Jordi Quintana, responsable de la plataforma de descubrimiento de nuevos fármacos del Parque Científico de Barcelona, afirma en la Escuela São Paulo que urge unir fuerzas entre lo mejor de la academia y de la industria (foto: Daniel Antônio/ Agência FAPESP)
Jordi Quintana, responsable de la plataforma de descubrimiento de nuevos fármacos del Parque Científico de Barcelona, afirma en la Escuela São Paulo que urge unir fuerzas entre lo mejor de la academia y de la industria
Jordi Quintana, responsable de la plataforma de descubrimiento de nuevos fármacos del Parque Científico de Barcelona, afirma en la Escuela São Paulo que urge unir fuerzas entre lo mejor de la academia y de la industria
Jordi Quintana, responsable de la plataforma de descubrimiento de nuevos fármacos del Parque Científico de Barcelona, afirma en la Escuela São Paulo que urge unir fuerzas entre lo mejor de la academia y de la industria (foto: Daniel Antônio/ Agência FAPESP)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Existe una laguna entre la academia y la industria farmacéutica en lo que hace al descubrimiento y al desarrollo de nuevos fármacos, y la colaboración constante entre ambas áreas generaría una mayor eficiencia. Esto es lo que sostiene el científico español Jordi Quintana, docente de la Universidad Pompeu Fabra y durante 10 años director responsable de la plataforma de descubrimiento de nuevos fármacos y director científico de desarrollo de negocios del Parque Científico de Barcelona, en España, un conglomerado de tres centros de investigación públicos que agrupan a alrededor de 100 empresas y startups.
En visita a Brasil para participar en la São Paulo School of Advanced Science on Medicines: from Target to Market, realizada en la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto de la Universidad de São Paulo (FMRP-USP) con el apoyo de la FAPESP, Quintana dictó conferencias sobre la colaboración entre ambos sectores y acerca de la necesidad de que exista una integración entre las diversas áreas en la investigación científica.
“En mi caso, el desplazamiento de la industria hacia la academia constituyó una oportunidad para desarrollar algo completamente nuevo en España, combinando química, medicina y biología y realizando investigaciones y proyectos interesantes”, dijo.
Quintana inició su trayectoria en la industria farmacéutica –también fue uno de sus líderes– en el Consorcio Internacional de Investigación en Enfermedades Raras (IRDiRC). Aunque dice ser un afortunado por haber vivido esa experiencia, algo que sucedió de alguna manera por casualidad, Quintana es un defensor de la colaboración entre la industria y la universidad. “Es la manera más eficiente de desarrollar nuevos fármacos”, sostuvo.
Lea a continuación la entrevista que le concedió Quintana a Agência FAPESP:
Agência FAPESP – ¿Por qué aún es tan difícil descubrir y desarrollar nuevos medicamentos?
Jordi Quintana – Son necesarios tres elementos para descubrir una nueva droga: mucha gente con conocimiento en diversas áreas –tales como biología, química e investigación clínica– y trabajando conjuntamente, financiación para toda la operación y conocimiento sobre la enfermedad. Estos tres componentes son difíciles aisladamente y aún más cuando se combinan.
Agência FAPESP – En una de sus conferencias durante la Escuela São Paulo de Ciencia Avanzada en Medicamentos, usted se refirió a la necesidad de colaboración. ¿Por qué la falta de colaboración sería un factor importante en la merma de la eficiencia?
Quintana – La colaboración entre la academia y la industria es importante debido a la complejidad de las enfermedades y de todo el proceso que implica el descubrimiento y el desarrollo de nuevos fármacos. Para descubrir una nueva droga hay que cubrir distintas áreas. Básicamente, se trata de obtener un compuesto o productos que traten o curen una enfermedad. Pero también es sumamente complejo entender los mecanismos de una enfermedad y las estrategias tendientes a hacer cesar el avance de una enfermedad. Para alcanzar tamaña complejidad, es más eficiente reunir el conocimiento y las experiencias previas de la academia o de la industria con un objetivo común como lo es curar una enfermedad específica. Otro punto importante consiste en que el científico debe estar abierto a áreas complementarias a su investigación. Si su enfoque es la química, por ejemplo, es bueno que sepa qué están haciendo los biólogos, o la gente de farmacocinética, o quienes trabajan con la estructura biológica. Hay que tener curiosidad e interés en saber cómo lograron ellos obtener determinados resultados o qué resultados necesitan. Pienso que en la industria esto se hace en forma natural, porque un objetivo alcanzado en una enfermedad, por ejemplo, es importante para toda la empresa. El modo que aplican para lograr esa integración reside en la manera de construir el proyecto. Un desafío de la academia consiste en elaborar proyectos, trabajar y detectar cosas a lo largo del proceso junto a otros especialistas.
