En total son 4.000 personas las que integran el brazo paulista de una investigación que se lleva adelante en seis estados brasileños desde el año 2008. El objetivo es comparar el estado psíquico antes y durante la eclosión de la epidemia de COVID-19, tanto en individuos sanos como en portadores de ansiedad y depresión (foto: Daniel de Oliveira/ Agência FAPESP)

Se monitoreará en un estudio el impacto de la pandemia y del aislamiento social sobre la salud mental
27-08-2020
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En total son 4.000 personas las que integran el brazo paulista de una investigación que se lleva adelante en seis estados brasileños desde el año 2008. El objetivo es comparar el estado psíquico antes y durante la eclosión de la epidemia de COVID-19, tanto en individuos sanos como en portadores de ansiedad y depresión

Se monitoreará en un estudio el impacto de la pandemia y del aislamiento social sobre la salud mental

En total son 4.000 personas las que integran el brazo paulista de una investigación que se lleva adelante en seis estados brasileños desde el año 2008. El objetivo es comparar el estado psíquico antes y durante la eclosión de la epidemia de COVID-19, tanto en individuos sanos como en portadores de ansiedad y depresión

27-08-2020
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En total son 4.000 personas las que integran el brazo paulista de una investigación que se lleva adelante en seis estados brasileños desde el año 2008. El objetivo es comparar el estado psíquico antes y durante la eclosión de la epidemia de COVID-19, tanto en individuos sanos como en portadores de ansiedad y depresión (foto: Daniel de Oliveira/ Agência FAPESP)

 

Por Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – Científicos monitorearán el impacto del distanciamiento social y de la pandemia causada por el nuevo coronavirus sobre la salud mental de 4.000 personas del estado de São Paulo, en Brasil. El objetivo de este estudio consiste en evaluar los efectos de la mayor carga de estrés –ya sea por los cambios de hábitos, el duelo, la incertidumbre económica o el riesgo de contagio– tanto en la población sana como entre personas que padecen trastornos tales como depresión y ansiedad.

“Aún es prematuro evaluarlo, pues estamos al comienzo del estudio. Sin embargo, lo que hemos percibido hasta ahora es que la pandemia y la cuarentena han funcionado como una especie de catalizador, sobre todo en lo concerniente a la salud mental. Básicamente, aquello que ya no andaba muy bien antes, tiende a empeorar. Por otra parte, los factores considerados positivos pueden también fortalecerse”, dice André Brunoni, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP) y coordinador de la investigación.

El seguimiento de la salud mental durante la pandemia integra el Estudio Longitudinal de la Salud de los Adultos – ELSA Brasil, en cuyo marco se monitorea la salud de 15 mil empleados públicos de seis universidades y centros de investigación del país desde 2008. Se trata de un proyecto multicéntrico en el cual se investiga la incidencia y los factores de riesgo para enfermedades crónicas tales como las afecciones cardiovasculares y la diabetes en seis estados del país, y que cuenta con financiación del Ministerio de Salud. El Centro de Investigaciónes Clínicas y Epidemiológicas del Hospital Universitario de la USP coordina esta investigación en São Paulo, y bajo su responsabilidad se encuentra una tercera parte de los participantes en el estudio.

El monitoreo de la salud mental durante la pandemia se llevará a cabo con el apoyo de la FAPESP únicamente con los participantes del ELSA del estado de São Paulo: todos ellos eran no docentes o jubilados de la USP cuando se puso en marcha la investigación, y tienen edades entre los 35 y los 74 años. El recabado de la información se concretará hasta el mes de diciembre de 2020, y se espera que el análisis del estudio completo se extienda durante dos años.

Han venido investigándose cuestiones relacionadas con la salud mental durante la pandemia desde el surgimiento del COVID-19 en la ciudad china de Wuhan. Con todo, de acuerdo con Brunoni, una de las diferencias de la investigación del ELSA con relación a la mayoría de los estudios que están realizándose reside en el hecho de que ya se venía monitoreando a las personas ahora estudiadas desde hace varios años. “En otras palabras, se trata de un estudio de cohorte, una modalidad que se considera más robusta que los estudios de prevalencia, en los cuales se efectúa únicamente una evaluación puntual sin conocerse el historial psiquiátrico de cada sujeto”, declara el investigador a Agência FAPESP.

Durante cada secuencia de la investigación, que se lleva adelante desde 2008 y que actualmente está llegando a la cuarta etapa, los participantes se someten a análisis y entrevistas en las cuales se evalúan aspectos tales como las condiciones de vida, las diferencias sociales, la relación con el trabajo, el género y especificidades de la dieta de la población brasileña.

