa exposición y a la triste suerte del Conde D'Eu [yerno de Pedro II, emperador brasileño entre 1831 y 1889], quien falleció precisamente cuando iba a esa exposición”, comentó.

Sin embargo, en 1924, París recibiría a la primera exposición de arte latinoamericano, en la cual las pintoras Tarsila del Amaral y Anita Malfatti fueron bastante elogiadas. También hubo conciertos del compositor Heitor Villa-Lobos.

Así y todo, el interés en el modernismo se desvanece en la década de 1930 y solamente se reanuda en la década de 1970, cuando se publica la traducción en francés de Macunaíma, la novela seminal de Mário de Andrade y una revista literaria presenta una edición especial dedicada al modernismo brasileño.

La resignificación a través del prisma de la cultura negra

Al día siguiente (el 17 de febrero), la  mesa online de debates intitulada Escrituras, archivos y resignificaciones, reunió a investigadores abocados a reinterpretar un pasado imaginario plagado de silencios y ausencias a través de un presente que tampoco está exento de ambigüedades, pero en el cual ciertos ocultamientos empiezan a develarse. 

Esta línea crítica que caracterizó a la conducción de los debates también plantea una especie de “desblanqueamiento” de la Semana de Arte Moderno, tal como lo detalló Lígia Fonseca Ferreira, docente de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).

Especialista en la vida y la obra del escritor y abolicionista Luiz Gama (1830-1882), Fonseca Ferreira abordó entre otros puntos textos que permanecieron durante mucho tiempo como inéditos y la enorme correspondencia de Mário de Andrade (1893-1945), el principal nombre del modernismo brasileño, dueño de una prodigiosa obra en donde se reflejan sus realizaciones como poeta y novelista, cronista y crítico, musicólogo e historiador del arte, folclorista y etnólogo, agitador y gestor cultural.

Estos textos constituyeron los temas de una investigación posdoctoral de Fonseca Ferreira, quien sigue estudiándolos, como así también lo hacen estudiantes que ella dirige. En ese conjunto, la investigadora destacó la figura de “Mário de Andrade, africanista”, título del capítulo que escribió para el libro Mário de Andrade: aspectos do folclore brasileiro (Global Editora), compilado por Telê Ancona Lopez, con establecimiento del texto, presentación y notas de Angela Teodoro Grillo

Fonseca Ferreira comenzó su conferencia leyendo y comentando tramos de un discurso escrito por Mário de Andrade para la ceremonia de clausura de las celebraciones del cincuentenario de la Abolición de la Esclavitud, en 1938. El escritor modernista era en ese entonces director del Departamento de Cultura de la Municipalidad de São Paulo y se dedicó con gran ahínco a los preparativos de la celebración. Pero no pudo leer su discurso porque fue exonerado –o, tal como él mismo lo dijo, “descartado”– del departamento poco tiempo antes, como consecuencia del cercenamiento de las libertades democráticas provocado por la instauración de la dictadura del Estado Novo (1937-1946), capitaneada por Getúlio Vargas. “Este texto permaneció inédito hasta hace pocos años”, informó Fonseca Ferreira.

La investigadora leyó un fragmento en el cual Mário de Andrade afirmaba que el Departamento de Cultura se empeñaba en “traer a los negros a esta sala de blancos”, en referencia especialmente a la invitación cursada al doctor Francisco Lucrécio (1909-2001), uno de los fundadores del Frente Negro Brasileño (FNB), para participar en la conferencia celebrativa que debería haberse concretado en el Teatro Municipal de São Paulo.

Fonseca Ferreira hizo hincapié en que el estudio de los textos inéditos y, fundamentalmente, de la correspondencia que intercambiaron los intelectuales, con el rigor metodológico que empezó a aplicarse en siglo XXI, va echando por tierra ciertas ficciones, corrigiendo biografías y trayendo a la luz información que perduraba oculta. “Estas correspondencias terminan por constituir redes entre ellas”, subrayó.

Entre diversos ejemplos de ello, la investigadora mencionó la correspondencia de Mário de Andrade con Roger Bastide (1898-1974), uno de los principales integrantes de la famosa “misión francesa”, contratada a finales de la década de 1930 para imprimirle vigor a la entonces flamante Universidad de São Paulo (USP). Bastide ocupó la cátedra de sociología y se convirtió en un referente en el estudio de las religiones afrobrasileñas, e incluso se inició en el candomblé en Bahía. “Apenas si había llegado a Brasil, en 1938, cuando le escribió a Mário de Andrade, agradeciéndole los libros que este le enviara, y le dijo: ‘serán para mí la guía más segura para bucear en las profundidades del alma negra, pues casi siempre la intuición del poeta va más lejos que la atención del científico’”, citó Fonseca Ferreira.

Los restantes eventos del ciclo “Cien años de la Semana de Arte Moderno. Investigación, Arte y Literatura” se encuentran disponibles en: fapesp.br/eventos/semanartemoderna.   
 

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