Agência FAPESP –Se han realizado grandes esfuerzos en innovación en el área de Ciencias de la Vida, pero tendiendo hacia estrategias de salud digital (digital health) y de prevención, y no tanto hacia la producción de nuevos medicamentos. ¿Qué opinión le merece esto?
Quintana – Las áreas de digital health y e-health están creciendo. Es la combinación u otra vez la integración de dos áreas: la de tecnología de la información y de la salud. Siempre que existe convergencia entre dos áreas distintas surge innovación. En el área de salud es posible prever la necesidad de drogas. Es lo que hacen los sistemas de e-health o digital health, que por ejemplo pueden controlar la presión arterial de una persona. De esta forma, no se necesitará una determinada droga para la presión arterial, pues se han concretado acciones preventivas antes de que se requiera el uso del medicamento. Por otra parte, el desarrollo de nuevas drogas siempre existirá. Siempre tendremos esa necesidad; el tema es que necesitamos hacer esto más eficientemente, pues aún existen muchas enfermedades que carecen de tratamiento medicamentoso.
Agência FAPESP – En términos de innovación, ¿de qué manera la tecnología de la información y la bioinformática pueden ayudar en el descubrimiento de nuevas drogas?
Quintana – La innovación está creciendo debido al crecimiento de datos asociados a la cantidad de investigaciones. Bioinformática y computer drug design [diseño de fármacos con ayuda de computadoras] son tecnologías relativamente nuevas, cuya importancia ha venido creciendo día tras día por dos razones. La primera es que nuevas tecnologías y nuevas descubrimientos están surgiendo en esos nuevos campos. La segunda es que hoy en día hay más datos en distintos laboratorios dispersos por el mundo. Por eso, con los laboratorios académicos y laboratorios industriales de diversos países, y mediante el uso de bioinformática y del conocimiento científico proveniente del computer drug design, será posible analizar e integrar esos datos.
Agência FAPESP – En el transcurso de su carrera usted migró de la industria al área académica. Trabajó incluso en el Consorcio Internacional de Investigación en Enfermedades Raras, donde se combinaban expertos de la academia y de la industria. ¿Qué lo llevó a mudarse de sector tantas veces?
Quintana – Para mí fue una gran oportunidad estar trabajando en esos dos ambientes distintos y realizando investigaciones y proyectos interesantes. En mi caso, desplazarme de la industria a la academia fue una oportunidad para desarrollar algo completamente nuevo en España, combinando química, medicina y biología. Esto no era posible concretarlo en la industria. Posteriormente, también fui afortunado al poder trabajar tanto en la industria como en la universidad en el desarrollo de nuevos fármacos.
Agência FAPESP – ¿Usted les aconsejaría a los científicos más jóvenes que hagan lo mismo?
Quintana – Sí. Existen incertidumbres en muchas cosas en la vida. En el caso de los jóvenes investigadores y posdoctorandos, la elección entre seguir la vida académica o ingresar en la industria no es tan importante. Lo que importa es estar abierto a las nuevas posibilidades y estar interesado en un desafío en particular, independientemente de que sea en la industria o en la academia. Estos desafíos pueden incluso cambiar a lo largo de la vida, y hay que mantenerse abiertos a las oportunidades provenientes del área académica o de la industria. El hecho es que la industria está trabajando cada vez con la academia, y la razón para ello reside en la complejidad que reviste descubrir y desarrollar nuevas drogas. Resulta fundamental integrar a la gente que tiene más conocimiento en la primera parte del proceso [la ciencia básica] con otras personas que dominan la segunda parte [las aplicaciones], donde la industria tiene más historia.
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