Científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, efectuaron esta constatación con base en experimentos con ratones y con suero de pacientes (pata de ratón infectado con el virus de Mayaro, en rojo, analizada mediante inmunohistoquímica; imagen: archivo de los investigadores)
Científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, efectuaron esta constatación con base en experimentos con ratones y con suero de pacientes
Científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, efectuaron esta constatación con base en experimentos con ratones y con suero de pacientes
Científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, efectuaron esta constatación con base en experimentos con ratones y con suero de pacientes (pata de ratón infectado con el virus de Mayaro, en rojo, analizada mediante inmunohistoquímica; imagen: archivo de los investigadores)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Un estudio realizado en la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, sugiere que las personas infectadas con el virus del chikunguña pueden desarrollar inmunidad parcial contra el virus de Mayaro. Esta conclusión, que salió publicada en el Journal of Virology, se basa en experimentos realizados con ratones y con el suero sanguíneo de los pacientes. Según los autores, este tipo de protección cruzada puede constituir uno de los motivos por los cuales aún no ha habido una gran epidemia de fiebre de Mayaro en el país.
En el marco de este trabajo, que cuenta con el apoyo de la FAPESP, los ratones fueron infectados primeramente con el virus del chikunguña y un mes después con el virus de Mayaro. En tanto, en otro grupo de animales se concretó el proceso inverso. En ambas situaciones, los análisis mostraron que la respuesta inflamatoria a la segunda infección fue más blanda.
“Observamos una disminución significativa de la enfermedad secundaria. Los análisis mostraron que la protección cruzada mitiga el cuadro de la enfermedad parcialmente en diversos aspectos: reduce la carga viral, el daño tisular y también los mediadores inflamatorios que provocan el daño celular”, comenta Marcílio Fumagalli, becario de doctorado de la FAPESP en el Centro de Investigaciones en Virología de la USP, en Ribeirão Preto. “Al testear los anticuerpos neutralizantes de un virus contra el otro, observamos una respuesta protectora baja contra ambos”, añade.
Pese a que los animales infectados inicialmente con el virus del chikunguña exhibieron una cantidad pequeña de anticuerpos neutralizantes en la circulación sanguínea, estos niveles suben rápidamente tras la infección secundaria causada por virus de Mayaro, lo que induce una protección cruzada contra la enfermedad.
El grupo analizó la neutralización vía anticuerpos, pero también identificó en los roedores otros factores del sistema inmunitario que pueden influir sobre esa respuesta cruzada. “El individuo infectado queda sensibilizado y pasa a producir anticuerpos y otros mecanismos de defensa. Su organismo entonces desarrolla una ‘memoria inmunológica’, lo que le permite responder más rápido durante la reinfección”, afirma.
En el trabajo se cuantificaron los niveles de anticuerpos protectores elaborados después de cada infección. “La producción de las células de memoria [linfocitos B o T] requiere un tiempo, pero como el animal ya se había infectado previamente con el chikunguña, ya las tenía. Esto hizo que durante la infección secundaria con el virus de Mayaro, la respuesta inmunológica, incluido el aumento de los niveles de anticuerpos neutralizantes, se concrete rápidamente”, explica Fumagalli.
Tal como remarca el investigador, se sabe que la respuesta inmune contra los patógenos abarca distintos frentes de actuación, entre ellos mecanismos de la inmunidad innata [macrófagos, neutrófilos, células NK o natural killers], inmunidad adaptativa [linfocitos B y T] y también mediadores solubles, tales como los anticuerpos y las citoquinas.
“En el estudio observamos el importante papel de los anticuerpos, que constituye uno de los factores que median la protección cruzada. Pero además observamos que otros elementos también estarían implicados”, dice Luiz Tadeu Figueiredo, coordinador del Centro de Investigaciones en Virología y líder del estudio.
En el análisis, el grupo logró remover las células B (productoras de anticuerpos) de los ratones infectados y observar los niveles de protección cruzada. “Estos análisis indicaron que otros factores de la respuesta inmune también están implicados en la protección cruzada, tales como otras subpoblaciones de linfocitos o mecanismos de la respuesta inmune innata. Los anticuerpos son importantes, pero no son los únicos que actúan en la protección cruzada. Hay algo más, pero aún no hemos logrado identificarlo”, afirma Figueiredo.
