Un estudio muestra por qué las yararás de gran porte son más abundantes en una pequeña isla verde de São Paulo que en las amplias reservas forestales existentes en la ciudad (foto: Otavio A. V. Marques/ Instituto Butantan)
Un estudio muestra por qué las yararás de gran porte son más abundantes en una pequeña isla verde de São Paulo que en las amplias reservas forestales existentes en la ciudad
Un estudio muestra por qué las yararás de gran porte son más abundantes en una pequeña isla verde de São Paulo que en las amplias reservas forestales existentes en la ciudad
Un estudio muestra por qué las yararás de gran porte son más abundantes en una pequeña isla verde de São Paulo que en las amplias reservas forestales existentes en la ciudad (foto: Otavio A. V. Marques/ Instituto Butantan)
Por Janaína Simões | Agência FAPESP – En São Paulo, la mayor metrópolis brasileña, es más fácil encontrar serpientes yararacas o yararás (Bothrops yararaca) “gigantes” en un pequeño fragmento de Bosque Atlántico rodeado por la ocupación urbana que en un área de preservación ambiental de un tamaño más de 15 veces más grande, pese a que en este último territorio cuentan con más alimento disponible.
Un nuevo estudio indica que la explicación de esta diferencia reside en la cantidad de predadores existentes en cada hábitat y no en la disponibilidad de alimento, tal como se pensaba al comienzo de la investigación.
Los resultados de este trabajo aparecen descritos en Journal of Herpetology, en un artículo que es producto de la maestría de Lucas Henrique Carvalho Siqueira en el Instituto de Biociencias, Letras y Ciencias Exactas de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), con sede en el municipio de São José do Rio Preto. Este estudio contó con el apoyo de una beca de la FAPESP y se concretó bajo la dirección de Otavio Augusto Vuolo Marques, investigador del Laboratorio de Ecología y Evolución del Instituto Butantan.
Se compararon serpientes del Parque Estadual Fontes do Ipiranga –conocido popularmente como Parque del Estado y que queda en la zona sur de la ciudad de São Paulo, en donde se encuentran el Jardín Zoológico y el Jardín Botánico– con las del Parque Estadual de Cantareira, situado en la zona norte y cuyo clima y su vegetación son similares al primero, pero que no está aislado como el Parque del Estado, que tiene un área 16 veces menor.
A estas yararacas se las denomina “gigantes” pues son mucho más grandes que su tamaño promedio. Pero esto no significa que exista un gigantismo en esa población. Lo que sucede es que existe una mayor abundancia de especímenes muy grandes (de alrededor de un metro y medio de largo) en el Parque del Estado.
El tamaño de estas serpientes capturadas en ese parque fue lo que le llamó a atención a Vuolo Marques. “Recibimos muchas yararacas en el Butantan y algunas tenían un tamaño mayor que el tamaño promedio. Cuando chequeábamos su procedencia, constatábamos que provenían del Parque del Estado”, dijo.
En estudios anteriores se demostró que las serpientes de gran porte en general aparecen en islas. Según Vuolo Marques, el aislamiento de las poblaciones suministra buenos ejemplos de divergencias morfológicas.
“El Parque del Estado no tiene conexión con otras áreas de monte. Es como una isla que en lugar de estar rodeada de agua se encuentra rodeada por la ciudad”, declaró Vuolo Marques a Agência FAPESP. Se trata de una unidad de conservación de 540 hectáreas cubierta por un fragmento remanente de Bosque Atlántico.
“Resolvimos verificar si esas serpientes estaban volviéndose mayores que otras poblaciones y estudiar algunas variables que constituirían respuestas para explicar esa diferencia de tamaño: la oferta de recursos alimentarios y la presencia de predadores”, dijo el investigador.
Para entender este fenómeno, Carvalho Siqueira se valió de datos morfológicos sobre yararacas que constan en investigaciones publicadas, de serpientes preservadas en la colección del Instituto Butantan provenientes de esos dos lugares, y también fue al campo para recabar datos originales.
“También colocamos trampas con el objetivo de analizar la disponibilidad de recursos alimentarios en ambas áreas. Las yararacas adultas se alimentan de pequeños roedores”, dijo Carvalho Siqueira.
Los autores del estudio se basaron en dos hipótesis. La primera indica que las yararás del Parque del Estado son mayores porque probablemente habría allí una mayor oferta de recursos alimentarios. En estudios realizados por investigadores del Instituto Butantan en Alcatrazes, en la zona litoral norte del estado de São Paulo, se constató que las yararacas que habitan en el continente y se alimentan de roedores son mayores que las que están presentes en la isla, que no cuentan con este tipo de presas.
En Alcatrazes, las yararacas se alimentan de pequeños sapos, lagartos y escolopendras, animales de bajo valor calórico. Se las denomina enanas, pues llegan a medir a lo sumo medio metro.
