Un estudio demuestra que los fármacos contra la presión arterial alta tienen una acción más intensa sobre la frecuencia cardíaca en pacientes que escuchan música luego de tomar la medicación (foto: Pixabay)
Un estudio demuestra que los fármacos contra la presión arterial alta tienen una acción más intensa sobre la frecuencia cardíaca en pacientes que escuchan música luego de tomar la medicación
Un estudio demuestra que los fármacos contra la presión arterial alta tienen una acción más intensa sobre la frecuencia cardíaca en pacientes que escuchan música luego de tomar la medicación
Un estudio demuestra que los fármacos contra la presión arterial alta tienen una acción más intensa sobre la frecuencia cardíaca en pacientes que escuchan música luego de tomar la medicación (foto: Pixabay)
Por Elton Alisson | Agência FAPESP – Además de organizarse para tomar correctamente los medicamentos antihipertensivos que los cardiólogos les prescriben en los horarios indicados y adoptar hábitos y estilos de vida sanos, los pacientes que padecen hipertensión arterial pueden incorporar una actividad placentera –y beneficiosa– a la rutina del tratamiento de la enfermedad: escuchar música inmediatamente después de tomar su medicación.
En un estudio realizado por científicos de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en su campus de la localidad de Marília, en Brasil, en colaboración con pares de la Facultad de Juazeiro do Norte, de la Facultad de Medicina del ABC –ambas en Brasil también– y de la Oxford Brookes University, de Inglaterra, se constató que la música intensifica los efectos beneficiosos de los antihipertensivos en un corto lapso de tiempo tras tomar la medicación.
Los resultados de dicho estudio, realizado en el marco de un proyecto que contó con el apoyo por la FAPESP, salieron publicados en la revista Scientific Reports.
“Observamos que la música mejoró la frecuencia cardíaca y los efectos de antihipertensivos en el lapso de hasta una hora después de tomar la medicación”, declaró Vitor Engrácia Valenti, docente del Departamento de Fonoaudiología de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Unesp de Marília y coordinador del estudio, a Agência FAPESP.
Los investigadores de la Unesp de Marília empezaron a estudiar durante los últimos años el efecto de la música sobre el corazón en situaciones de estrés. Una de las constataciones que hicieron indica que la música clásica fundamentalmente tiene el efecto de disminuir la frecuencia cardíaca.
“Constatamos que la música clásica activa el sistema nervioso parasimpático [encargado de estimular acciones que le permitan al organismo responder a situaciones de calma, tales como la desaceleración de los latidos cardíacos y la disminución de la presión arterial y de la adrenalina y el azúcar presentes en la sangre] y reduce la actividad del sistema simpático [que puede acelerar los latidos cardíacos]”, explicó Valenti.
Con base en esta constatación, los investigadores decidieron evaluar el efecto de la estimulación musical mediante el empleo de un método denominado “variabilidad de la frecuencia cardíaca” durante situaciones cotidianas, como en el tratamiento de la hipertensión, en cuyo caso la terapia musical ha venido siendo estudiada como una intervención complementaria.
“Ya existían estudios relacionados con los efectos de la musicoterapia sobre la presión arterial en pacientes hipertensos que apuntaron que la misma tuvo efectos positivos significativos. Pero aún no estaba claro si la música puede influir en el efecto de la medicación sobre la variabilidad de la frecuencia cardíaca, la presión arterial sistólica y la presión arterial diastólica”, afirmó Valenti.
Efecto sinérgico
Los investigadores realizaron un experimento en el cual evaluaron durante dos días aleatorios y con un intervalo de 48 horas los efectos del estímulo auditivo musical asociado a la medicación antihipertensiva sobre esas variables cardiovasculares en 37 pacientes con presión arterial controlada, que realizaron tratamiento de hipertensión durante un período de seis meses y un año.
Durante el primer día del experimento, después de tomar los medicamentos antihipertensivos de rutina, los pacientes, sin previo aviso, escucharon músicas instrumentales con auriculares durante 60 minutos tras ingerir la medicación y con la misma intensidad. Al segundo día del estudio, pasaron por el mismo protocolo de investigación pero permanecieron con los auriculares desconectados.
Los investigadores examinaron a los pacientes en reposo, a intervalos de 10, 20, 40 y 60 minutos después de tomar la medicación, y analizaron sus parámetros cardiovasculares durante los dos días de la prueba empleando el método de variabilidad de la frecuencia cardíaca. Con este método se pueden detectar con mayor precisión y sensibilidad las alteraciones en el corazón al analizar matemáticamente diferencias entre intervalos de latidos cardíacos.
Los análisis de los datos indicaron que la frecuencia cardíaca de los pacientes disminuyó 60 minutos después de que se los medicó y escucharon música. En tanto, cuando tomaron el antihipertensivo de rutina y no escucharon música después, su frecuencia cardíaca no sufrió una alteración tan intensa.
Las respuestas de los medicamentos también fueron más intensas sobre la presión arterial de los voluntarios cuando escucharon música después de que se los medicó en términos de desaceleración de los latidos cardíacos y de disminución de la presión arterial, según se apuntó en el estudio.
“Detectamos que la medicación antihipertensiva mostró efectos más intensos sobre la frecuencia cardíaca de los pacientes cuando escucharon música”, dijo Valenti.
Una de las hipótesis que plantearon los investigadores indica que al activar el sistema parasimpático, la música causa un aumento de la actividad gastrointestinal de los pacientes hipertensos, acelerando la absorción de medicamentos antihipertensivos e intensificando los efectos sobre la frecuencia cardíaca.
Puede leerse el artículo Musical auditory stimuls acutely influences heart rate dynamic responses to medication in subjects with well-controlled hypertension (doi: 10.1038/s41598-018-19418-7), de Eli Carlos Martiniano, Milana Drumond Ramos Santana, Érico Luiz Damasceno Barros, Maria do Socorro da Silva, David Matthew Garner, Luiz Carlos de Abreu y Vitor E. Valenti, en la revista Scientific Reports, en el siguiente enlace: nature.com/articles/s41598-018-19418-7.
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