Con el apoyo de organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas asociadas, las poblaciones de algunos pequeños municipios de la región norte de Brasil ponen en práctica una economía circular autosostenible, en la cual los restos se convierten en recursos (foto: Michel Paes)
Con el apoyo de organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas asociadas, las poblaciones de algunos pequeños municipios de la región norte de Brasil ponen en práctica una economía circular autosostenible, en la cual los restos se convierten en recursos
Con el apoyo de organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas asociadas, las poblaciones de algunos pequeños municipios de la región norte de Brasil ponen en práctica una economía circular autosostenible, en la cual los restos se convierten en recursos
Con el apoyo de organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas asociadas, las poblaciones de algunos pequeños municipios de la región norte de Brasil ponen en práctica una economía circular autosostenible, en la cual los restos se convierten en recursos (foto: Michel Paes)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – En algunos municipios brasileños de pequeño porte de la región amazónica se está poniendo en práctica una nueva forma de ciudadanía y de acción comunitaria. Una investigación de campo realizada en el municipio de Carauari, ubicado a dos horas en avión o a cinco días en barco de la principal ciudad de la Amazonia brasileña, Manaos, encontró una población sumamente organizada y comprometida con un tipo de economía circular que transforma los residuos en recursos. La experiencia en curso en dicha región puede servir de ejemplo para otros municipios de Brasil.
Y un artículo al respecto salió publicado en el periódico Urban Sustainability, perteneciente al grupo Nature.
“Carauari es un municipio ubicado a orillas del río Juruá que tiene 28 mil habitantes, de los cuales 21.500 viven en el área urbana y 6.500 en las áreas rurales y forestales aledañas. La presencia del gobierno federal es de baja intensidad en la zona. Así y todo, con el protagonismo de asociaciones locales y la colaboración de organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas privadas, la población está poniendo en práctica una economía autosostenible basada principalmente en la pesca del paiche o pirarucú, la extracción del látex, la recolección del azaí y la producción de aceites vegetales. Esta actividad ha venido generando resultados significativos en lo que hace a la conservación de la biodiversidad y al bienestar local, y se mantiene merced a la gran organización social de diversas asociaciones de base comunitaria, tales como la Asociación de Productores Rurales de Carauari [ASPROC], la Asociación de Moradores de la Reserva de Desarrollo Sostenible de Uacari [AMARU] y la Cooperativa Mixta de Desarrollo Sostenible y Economía Solidaria de la Reserva Extractiva del Juruá Medio [Codaemj]”, dice Michel Xocaira Paes, investigador del Departamento de Gestión Pública (GEP) y del Centro de Infraestructura y Soluciones Ambientales de la Fundación Getúlio Vargas (Ceisa-FGV), y primer autor del estudio.
Xocaira Paes informa que esas actividades productivas se integran con los conceptos de la economía circular, en la cual los residuos que genera una de estas actividades, en lugar erigirse en problema, con impacto sobre el medio ambiente, se convierten en recursos de otra. De este modo, las cáscaras de las semillas que se utilizan en la producción de aceites vegetales se emplean en el compostaje, y las vísceras de pescado se convierten en alimento para las tortugas.
“Las comunidades producían anualmente alrededor de 100 toneladas de pescado procesado con base en reglas de manejo sostenible y generando unos 7.500 kilos de residuos. Ahora, ese material está reaprovechándose en una mezcla con residuos de otras cadenas productivas como la de la harina de mandioca para producir pienso para tortugas de agua dulce. Esta estrategia es importante para asegurar la viabilidad económica del manejo comunitario de las tortugas de agua dulce, otro programa exitoso de conservación que se lleva adelante en el rio Juruá”, afirma Xocaira Paes.
“Lo que encontré fue una comunidad ‘empoderada’, que sabe que la conservación del medio ambiente constituye su mayor recurso. Y que la selva en pie es un bien incomparablemente más precioso que la selva talada. Lo que esta población está haciendo al convertir residuos en insumos es transitar exitosamente de una economía lineal y degradadora a una economía circular y regeneradora”, añade el investigador.
Es importante decir que, hasta que se implementó este nuevo modelo, tanto el paiche como las tortugas eran especies bajo amenaza de extinción en la zona. Y que ese panorama se revirtió con la participación de la población. “Los buenos resultados se están obteniendo al darle una atención muy seria a la conservación ambiental asociada a las inversiones de las ONG, los institutos, las universidades y las empresas asociadas”, comenta Xocaira Paes.
Para recabar toda la información utilizada en el estudio, el investigador estuvo 15 días embarcado en el río Juruá y pudo visitar varias pequeñas comunidades de entre 50 y 100 familias distribuidas por la zona.
Los modelos como el del municipio de Carauari apuntan alternativas que pueden utilizarse para promover la economía circular en el entorno de los pequeños centros urbanos de la Amazonia. “Hay diversas localidades en donde están en operación iniciativas de cogestión para proteger la biodiversidad local y generar valor en las cadenas productivas. La integración de la cogestión y de la economía circular es un camino con miras a fortalecer y expandir la urbanización sostenible vinculada a las agroindustrias basadas en la biodiversidad y a la protección de la selva. La sobreexplotación de productos de la biodiversidad puede evitarse mediante principios ecológicos sumamente sencillos, como el estabelecimiento de cupos de cosecha o de pesca y de lugares y períodos prohibidos”, argumenta Xocaira Paes.
Y añade: “La Amazonia es un extraordinario reservorio de recursos hídricos y forestales, de flora y de fauna. La transformación de ese patrimonio en tierra arrasada, mediante la extracción maderera y mineral predatoria y la conversión de bosques en pasturas constituye una total falta de visión del presente y de futuro. Los recursos pueden y deben utilizarse con moderación e inteligencia. Y el conocimiento para ello ya existe.”
Xocaira Paes es también coautor de un manual práctico para la innovación en la gestión de residuos sólidos urbanos. Publicado recientemente por el Centro de Estudios de Infraestructura y Soluciones Ambientales de la Fundación Getúlio Vargas (Ceisa-FGV), dicho manual está distribuyéndose gratuitamente en alcaldías de todo Brasil.
El estudio realizado en Carauari recibió un aporte de la FAPESP a través de una beca posdoctoral concedida a Xocaira Paes y de dos ayudas de investigación (17/50425-9 y 17/00351-9) concedidas a José Antonio Puppim de Oliveira, supervisor de Xocaira Paes y partícipe en el estudio.
João Vitor Campos-Silva, otro participante en el estudio, contó con apoyo proveniente del Belmont Forum y de la iniciativa BiodivERsA, un acuerdo entre la FAPESP y diversas organizaciones, tales como la Agence Nationale de la Recherche (Francia), la National Science Foundation (Estados Unidos), el Forskningsrådet (Noruega) y el Bundesministerium für Bildung und Forschung (Alemania).
Puede leerse el artículo completo, intitulado Integrating circular economy in urban Amazon, en el siguiente enlace: www.nature.com/articles/s42949-021-00031-z.
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