Un análisis demostró que el 57,8% de las mujeres en la posmenopausia con insuficiencia o deficiencia de vitamina D padece síndrome metabólico (imagen: Wikipedia)

Un estudio refuerza la relación entre la falta de vitamina D y el síndrome metabólico
22-03-2018
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Un análisis demostró que el 57,8% de las mujeres en la posmenopausia con insuficiencia o deficiencia de vitamina D padece síndrome metabólico

Un estudio refuerza la relación entre la falta de vitamina D y el síndrome metabólico

Un análisis demostró que el 57,8% de las mujeres en la posmenopausia con insuficiencia o deficiencia de vitamina D padece síndrome metabólico

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Un análisis demostró que el 57,8% de las mujeres en la posmenopausia con insuficiencia o deficiencia de vitamina D padece síndrome metabólico (imagen: Wikipedia)

 

Por Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – Investigadores de la Universidade Estadual Paulista que trabajan en la Facultad de Medicina del Municipio de Botucatu (FMB-Unesp), en Brasil, detectaron una fuerte asociación entre la deficiencia de vitamina D y el síndrome metabólico –un conjunto de condiciones que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes– en las mujeres durante el período de posmenopausia.

De acuerdo con la referida investigación, publicada en la revista Maturitas, el síndrome metabólico se detectó en el 57,8% de las mujeres analizadas con insuficiencia (niveles situados entre 20 y 29 nanogramos por mililitro de sangre) o deficiencia de vitamina D (menor que 20 ng/ ml). Entre aquéllas que tenían vitamina D suficiente (30 ng/ ml o más), sólo el 39,8% padecía síndrome metabólico. Se estima que el síndrome metabólico afecta al 50% de la población de Estados Unidos ubicada en la franja etaria de los 50 años.

Durante un período de dos años, 463 mujeres con edades entre 45 y 75 años se sometieron a un seguimiento en el Consultorio Externo de Climaterio y Menopausia de la FMB. Todas las participantes en el estudio se encontraban cursando hacía al menos 12 meses la posmenopausia y no tenían ningún problema cardíaco aparente. El estudio contó con el apoyo por la FAPESP mediante una Ayuda a la Investigación.

“En simultáneo con la medición de la concentración de vitamina D en la sangre, evaluamos si esas mujeres exhibían parámetros indicativos de síndrome metabólico. Notamos que cuanto menor era el valor sérico [en la sangre] de vitamina D, mayor fue la aparición del síndrome metabólico. Estos resultados sugieren que el hecho de suplementar con vitamina D y el consiguiente mantenimiento de sus niveles adecuados en mujeres en el curso de la posmenopausia pueden mitigar el riesgo de contraer enfermedades”, dijo Eliana Aguiar Petri Nahas, docente del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la FMB y una de las autoras del estudio.

Entre los parámetros para evaluar si la paciente padece síndrome metabólico se encuentran los siguientes: circunferencia de la cintura superior a 88 centímetros, hipertensión arterial (superior a 130 por 85 mmHg), nivel elevado de azúcar en la sangre (glucemia en ayunas mayor que 100 mg/ dL) y niveles anormales de triglicéridos (superiores a 150 mg/ dL) y de colesterol HDL (por debajo de 50 mg/ dL). A las mujeres que exhiben al menos tres de estos cinco parámetros alterados se las diagnostica con síndrome metabólico.

Con todo, los investigadores remarcan que se hacen necesarios más estudios para confirmar esta relación. “El objetivo del estudio consistió en evaluar la asociación entre la deficiencia de vitamina D y los factores de riesgo del síndrome metabólico en mujeres en la posmenopausia”, escribieron los autores en el artículo.

En estudios anteriores se había descrito la existencia de diversos mecanismos que explicarían el efecto de la vitamina D en los componentes del síndrome metabólico. Según el artículo, la explicación más plausible para esa relación sería la influencia de la vitamina D en la secreción y la sensibilidad de la insulina, una hormona secretada en el páncreas que posee un importante papel en el síndrome metabólico.

