La primera iniciativa de este tipo en la zona tropical reunirá datos de investigaciones destinadas a la resolución de problemas de la sociedad, y contará con la financiación de un consorcio de agencias de fomento (foto: Leonor Calasans/ IEA-USP)
La primera iniciativa de este tipo en la zona tropical reunirá datos de investigaciones destinadas a la resolución de problemas de la sociedad, y contará con la financiación de un consorcio de agencias de fomento
La primera iniciativa de este tipo en la zona tropical reunirá datos de investigaciones destinadas a la resolución de problemas de la sociedad, y contará con la financiación de un consorcio de agencias de fomento
La primera iniciativa de este tipo en la zona tropical reunirá datos de investigaciones destinadas a la resolución de problemas de la sociedad, y contará con la financiación de un consorcio de agencias de fomento (foto: Leonor Calasans/ IEA-USP)
Por André Julião | Agência FAPESP – Un consorcio de agencias de fomento de la investigación científica federales y de los estados de Brasil, junto a otras organizaciones del país y del exterior, pondrá en marcha este mismo año el Centro de Síntesis en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (SinBiose). Esta iniciativa será la primera existente en la región tropical, a ejemplo de otras que ya se encuentran en actividad en Canadá, Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido y Australia.
El objetivo de la misma consiste en reunir datos de investigaciones dispersos en distintos centros con el fin de avanzar en el conocimiento científico y procurar resolver problemas de la sociedad mediante de iniciativas con comunidades y organismos gubernamentales.
Algunas definiciones para la constitución del SinBiosis se dieron a conocer durante un workshop que tuvo lugar entre los días 24 y 26 de septiembre en São Paulo, Brasil, en el Instituto de Estudios Avanzados (IEA) de la Universidad de São Paulo (USP). Según Marcelo Morales, vicepresidente del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Brasil (CNPq), el Ministerio Brasileño de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones (MCTIC) aseguró que destinará un millón de reales al inicio de las actividades.
“Debemos empezar y decidimos empezar virtualmente. Pero ahora debemos mostrar los resultados. Así estoy seguro de que convenceremos no solamente al Congreso sino también a las agencias y a los ministerios [a que destinen más recursos a la iniciativa]”, dijo Morales durante el evento.
“La idea de crear un centro de síntesis se basa en la posibilidad de reunir datos ya disponibles en proyectos orientados hacia la solución de problemas, ya sea de una cuenca hidrográfica o de una ciudad, y utilizar esa síntesis para el perfeccionamiento y la implementación de políticas”, dijo el organizador del evento, Carlos Alfredo Joly, docente del Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (Unicamp) y coordinador del Programa FAPESP de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA-FAPESP).
Joly explicó que estos datos se encuentran dispersos entre distintos grupos de investigación en todo Brasil, pero no existe ninguna institución encargada de congregarlos.
“Nuestra idea es hacer algo transversal, que integre a los mejores investigadores en un determinado tema para reunir toda la información específica sobre el mismo y ver de qué manera es posible avanzar con relación a soluciones y respuestas a problemas”, declaró el investigador a Agência FAPESP.
Una de las primeras ideas para la creación de un centro de síntesis en biodiversidad en Brasil habría surgido fundamentalmente después de las recomendaciones del informe científico de 2015 del Programa de Investigación Ecológica de Larga Duración (PELD).
“En ese informe se hace hincapié en que es realmente importante establecer nexos más fuertes con los otros stakeholders [interesados] para que exista una mayor capacidad de llenar las lagunas que hay entre la ciencia y la práctica”, dijo el disertante Jean Paul Metzger, docente del Instituto de Biociencias de la USP y miembro de la coordinación del programa BIOTA-FAPESP.
Para Metzger, un centro como éste, el segundo en el hemisferio Sur y primero en la región tropical, permite entablar una colaboración más amplia con una nueva generación de investigadores más colaborativos que compartan datos y desarrollen nuevas ideas, nuevas hipótesis y nuevos modelos con datos existentes. Asimismo, promueve un abordaje inter y transdisciplinario, facilitando así la sinergia entre la ciencia y las políticas públicas.
La estructura inicial del SinBiosis estaría compuesta de un comité científico, asesorado por un comité consultivo internacional. Asimismo, existiría un cuerpo administrativo y un equipo operativo de tecnología de la información, comunicación y asistencia educativa.
Este modelo incluye también a un director científico, así como a posdoctores, todos en régimen de dedicación exclusiva al centro. Además de éstos, investigadores experimentados dedicados exclusivamente al centro durante un período de tiempo determinado trabajarían en el SinBiose. Los miembros de los grupos de trabajo deben reunirse una o dos veces por año a los efectos de verificar la marcha de los trabajos y definir los próximos pasos.
