Un lago que existió en esa región sudamericana hace más de 10 millones de años sobrevivió a la inversión del curso del río Amazonas generada por la elevación de los Andes (imagen: Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology)
Un lago que existió en esa región sudamericana hace más de 10 millones de años sobrevivió a la inversión del curso del río Amazonas generada por la elevación de los Andes
Un lago que existió en esa región sudamericana hace más de 10 millones de años sobrevivió a la inversión del curso del río Amazonas generada por la elevación de los Andes
Un lago que existió en esa región sudamericana hace más de 10 millones de años sobrevivió a la inversión del curso del río Amazonas generada por la elevación de los Andes (imagen: Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology)
Por Peter Moon | Agência FAPESP – Una tierra de gigantes. Ésta es la mejor definición para referirse al lago Pebas, el megapantano que existió en el oeste de la Amazonia durante el Mioceno, el período prehistórico que se extendió entre 23 millones y 5,3 millones de años atrás.
El lago Pebas fue el hogar del mayor yacaré y del mayor gavial de los cuales se tengan noticias, ambos con más de 10 metros de longitud, y de la más grande de las tortugas, cuyo caparazón medía 3,5 metros de diámetro. Esto sin mencionar la existencia de roedores del tamaño de los actuales búfalos.
Vestigios de ese antiguo bioma se encuentran dispersos por más de un millón de kilómetros cuadrados, divididos entre Bolivia, el estado brasileño de Acre, el oeste del estado brasileño de Amazonas, Perú, Colombia y Venezuela. Las dataciones más antiguas, realizadas en Venezuela, apuntan que el lago Pebas existía hace 18 millones de años. Con todo, se creía que ese megapantano se había secado hace más de 10 millones de años, antes de la reversión del curso del río Amazonas, que en la mayor parte del Mioceno corría de este a oeste, por ende, en sentido contrario al de su actual curso. Con el agotamiento del Pebas, los grandes animales desaparecieron.
Al investigar sedimentos provenientes de dos sitios paleontológicos de los ríos Acre y Purus, asociados a fósiles de vertebrados, el biólogo Marcos César Bissaro Júnior, de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Ribeirão Preto, de la Universidad de São Paulo (FFCLRP-USP), en Brasil, obtuvo dataciones de al menos 8,5 millones de años, con un margen de error de 500 mil años a más o a menos.
Existen indicios de que el río Amazonas ya corría en el sentido actual hace 8,5 millones de años: desde los Andes peruanos en dirección hacia el Atlántico. A aquella altura, el lago Pebas no parecería más el magnífico pantano de otrora. Más bien se parecería en ese entonces a una llanura inundable, a semejanza del actual Pantanal brasileño. Esto es lo que opina Annie Schmaltz Hsiou, docente del Departamento de Biología de la FFCLRP-USP y supervisora del trabajo de Bissaro Júnior, cuyos resultados salieron publicados en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.
Este estudio contó con el apoyo de la FAPESP y del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil. Participaron en él científicos de la Universidad Federal de Santa Maria, del Museo de Ciencias Naturales de la Fundación Zoobotánica de Rio Grande do Sul, de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), de la Universidad Federal de Acre y de la Boise State University, de Estados Unidos.
Se le da el nombre de sistema Pebas a la asociación de los registros de diversas formaciones geológicas existentes en la Amazonia occidental. Son éstas la formación Pebas y Fitzcarrald en Perú y en Brasil, la formación Solimões en Brasil, las formaciones Urumaco y Socorro en Venezuela, la formación La Venta en Colombia y Quebrada Honda en Bolivia.
"Aunque la formación Solimões constituye una de las unidades estratigráficas del período Neógeno con fósiles de mejores muestras del norte de América del Sur, las suposiciones sobre la edad de sedimentación en territorio brasileño se basaron en gran medida en métodos indirectos”, dijo Bissaro Júnior.