“El receptor de vitamina D se expresa en células pancreáticas secretoras de insulina y en tejidos blanco periféricos, tales como el tejido muscular esquelético y el tejido adiposo. La deficiencia de vitamina D puede comprometer la capacidad de las células de convertir la proinsulina en insulina”, escribieron los autores.

Los efectos extraóseos

Los mismos investigadores de la Unesp también analizaron la relación entre la deficiencia de vitamina D y el cáncer de mama en mujeres en la posmenopausia. Este estudio, cuyos resultados se publicaron en The Journal of Steroid Biochemistry and Molecular Biology, se realizó con 192 mujeres con edades entre 45 y 75 años y con diagnóstico reciente de cáncer de mama, y que se encontraban en la posmenopausia hacía más de 12 meses.

En el estudio, el 33,8% de las pacientes tenía niveles suficientes de vitamina D, en tanto que el 66,2% de los casos presentaba deficiencia. Las mujeres con insuficiencia o deficiencia de vitamina D exhibieron una mayor proporción de tumores con grado avanzado o metastásico.

El equipo está avanzando en la comprensión de los efectos de la vitamina D en distintas enfermedades crónicas, tales como la obesidad, la hipertensión, la diabetes y, por consiguiente, el síndrome metabólico; y también con relación al cáncer de mama.

“Reconocidamente, la vitamina D es importante para la masa ósea, fundamentalmente para ayudar a absorber el calcio hacia los huesos. Ahora estamos estudiando los efectos extraóseos de la vitamina D en el sistema cardiovascular y en las mamas, que son los dos focos de nuestro estudio actual. En los últimos años se ha planteado la asociación entre la deficiencia de vitamina D con inflamaciones y enfermedades cardiometabólicas. Con todo, aún falta información referente a la asociación entre la vitamina D y los marcadores cardioinflamatorios en la población en general”, dijo Nahas.

La investigadora explica que el envejecimiento es un factor importante para la merma de vitamina D. “Cuando nos exponemos al sol, existe una previtamina D en el tejido adiposo, debajo de la piel. Pero cuando envejecemos perdemos no solo masa muscular, sino que también se producen alteraciones en la composición corporal y perdemos también esa previtamina. Por eso normalmente, aun cuando un anciano se exponga al sol, produce menos vitamina D”, dijo.

El grupo de investigadores espera ahora avanzar con estudios sobre el aporte suplementario de vitamina D e indicadores de enfermedades cardiovasculares en mujeres en la posmenopausia.

“Se hacen necesarios más estudios para poder efectuar esas asociaciones importantes sobre los efectos del aporte de vitamina D en el perfil cardiometabólico e inmunoinflamatorio de las enfermedades cardiovasculares y en la calidad de vida de las mujeres en la posmenopausia”, dijo Nahas.

La investigadora advierte que es necesario prestar más atención al grupo de las mujeres en la posmenopausia. Se indica consultar a un médico para verificar la necesidad de aporte suplementario de vitamina D. “La hipovitaminosis puede tener repercusiones, ya sea en el cáncer de mama, en las enfermedades vasculares o en el síndrome metabólico”, dijo.

Puede leerse el artículo intitulado Vitamin D deficiency is associated with metabolic syndrome in postmenopausial women (doi: 10.1016/j.maturitas.2017.10.011), de Eneida Boteon Schmitt, Jorge Nahas-Neto, Flavia Bueloni-Dias, Priscila Ferreira Poloni, Claudio Lera Orsatti, Eliana Aguiar Petri Nahas, en Maturitas, en el siguiente enlace: sciencedirect.com/science/article/pii/S037851221730628X

Y el artículo Vitamin D deficiency is associated with poor breast cancer prognostic features in postmenopausial women (doi: 10.1016/j.jsbmb.2017.10.009), de Benedito de Sousa Almeida-Filho, Heloisa De Luca Vespoli, Eduardo Carvalho Pessoa, Murilo Machado, Jorge Nahas-Neto, Eliana Aguiar Petri Nahas, puede leerse en The Journal of Steroid Biochemistry and Molecular, en: sciencedirect.com/science/article/pii/S0960076017302789?via%3Dihub

 
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