Un estudio indica que la expresión de un grupo de 52 micro ARNs disminuye a medida que la enfermedad se vuelve más agresiva. Y apunta un tratamiento posible basado en la restauración de los niveles de estas moléculas (imagen: Wikimedia Commons)

Identifican potenciales genes diana con miras a detener el cáncer de tiroides
01-02-2018
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Un estudio indica que la expresión de un grupo de 52 micro ARNs disminuye a medida que la enfermedad se vuelve más agresiva. Y apunta un tratamiento posible basado en la restauración de los niveles de estas moléculas

Identifican potenciales genes diana con miras a detener el cáncer de tiroides

Un estudio indica que la expresión de un grupo de 52 micro ARNs disminuye a medida que la enfermedad se vuelve más agresiva. Y apunta un tratamiento posible basado en la restauración de los niveles de estas moléculas

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Un estudio indica que la expresión de un grupo de 52 micro ARNs disminuye a medida que la enfermedad se vuelve más agresiva. Y apunta un tratamiento posible basado en la restauración de los niveles de estas moléculas (imagen: Wikimedia Commons)

 

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – El cáncer de tiroides es una enfermedad con buenos índices de cura en la mayoría de los casos. Sin embargo, en un 5% de los pacientes, los tumores se vuelven refractarios a los tratamientos disponibles, pueden propagarse por el cuerpo y llevar a la muerte.

En un estudio realizado en el Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, investigadores descubrieron que a medida que los tumores se vuelven más agresivos, se produce una merma de la expresión de 52 micro ARNs o miARNs, pequeñas moléculas de ARN que no codifican proteínas, pero que desempeñan una función regulatoria en diversos procesos celulares.

La referida investigación se llevó a cabo durante el posdoctorado de Murilo Vieira Geraldo con el apoyo de la FAPESP, y bajo la supervisión de la profesora del ICB-USP Edna Teruko Kimura.

Y sus resultados se dieron a conocer en un artículo publicado en la revista Oncotarget.

“Los datos obtenidos hasta el presente sugieren que esos miARNs pueden explotarse como supresores tumorales. La idea consistiría en restaurar el nivel de esas moléculas en los tumores y verificar si de este modo logramos impedir la progresión de la enfermedad”, dijo Vieira Geraldo, quien actualmente se desempeña como docente del Instituto de Biología (IB) de la Universidad de Campinas (Unicamp).

Tal como sostuvo el investigador, los experimentos que realizó durante su posdoctorado se concretaron en su mayoría en un modelo de ratones genéticamente modificados. En dichos animales, el gen BRAF se encuentra mutado solamente en la tiroides. La alteración es similar a la que se halla a menudo en los pacientes con tumores de tiroides o con melanomas.

“Cuando está presente esa mutación, el cáncer suele ser más agresivo. En el caso de los ratones, con tan sólo cinco semanas de vida exhiben tumores grandes, con una arquitectura tisular característica de los carcinomas papilares de tiroides. El modelo utilizado mimetiza lo que sucede con ese 5% de pacientes que se mueren como consecuencia de la progresión de la enfermedad”, comentó Vieira Geraldo.

El primer paso consistió en evaluar cómo se modificaba la expresión de los miARNs en general a medida que la enfermedad progresaba en los ratones. Los científicos detectaron entonces la presencia de un grupo de moléculas con un comportamiento muy similar: altamente expresadas en los animales más jóvenes, con tumores menos agresivos, y disminuidas en los casos más avanzados.

Los científicos investigaron entonces en qué región del genoma se codifican esos miARNs y descubrieron que se trata de un sitio conocido como brazo largo del cromosoma 14 (banda cromosómica 14q32).

“Coincidentemente, en 2015 salió publicado un artículo en el cual se revelaba la existencia de una condición rara conocida como Temple syndrome, caracterizada precisamente por la pérdida parcial o total de esa región del genoma. El estudio correspondiente mostraba que los portadores de este síndrome exhibían un riesgo aumentado de padecer cáncer tiroideo. Esto reforzó nuestra sospecha de que en esa región del genoma existe algo importante para el funcionamiento de la tiroides”, explicó el investigador.

El siguiente paso consistió en evaluar cómo se encontraba la expresión de esos miARNs en pacientes con tumores tiroideos. Mediante el empleo de herramientas de bioinformática, se analizaron bancos públicos en donde se almacenan datos genómicos de portadores de la enfermedad, tal como el The Cancer Genome Atlas (TCGA). Esa parte del proyecto contó con la colaboración del profesor Helder Nakaya, de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la USP.

Datos recabados en internet correspondientes a 500 pacientes confirmaron que la expresión de esos miARNs se encuentra disminuida también en los tumores humanos.

“Cuando observamos los blancos de esos miARNs, las moléculas de ARN con las cuales interactúan, nos dimos cuenta de que muchos de ellos regulan procesos importantes para la progresión del cáncer y la propagación metastática, tales como la migración y la adherencia celular”, comentó Vieira Geraldo.

La validación

De manera casi aleatoria, el grupo del ICB-USP seleccionó uno de los 52 miARNs identificados en el modelo animal –el miR-654– para validar su función en pruebas in vitro, realizadas con linajes de células tumorales tiroideas humanas.

Las pruebas in vitro confirmaron que cuando se restaura la expresión del miR-654 –que se encontraba baja en el linaje tumoral– a niveles equivalentes a los de una condición sana, las células empiezan a proliferar menos, se vuelven menos capaces de migrar y se mueren en mayor cantidad.

En un nuevo proyecto que está en curso ahora en la Unicamp, Vieira Geraldo pretende identificar cuáles de los 52 miARNs son más interesantes, a los efectos de estudiarlos más detalladamente y probarlos como blancos terapéuticos.

De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer (Inca) de Brasil, el cáncer de tiroides es el más común en la región de la cabeza y el cuello, y es tres veces más frecuente en el sexo femenino. Datos del banco público Surveillance, Epidemiology and End Results (SEER), del National Cancer Institute (de Estados Unidos), revelan que la incidencia de esta enfermedad se ha triplicado durante los últimos 35 años. El carcinoma papilar es el subtipo más común de tumor tiroideo, y abarca entre el 75 y el 80% de los casos.

Puede leerse artículo intitulado Down-regulation of 14q32-encoded miRNAs and tumor suppressor role for miR-654-3p in papillary thyroid cancer en el siguiente enlace: oncotarget.com/index.php?journal=oncotarget&page=article&op=view&path[]=14162&pubmed-linkout=1.

 

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