Los métodos que se emplean en el área pueden contribuir para identificar y abordar obstáculos que retrasan o interrumpen la ejecución de intervenciones probadamente eficaces, según señalaron los participantes en un seminario organizado por la FAPESP (imagen: captura de pantalla durante el debate)

La ciencia de la implementación ayuda a adoptar nuevas prácticas en el campo de la salud pública
02-12-2021
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Los métodos que se emplean en el área pueden contribuir para identificar y abordar obstáculos que retrasan o interrumpen la ejecución de intervenciones probadamente eficaces, según señalaron los participantes en un seminario organizado por la FAPESP

La ciencia de la implementación ayuda a adoptar nuevas prácticas en el campo de la salud pública

Los métodos que se emplean en el área pueden contribuir para identificar y abordar obstáculos que retrasan o interrumpen la ejecución de intervenciones probadamente eficaces, según señalaron los participantes en un seminario organizado por la FAPESP

02-12-2021
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Los métodos que se emplean en el área pueden contribuir para identificar y abordar obstáculos que retrasan o interrumpen la ejecución de intervenciones probadamente eficaces, según señalaron los participantes en un seminario organizado por la FAPESP (imagen: captura de pantalla durante el debate)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – La pandemia de COVID-19 ha demostrado que tanto la implementación de intervenciones eficaces en el área de la salud pública –científicamente probadas− como las prácticas basadas en evidencias no son algo trivial.

Una nueva especialidad, denominada ciencia de la implementación, puede facilitar esta tarea al identificar y abordar los obstáculos que retrasan o interrumpen la traducción del conocimiento en prácticas médicas.

“Existen muchas intervenciones que se han mostrado eficaces en los estudios clínicos y que no se las implementa en el mundo real, o se lo hace en forma muy limitada. La ciencia de la implementación puede contribuir para rellenar estos espacios vacíos entre lo que sabemos y lo que hacemos”, dijo Vilma Irazola, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA). 

La especialista fue una de las participantes en el seminario intitulado El papel de la ciencia de la implementación, realizado en forma virtual el pasado 3 de noviembre. Dicho evento integra la serie FAPESP COVID-19 Research Webinars, organizada por la FAPESP en colaboración con el Global Research Council (GRC).

La ciencia de la implementación se define como el estudio de métodos tendientes a impulsar la incorporación sistemática de resultados de investigaciones y otras prácticas basadas en evidencias en la rutina médica con la intención de mejorar la calidad y la eficacia de los cuidados en salud, los servicios y la salud pública.

Uno de los métodos empleados para alcanzar este objetivo consiste en analizar la variación de la implementación de intervenciones con eficacia probada en pequeños grupos de individuos.

“También podemos pensar en evaluar la implementación de intervenciones en términos poblacionales con el objetivo de analizar la influencia de los servicios clínicos, de aspectos conductuales y de políticas de promoción de la salud, por ejemplo”, afirmó Edward Gregg, docente del Imperial College London.

Este abordaje a nivel de poblaciones es especialmente relevante en situaciones tales como la pandemia de COVID-19, consignó Gregg. 

“Esto puede ayudar a responder cuestiones tales como las referentes a qué abordajes de promoción de la salud, ambientales y conductuales tienen efectos sobre la exposición de individuos de alto riesgo y la transmisión de la enfermedad, como así también qué abordajes en la gestión de la atención primaria afectan al riesgo de progresión de la infección hacia la morbilidad grave”, sostuvo.

El contexto es clave

La comprensión del contexto en el que se realizarán las intervenciones es fundamental en la ciencia de la implementación, señaló Irazola.

“Aun cuando se trate de la intervención más exitosa, el contexto puede terminar teniendo efectos sobre su implementación. Sucede que el mismo es dinámico, cambia todo el tiempo. Por eso es importante conocerlo para ajustar un plan de adaptación”, afirmó.

Esto fue lo que hicieron los directores del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (HC-FMUSP) para transformar el más importante hospital universitario de la capital paulista en un centro de tratamiento de pacientes con COVID-19. 

La institución ya contaba con un plan de desastres, implementado por primera vez en 2013, con ocasión del incendio del complejo cultural Memorial de América Latina, cuando 13 bomberos quedaron heridos, y la última vez en 2020, durante la epidemia de fiebre amarilla hemorrágica. Con el surgimiento de la pandemia de COVID-19, este plan volvió a activarse al final de enero de 2020 y debió adaptárselo para hacer frente a este evento extraordinario.

“Enfrentamos muchas circunstancias que nos obligaron a ser muy creativos y resilientes para disponer de 300 camas de UTI [unidades de terapia intensiva] destinadas a pacientes con COVID-19 funcionando y administrar este centro dedicado al tratamiento de la enfermedad”, dijo Anna Morais, médica integrante del comité de crisis COVID-19 del HC-FMUSP.

“Fue fundamental contar entonces con un plan de desastres, a los efectos de realizar adaptaciones imposibles de planificarse con antelación. Tuvimos que expandir nuestra capacidad de atención de manera muy rápida”, dijo Morais. 

Uno de los procesos que aplicaron las instituciones hospitalarias en Brasil y en diversos otros países para expandir la capacidad de atención de pacientes con COVID-19 fue la telemedicina.

En Brasil, la atención médica online creció alrededor de un 1.500 % durante la pandemia de COVID-19 –un alza similar a la de otros países como Estados Unidos–, y aumentará un 58,4 % hasta 2025, dijo Eduardo Cordioli, gerente médico de telemedicina del Hospital Israelita Albert Einstein y presidente de Saúde Digital Brasil (SDB), una entidad que representa a los principales operadores de telemedicina del país.

Uno de los obstáculos para la expansión del servicio en el país es la existencia de un ambiente regulatorio poco claro, consignó el especialista. 

“Brasil constituye un gran mercado para la innovación digital en el campo de la salud, con un ritmo de crecimiento rápido para la implementación de la telemedicina. Pero aún habrá que superar algunos obstáculos, tales como la falta de políticas de reembolso de las consultas vía telemedicina y la resistencia de una parte de la comunidad médica”, sostuvo Cordioli. 

Puede accederse al evento completo en: covid19.fapesp.br/602
 

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