“La ausencia de edades absolutas dificulta el establecimiento de interpretaciones más precisas sobre los paleoambientes y la paleoecología de las asociaciones faunísticas halladas, y no permite responder algunas preguntas importantes y fundamentales. Por ejemplo, si esas capas se depositaron antes de la formación del proto Amazonas o cuando el Amazonas ya se había formado”, dijo.
Para ayudar a responder éstos y otros interrogantes, Bissaro Júnior plantea en su trabajo la primera geocronología (por muestras del mineral circón) de la formación Solimões. Las muestras se recolectaron en dos de los sitios paleontológicos con mejores muestreos de la región, en las zonas de Niterói, en el río Acre (en el municipio de Senador Guiomar), y Talismã, en el río Purus (en el municipio de Manuel Urbano).
En el sitio Niterói, y partir de la década de 1980, se hallaron muchos fósiles del Mioceno, entre crocodilios, peces, roedores, tortugas, aves y mamíferos xenartros (los perezosos terrestres). En Talismã, a partir de finales de la década de 1980, se hallaron restos miocénicos de crocodilios, serpientes, roedores, primates, perezosos y ungulados sudamericanos extintos (litopternos).
Como resultado de las dataciones, Bissaro Júnior descubrió que las rocas del sitio Niterói tienen una edad máxima de sedimentación de alrededor de 8,5 millones de años, y las rocas de Talismã, alrededor de 10,9 millones de años.
"Con base en desemejanzas faunísticas y diferencias máximas de edad entre ambas localidades, sugerimos que Talismã es más antiguo que Niterói, pero remarcamos la necesidad de efectuar nuevas dataciones absolutas para poner a prueba esta hipótesis, como así también la de realizar dataciones en otros lugares de la formación Solimões”, dijo Bissaro Júnior.
El agotamiento del lago Pebas
La formación del lago Pebas fue consecuencia del levantamiento de los terrenos de la protocuenca amazónica. Esto ocurrió en función de la elevación de los Andes, que empezó a acelerarse hace 20 millones de años. En aquella época, la Amazonia occidental estaba bañada por las cuencas del Amazonas (que corría en dirección al Caribe) y del río Magdalena, en Colombia. La elevación de los Andes, en los territorios actuales de Perú y de Colombia, terminó interrumpiendo el flujo de agua en dirección hacia el Pacífico, agua que terminó haciendo un pozo a la altura de la Amazonia occidental y dando origen al megapantano.
Pero los Andes siguieron subiendo. La continua elevación de los terrenos de la Amazonia tuvo dos efectos. El proto Amazonas, antes contenido en el lago Pebas, invirtió su curso y se transformó en el majestuoso río que hoy conocemos. En el transcurso de ese proceso, las aguas del megapantano Pebas fueron escurriéndose.
El antiguo pantano se convertiría entonces en una llanura anegada, repleta de animales inmensos, que aún existía hace 8,5 millones de años, de acuerdo con las nuevas dataciones de Bissaro Júnior. Eventualmente, las irrefrenables fuerzas geológicas terminaron haciendo que las aguas de lo que restaba de lagunas y lagos temporales de la Amazonia occidental se escurriesen. Fue el fin del lago Pebas y de su fauna.
"El problema de la datación del Pebas siempre estuvo en la asociación de las dataciones directamente con la fauna de los vertebrados. Existen innumerables dataciones de rocas en donde se hallaron fósiles de invertebrados. Pero lograr datar en Brasil rocas con vertebrados era uno de nuestros objetivos”, dijo Schmaltz Hsiou.
Según la profesora, las nuevas dataciones aportan las condiciones como para sugerir que el Sistema Pebas, el del gran pantano, habría existido hace entre 23 millones y 10 millones de años. Y dio lugar al llamado Sistema Acre, la gran llanura de inundación que existió hace entre 10 millones y 7 millones de años, en donde aún vivían réptiles tales como el Purussaurus y el Mourasuchus.