Los investigadores también analizaron el suero sanguíneo de pacientes infectados con el virus del chikunguña. Este experimento sirvió para demostrar que los anticuerpos elaborados después de una infección con chikunguña también reaccionan de manera cruzada y combaten la acción del virus de Mayaro.
Dos virus, anticuerpos distintos
El virus de Mayaro y el del chikunguña son virus “emparentados”, pues pertenecen a la misma familia de los Togavirus. Sin embargo, si bien desencadenan síntomas parecidos al infectar a humanos, exhiben estructuras ligeramente diferentes. “Cada enfermedad demanda la producción de distintos tipos de anticuerpos, aunque algunos reconocen a las mismas proteínas. En otras palabras, el virus de Mayaro y el del chikunguña generan anticuerpos diferentes, pero el hecho es que algunos de ellos funcionan para ambas enfermedades”, explica Fumagalli.
El virus del chikunguña se transmite a través de las picaduras de las hembras de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. En la mayoría de los casos la enfermedad se caracteriza por la forma aguda de la infección, con fiebre alta, dolor de cabeza y dolores en las articulaciones y en los músculos, además de náuseas, fatiga y erupciones en la piel; pero puede llegar al estado crónico, caracterizado por fuertes dolores en las articulaciones durante años.
En tanto, la fiebre de Mayaro es transmitida por los mosquitos silvestres del género Haemagogus. Los síntomas son muy parecidos a los de la fase aguda del chikunguña, e incluyen fiebre, manchas rojizas en la piel, dolor de cabeza y dolores musculares. En los casos más severos también aparece el dolor en las articulaciones, que puede o no estar acompañado de edemas. Aún no han sido desarrolladas vacunas para ninguna de las dos enfermedades.
La protección cruzada no es algo inédito en inmunología, pero no suele ser la regla. El caso del virus de dengue, por ejemplo, que es de la familia de los Flavivirus, es aún más complejo. “En primer lugar, la misma especie tiene cuatro serotipos distintos: dengue 1, 2, 3 y 4. Y estos exhiben ciertas diferencias durante la activación de la respuesta inmune: inducen anticuerpos capaces de generar la protección cruzada para otro serotipo; pero algunos anticuerpos son capaces de agravar la enfermedad”, comenta Figueiredo.
La adaptación urbana
El descubrimiento de la protección cruzada también ayuda a entender por qué no existe una amplia circulación del virus de Mayaro en las ciudades brasileñas, más allá de los brotes que han venido ocurriendo en los últimos años y de las alertas de riesgo.
“Con este hallazgo, planteamos la hipótesis de que esta inmunidad cruzada puede erigirse como una barrera evolutiva más que impide la amplia adaptación del virus de Mayaro al ambiente urbano. Ambos patógenos son endémicos en Brasil, pero solamente el chikunguña está adaptado a la circulación en las ciudades, mientras que el de Mayaro se mantiene mejor en áreas silvestres”, dice Figueiredo.
Fumagalli remarca que, además de la protección cruzada, otros factores pueden contribuir al bloqueo de la transmisión del virus de Mayaro. “Aparte de infectar a humanos, el virus también debe adaptarse bien para concretar su transmisión a los mosquitos urbanos, cosa que no sucede con el virus de Mayaro, que se transmite preferentemente entre monos y entre otros mosquitos silvestres”, afirma.
Otro punto importante en lo que hace a la diferencia de casos entre ambas enfermedades es la viremia, esto es: los humanos producen una escasa carga viral durante un corto lapso de tiempo tras la infección con el virus de Mayaro, lo cual reduce aún más la susceptibilidad de los mosquitos urbanos a la infección.
“En otros animales, como los monos, la carga viral es significativamente mayor, lo que también puede explicar esa barrera evolutiva que impide la llegada del virus de Mayaro al ambiente urbano. Nuestro estudio sugiere que esa inmunidad previa puede dificultar aún más la circulación del virus de Mayaro entre humanos, si se considera que los infectados con el chikunguña están parcialmente protegidos, lo cual puede ayudar a controlar nuevos brotes”, dice Fumagalli.
Puede leerse el artículo intitulado Chikungunya virus exposure partially cross-protects against Mayaro virus infection in mice en el siguiente enlace: https://journals.asm.org/doi/10.1128/JVI.01122-21.
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