Esta constatación se concretó en el marco de un ensayo clínico con 465 pacientes atendidos en 28 hospitales de seis países, Brasil inclusive. En el grupo al que se le aplicó la cantidad terapéutica del fármaco anticoagulante, el riesgo de muerte fue un 78 % menor (foto: Vinzenz Lorenz/Pixabay)

La dosis de heparina capaz de evitar las muertes por COVID-19 es el cuádruple de la que recomienda la OMS
28-10-2021
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Esta constatación se concretó en el marco de un ensayo clínico con 465 pacientes atendidos en 28 hospitales de seis países, Brasil inclusive. En el grupo al que se le aplicó la cantidad terapéutica del fármaco anticoagulante, el riesgo de muerte fue un 78 % menor

La dosis de heparina capaz de evitar las muertes por COVID-19 es el cuádruple de la que recomienda la OMS

Esta constatación se concretó en el marco de un ensayo clínico con 465 pacientes atendidos en 28 hospitales de seis países, Brasil inclusive. En el grupo al que se le aplicó la cantidad terapéutica del fármaco anticoagulante, el riesgo de muerte fue un 78 % menor

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Esta constatación se concretó en el marco de un ensayo clínico con 465 pacientes atendidos en 28 hospitales de seis países, Brasil inclusive. En el grupo al que se le aplicó la cantidad terapéutica del fármaco anticoagulante, el riesgo de muerte fue un 78 % menor (foto: Vinzenz Lorenz/Pixabay)

 

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – El anticoagulante heparina disminuye en un 78 % el riesgo de morir debido a las complicaciones del COVID-19 si se lo administra en dosis terapéuticas tan pronto como el paciente ingresa al hospital con señales de insuficiencia respiratoria, según se indica en un estudio publicado el pasado 14 de octubre en el British Medical Journal.

Actualmente, la Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda en esos casos solamente una dosis profiláctica del fármaco (indicada para prevenir trombosis), que es cuatro veces menor que la dosis terapéutica y no mostró beneficios en el ensayo clínico aleatorizado. Esta investigación abarcó a 465 pacientes atendidos en 28 hospitales de seis países, Brasil entre ellos.

“Creemos que estos resultados cambiarán la práctica clínica”, le dice a Agência FAPESP la médica Elnara Negri, coautora del artículo e integrante de los equipos del Hospital de Clínicas (HC) –el complejo hospitalario administrado por la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP)– y del Hospital Sírio-Libanês de São Paulo.

No obstante, la investigadora remarca que esta recomendación no vale para todas las personas que hayan sido diagnosticadas con COVID-19. “Este tratamiento se les recomienda únicamente a quienes han sido internados, y únicamente bajo supervisión médica. Si una persona toma un anticoagulante sin necesidad o sin una orientación, puede sangrar hasta morirse.”

Participaron en el ensayo clínico pacientes de ambos sexos con edad promedio de 60 años, que ingresaron en el hospital con una saturación de oxígeno igual o inferior al 93 %. El objetivo fue evaluar el efecto de la heparina sobre diversos y posibles desenlaces de la infección provocada por el SARS-CoV-2. Por ende, aparte de la disminución en la mortalidad, se apuntó a observar si el tratamiento disminuiría la necesidad de ventilación no invasiva (con catéter de alto flujo o máscara de oxígeno), de intubación y de internación en Unidad de Terapia Intensiva (UTI).

Los voluntarios quedaron divididos en dos grupos: uno tratado con la dosis terapéutica y el otro únicamente con la dosis profiláctica (el grupo de control). El efecto sobre los desenlaces se evaluó 28 días después de la administración del fármaco.

“No observamos una diferencia significativa en términos de necesidad de internación en UTI, de ventilación no invasiva o de intubación. Pero la cantidad de muertes fue significativamente menor en el grupo al que se le aplicó la dosis terapéutica. Y los episodios de sangrado importantes, el principal efecto adverso observado en el estudio, fueron muy pocos. Es decir que el tratamiento es seguro”, afirma la médica.