"El Sistema Acre habría sido un bioma similar al de Venezuela de la misma época, formado por lagunas situadas alrededor del delta de un gran río, que habría sido el proto Orinoco”, dijo Schmaltz Hsiou.
Los roedores gigantes
Los roedores componen un grupo de mamíferos sumamente diversificado que habita en todos los continentes, con excepción de la Antártida. En la Amazonia, este grupo cuenta con una gran cantidad de especies.
“Particularmente, un grupo de roedores conocido científicamente como Caviomorpha llegó a nuestro continente hace alrededor 41 millones de años proveniente de África”, dijo otro autor del artículo publicado en Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, Leonardo Kerber, del Centro de Apoyo a la Investigación Paleontológica de la Cuarta Colonia (Cappa), de la Universidad Federal de Santa Maria, en el sur de Brasil.
“Durante este período, conocido como Eoceno, África y América del Sur ya estaban totalmente separadas por al menos 1.000 km de extensión entre los puntos más cercanos de ambos continentes, lo que inviabilizaría las conexiones biogeográficas necesarias para que los vertebrados terrestres pudiesen migrar entre ambas masas de tierra. Con todo, las corrientes oceánicas propiciaron la dispersión a bordo de balsas flotantes naturales formadas por aglomerado de troncos y ramas que caían en los ríos a causa de las tempestades y que terminaban desembocando en el mar. Esas balsas flotantes eventualmente cargaban consigo pequeños vertebrados. Un evento como éste puede haber favorecido la travesía de esos pequeños mamíferos, tales como los monos Platyrrhyni y también pequeños roedores, que darían origen a uno de los más emblemáticos grupos de mamíferos sudamericanos: los roedores caviomorfos”, dijo.
Según Kerber, desde que llegaron al continente, los roedores caviomorfos pasaron por un largo período de evolución que los llevó a diversificarse enormemente. En la actualidad, los representantes de este grupo que viven en Brasil son las pacas, los agutíes, los cuises, los puercoespines, los ratones espinosos y los carpinchos, que son los mayores roedores del mundo.
“Particularmente en la Amazonia, hoy en día encontramos una gran diversidad de ratones espinosos y puercoespines o erizos, además de agutíes y pacas. Pero en el Mioceno, la fauna de la región amazónica era bastante distinta a la que podemos observar actualmente”, dijo Kerber.
“Durante los últimos años, además de haber comunicado la presencia de diversos fósiles de especies ya conocidas por la ciencia, algunas que ya habían sido registradas en la formación Solimões y otras conocidas para otras regiones de la América del Sur y registradas allí por primera vez, describimos tres especies nuevas de roedores de mediano porte (Potamarchus adamiae, Pseudopotamarchus villanuevai y Ferigolomys pacarana – Dinomyidae), que tienen una relación de parentesco con a pacarana”, dijo.
Kerber comenta que en un artículo que se publicará en poco tiempo más en Journal of Vertebrate Paleontology, la especie Neoepiblema acreensis, un roedor neoepiblémido endémico del Mioceno de Brasil que pesaba cerca de 120 kilos, fue reconocida como válida.
“Es una especie que se describió en 1990, pero que había sido considerada inválida al final de esa misma década. Esos registros, tanto de las especies ya conocidas como también de las especies nuevas, ayudan a entender de qué manera evolucionó la vida en aquella región, y a mostrar también cómo evolucionó y se extinguió la biodiversidad en el transcurso de los últimos millones de años”, dijo Kerber.
El artículo intitulado Detrital zircon U–Pb geochronology constrains the age of Brazilian Neogene deposits from Western Amazonia (doi: https://doi.org/10.1016/j.palaeo.2018.11.032), de Marcos C. Bissaro-Júnior, Leonardo Kerber, James L. Crowley, Ana M. Ribeiro, Renato P. Ghilardi, Edson Guilherme, Francisco R. Negri, Jonas P. Souza Filho y Annie S. Hsiou, se encuentra publicado en el siguiente enlace: www.sciencedirect.com/science/article/pii/S003101821830405X.
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