“De este modo, es posible saber no solamente si la persona tiene la sensación de estar más o menos estresada, deprimida o ansiosa. Es posible también comparar con relación al tiempo anterior a la pandemia, saber qué ha cambiado e ir más allá de un análisis del estado agudo durante la cuarentena, y medir ese impacto”, dice.

Las sorpresas de la cuarentena

Si bien existe la hipótesis de la sobrecarga de estrés ocasionada por la pandemia y la cuarentena, el investigador no descarta la posibilidad de que en el estudio se encuentren respuestas que no son tan obvias.

“Ante el escenario de distanciamiento social, aislamiento domiciliario y mayor riesgo, es esperable que se produzcan innumerables repercusiones psiquiátricas y psicológicas. Sin embargo, se debe tener en cuenta también que la ciudad de São Paulo de por sí es sumamente estresante, con mucho tránsito y muy ruidosa, con una extensa jornada de trabajo. Varios estudios muestran una prevalencia altísima de ansiedad, de entre un 20% y un 30%, y de depresión, la cual varía entre el 5% y el 10%. Por eso mismo, tampoco sería totalmente sorprendente encontrar una estabilización de esas tasas o incluso mejoras en esos índices entre personas que lograron adaptarse a la cuarentena”, dice.

Aparte del estudio inédito sobre la salud mental durante la pandemia, el ELSA-Brasil hará posible establecer relaciones entre temas asociados al estado de salud, la salud mental y el propio COVID-19. “Sabemos todo en lo concerniente a la salud de esas personas. Afortunadamente, en el transcurso de estos años, la adhesión de los participantes ha sido muy buena. Por eso mismo, aparte del estudio de salud mental que cuenta con el apoyo de la FAPESP, será posible también establecer en el futuro conexiones entre la acción del virus y las comorbilidades, tales como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Otro tema en el cual estamos interesados lo constituyen los casos sin síntomas mentales; es decir, pretendemos también entender por qué determinadas personas se ven tan afectadas y otras no sufren tanto”, dice Isabela Benseñor, docente de la Facultad de Medicina de la USP y coordinadora general del ELSA-Brasil.

La teleatención y la educación emocional

El estudio del ELSA orientado hacia la salud mental se dividirá en dos partes. La primera consiste en la investigación mediante la aplicación de cuestionarios online y por vía telefónica acerca del impacto de la pandemia y de la cuarentena sobre la salud mental de las personas.

“Normalmente, estos cuestionarios se responden presencialmente. Pero en virtud de la necesidad de mantener el aislamiento social, hubo que innovar y elaborar un cuestionario online. Por ese motivo, se hizo necesario alterar algunas preguntas y adaptarlas”, dice Brunoni.

En el marco de cuatro evaluaciones virtuales, los investigadores pretenden analizar mediante la aplicación de los cuestionarios los síntomas depresivos y de ansiedad, las ideas suicidas, el aumento del estrés, los factores de protección y los factores de riesgo de esa población durante la pandemia de la COVID-19.

“Tuvimos que adaptar el cuestionario e incluir preguntas referentes a la cuarentena y a la pandemia para entender mejor qué está sucediendo. Si bien los investigados pertenecen al personal no docente de la USP y teóricamente poseen una mayor estabilidad económica, incluimos preguntas referentes a la incertidumbre en ese aspecto y otras relacionadas con sus compañeros o compañeras, por ejemplo”, dice Brunoni.

En tanto, la segunda etapa apuntará a la evaluación de la eficiencia de la terapia a distancia. A los encuestados que señalen la necesidad de atención psiquiátrica o psicológica se los derivará a la teleatención con un equipo de psicólogos y psiquiatras. Desde el comienzo de la cuarentena, en marzo de 2020, el Consejo Federal de Psiquiatría y el Consejo Federal de Psicología autorizaron la teleatención.

“En esta etapa, será posible evaluar las modalidades de teleatención y también la denominada psicoeducación para el manejo de la ansiedad y el estrés”, dice.

En Brasil, los participantes se someterán a pruebas serológicas de diagnóstico de COVID-19 en una fecha aún por definirse, probablemente a comienzos del año que viene. “Esta etapa se concretará al final de la pandemia, de manera presencial, en el propio centro de investigación, situado en el Hospital Universitario de la USP”, afirma Benseñor.

 

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