“Relacionamos su pequeño tamaño con una alimentación calórica restringida. Por eso en el caso del estudio realizado en São Paulo era natural pensar en una gran oferta de recursos alimentarios y tenía sentido pensar en las ratas urbanas, ya que el Parque del Estado se encuentra en un área urbana alterada”, dijo Vuolo Marques.
Sin embargo, según Carvalho Siqueira, no hubo diferencias de tamaño promedio entre las poblaciones de yararacas presentes en ambos parques. “Pero observamos una proporción mayor de hembras gigantes en el Parque del Estado en comparación con el Parque de Cantareira”, dijo. Las yararacas hembras llegan a tener un porte mayor que el de los machos.
El biólogo montó trampas para capturar algunas de las presas. “También nos sorprendió la disponibilidad de alimento, que no era mayor que en Cantareira. Capturamos menos ratitas en el Parque del Estado y durante el tiempo del estudio no confirmamos la presencia de ratas urbanas, solamente la de ratas silvestres”, dijo Carvalho Siqueira.
Ataques masivos
Ante la inesperada constatación de que no era la disponibilidad mayor de alimento lo que explicaba la mayor y más frecuente presencia de yararacas “gigantes” en el Parque del Estado que en el Parque de Cantareira, restó investigar la segunda hipótesis, relacionada con la presencia de predadores. “En el Parque del Estado registramos menos de la mitad de ataques en comparación con los observados en Cantareira”, dijo Carvalho Siqueira.
Ése fue otro reto del estudio: cómo observar y contar con un indicador sobre los ataques de predadores. Esto se resolvió mediante el uso de modelos elaborados en plastilina como la que usan los niños para jugar. Mediante la aplicación de esta estrategia, Carvalho Siqueira pudo verificar cuáles son los predadores y la frecuencia de ataques que las serpientes sufren en ambos parques.
“Confeccionamos 1.440 réplicas de ejemplares adultos de yararás utilizando un color parecido al de las serpientes, y evitando cualquier tipo de mancha para que no surgieran sesgos en los resultados”, dijo.
En cada uno de los parques se utilizaron 720 réplicas –60 mensualmente–, que permanecieron durante dos días en cada lugar. Las marcas de los ataques de los predadores quedaron impresas en la plastilina.
“El conocimiento de la cifra absoluta de predadores de yararacas existentes requeriría el empleo de una cámara en cada una de las réplicas, cosa que no era viable. Pero logramos cuantificar la frecuencia de ataques y verificar si los predadores eran aves o mamíferos”, dijo.
En el Parque de Cantareira, éstos atacaron aproximadamente el 12% de las réplicas de plastilina, un porcentaje alto si se lo compara con trabajos relacionados con serpientes realizados anteriormente. En el Parque del Estado, fue atacado alrededor del 5% de los modelos. “Registramos más del doble de ataques en Cantareira”, declaró Siqueira a Agência FAPESP.
¿Pero cuál es la relación entre el hecho de que haya menos predadores y el tamaño de las serpientes? Según Vuolo Marques, éstas crecen durante toda su vida, aunque la tasa de crecimiento es muy baja en los ejemplares más viejos.
“Para que puedan crecer tanto, deben tener una gran longevidad, es decir, vivir durante mucho tiempo. Como se producen menos ataques de predadores en el Parque del Estado que en el de Cantareira, surge allí una explicación plausible acerca de la existencia más frecuente de serpientes gigantes en el primero. La atenuación de la depredación permite que estos reptiles crezcan”, dijo Vuolo Marques.
Según el investigador, este estudio constituye un nuevo aporte en pro de la preservación de fragmentos forestales como el del Parque del Estado. “Estudios como éste permiten entender mejor la dinámica de esos fragmentos forestales, lo que puede ayudar en acciones de manejo destinadas a su conservación, por ejemplo”, afirma.
Como despliegue de su maestría, Siqueira ahora está estudiando −durante su doctorado− métodos y formas de estimar la edad de las serpientes yararacas y de cascabel. El procedimiento común consiste en efectuar cortes en los huesos de los reptiles, en donde existen marcas de crecimiento, a semejanza de lo que ocurre con los anillos de los troncos de los árboles.
“Tenemos una población senil de yararacas y necesitamos saber sus edades, conocer mejor las tasas de crecimiento”, culminan diciendo los autores del estudio.
Suscriptores de Journal of Herpetology pueden leer el artículo intitulado Effects of Urbanization on Bothrops jararaca Populations in São Paulo Municipality, Southeastern Brazil (doi: https://doi.org/10.1670/17-021), de Lucas Henrique Carvalho Siqueira y Otavio Augusto Vuolo Marques, en el siguiente enlace: bioone.org/doi/full/10.1670/17-021.
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