Los resultados muestran también que, para aportar beneficios, la heparina debe administrarse entre el séptimo y el 14º día después del comienzo de los síntomas. Estudios anteriores ya habían demostrado que la anticoagulación no genera resultados importantes cuando se aplica después de la internación en UTI.

La médica destaca que los beneficios en esta fase de la enfermedad se observaron únicamente mediante la aplicación de heparina inyectable. Los anticoagulantes administrados por vía oral no surtieron efecto. “Esto se debe posiblemente al hecho de que este fármaco también tiene efectos antivirales y antiinflamatorios ya confirmados en el contexto del COVID-19. La buena noticia indica que se trata de un fármaco barato y disponible en el SUS [el Sistema Único de Salud, tal como se la conoce a la red nacional de salud pública en Brasil].”

Las primeras evidencias

En colaboración con los colegas del Departamento de Patología de la FM-USP Marisa Dolhnikoff y Paulo Saldiva, Negri fue una de las primeras personas en el mundo que formuló la hipótesis de que los trastornos en la coagulación sanguínea estarían en la base de los síntomas más graves del COVID-19, entre ellos la insuficiencia respiratoria y la fibrosis pulmonar. El grupo publicó el primer artículo existente en la literatura científica que describió “evidencias patológicas de fenómenos trombóticos pulmonares en COVID-19 grave” (lea más en: agencia.fapesp.br/33261). 

“El virus entra por el sistema respiratorio y algunos organismos logran contenerlo antes de que llegue a los alvéolos pulmonares. Pero cuando invade los capilares que irrigan los pulmones, empieza a horadar el endotelio [la capa de células que reviste la parte interna de los vasos] y eso hace que la sangre empiece a agrumarse. Se forman microtrombos que impiden el paso de la sangre hacia las estructuras pulmonares donde se producen los intercambios gaseosos”, explica.

La heparina ayuda a evitar que esto suceda mediante dos mecanismos: el fármaco deshace los microtrombos que impiden que el oxígeno pase desde los alvéolos hacia las pequeñas arterias pulmonares, y además ayuda en la recuperación del endotelio vascular.

Estudios publicados durante el último año indican que aproximadamente el 15 % de los infectados con el nuevo coronavirus desarrollan alteraciones en la coagulación sanguínea. “Esa es la población que puede beneficiarse con el tratamiento a base de heparina, pero el timing es fundamental”, dice Negri.

Puede leerse el artículo intitulado Effectiveness of therapeutic heparin versus prophylactic heparin on death, mechanical ventilation, or intensive care unit admission in moderately ill patients with covid-19 admitted to hospital: RAPID randomised clinical trial, de Michelle Sholzberg, Grace H. Tang, Hassan Rahhal, Musaad AlHamzah, Lisa Baumann Kreuziger, Fionnuala Ní Áinle, Faris Alomran, Khalid Alayed, Mohammed Alsheef, Fahad AlSumait, Carlos Eduardo Pompilio, Catherine Sperlich, Sabrena Tangri, Terence Tang, Peter Jaksa, Deepa Suryanarayan, Mozah Almarshoodi, Lana A. Castellucci, Paula D. James, David Lillicrap, Marc Carrier, Andrew Beckett, Christos Colovos, Jai Jayakar, Marie-Pier Arsenault, Cynthia Wu, Karine Doyon, E. Roseann Andreou, Vera Dounaevskaia, Eric K. Tseng, Gloria Lim, Michael Fralick, Saskia Middeldorp, Agnes Y. Y. Lee, Fei Zuo, Bruno R. da Costa, Kevin E. Thorpe, Elnara Márcia Negri, Mary Cushman y Peter Jüni, en el siguiente enlace: www.bmj.com/content/375/bmj.n2400

 

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