“Nuestra idea es que exista un espacio físico, en principio en Brasilia [la capital brasileña], en donde esta interacción pueda materializarse. Será necesario contar con una alta capacidad informática, que no necesita estar en ese lugar, pues en la actualidad esto puede ser hacerse en la nube. Asimismo, se requerirá de un conjunto de posdoctores con dos o tres años de posdoctorado, e investigadores distribuidos por Brasil podrán convergir en ese centro en el momento que deseen”, dijo Joly.
“Este centro constituye una forma aún de aportar conocimiento del área de las humanidades, pues no existirán únicamente la parte biológica y la ecológica, sino que será necesario hallar soluciones que abarquen a la gente y las comunidades, y para ello se requerirá la presencia de profesionales de esas diferentes áreas”, dijo.
Según Joly, los resultados saldrán bajo la forma de publicaciones científicas, pero fundamentalmente lo harán como soluciones de problemas prácticos que afrontan las poblaciones. “La producción científica será una parte pequeña del resultado. Es necesaria, pero el enfoque consistirá en resolver un problema de una cuenca hidrográfica en donde existe un conflicto referente al uso del agua, por ejemplo. Y establecer la interfaz con los gobiernos y las autoridades”, dijo.
Los modelos internacionales
Los científicos participantes en el evento expusieron al respecto de los centros de síntesis existentes en Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y Alemania.
El Canadian Institute for Ecology and Evolution (CIEE) despunta al ser una institución sin estructura física, que se vale del personal de las propias universidades en donde trabajan los investigadores miembros. El centro brasileño pondrá en marcha las actividades siguiendo ese modelo “virtual” mientras no se decida acerca de la estructura con una sede física.
“Nuestro centro tiene una buena relación costo-beneficio. Es algo bien flexible y con un programa realmente nacional, pues no existe una región en donde esté localizado. Esto constituye una ventaja de un programa virtual”, dijo Diane Srivastana, directora del CIEE e investigadora de la Universidad de British Columbia.
“Pero existen algunas limitaciones. Los líderes de cada grupo tienen más trabajo en términos de logística, y no contamos con una infraestructura de personal para el soporte computacional y económico. Dejamos de lado algunas cosas debido a este modelo”, dijo Srivastana.
La síntesis de datos en biodiversidad del CIEE posee siempre un objetivo orientado hacia la solución de problemas. Srivastana puso como ejemplo un programa que está recuperando la población de peces comerciales en la costa de Newfoundland, en el este del país, que puede recuperar la economía local, en quebranto debido a la escasez de bacalaos.
Otro modelo que se mostró fue el del Synthesis Centre for Biodiversity Sciences (sDiv), de Alemania. A diferencia del canadiense, este centro alemán posee su sede física en Leipizig, y sus grupos de trabajo no necesariamente apuntan a un fin social de las investigaciones realizadas.
“Con todo, las propuestas deben abordar el tema estipulado en un sentido amplio. Un proyecto sobre biota del suelo, por ejemplo, no contará únicamente con biólogos y ecólogos, sino también con investigadores que tendrán una mirada sobre los aspectos geográficos y de la química del suelo, e incluso se valdrán datos nuevos que aún no han sido utilizados en ese tipo de estudios, por ejemplo”, dijo Marten Winter, coordinador científico del sDiv.
Estuvieron presentes en el evento también Thomas Meagher, chairman del Environmental Omics Synthesis (EOS), del Reino Unido, Emilio Bruna, de la Universidad de Florida, y Laura Meagher, experta en estudios transdisciplinarios. Jon Kramer, director de ciencia interdisciplinaria del National Socio-Environmental Synthesis Center (SESYNC), de Estados Unidos, y Jerôme Chave del LABEX-CEBA (Center for the Study of Biodiversity in Amazonia), con sede en la Guayana Francesa, también participaron vía teleconferencias por internet. Todos se refirieron a los centros de síntesis que dirigen y a las posibilidades de colaboración.
Con la mira puesta en las soluciones
Una de las principales demandas de los órganos de inspección de Brasil en la actualidad es la falta de datos científicos confiables para fundamentar las decisiones políticas. Por eso Kátia Torres Ribeiro, de la Coordinación General de Investigación y Monitoreo del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), y Ana Paula Fioreze, superintendente adjunta de Operaciones y Eventos Críticos de la Agencia Nacional de Aguas (ANA), mostraron los programas que conducen y las principales demandas que un centro de síntesis podría suplir.
“Esperamos que un centro de síntesis aporte un acceso más fácil a lo más reciente y lo más avanzado en ciencia. Una ventaja de este centro consistiría en orientar un tema que no ha sido resuelto adecuadamente, que es la interacción entre la gestión de aguas y la gestión ambiental”, declaró Fioreze a Agência FAPESP.
“Es información que no está totalmente accesible y que debe consolidarse para que esto pueda incorporarse efectivamente a la toma de decisiones. La ciencia es una de las capas de esa toma de decisiones, pero si el acceso a la misma es difícil, no se la tendrá en cuenta de la manera como debería”, dijo Fioreze.
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