Proyectos desarrollados en el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo contribuyen para reescribir la historia de la Antigua Grecia (imagen: reproducción/ Agência FAPESP)

Una investigación ayuda a deshacer equívocos sobre las antiguas ciudades griegas
23-04-2015

Proyectos desarrollados en el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo contribuyen para reescribir la historia de la Antigua Grecia

Una investigación ayuda a deshacer equívocos sobre las antiguas ciudades griegas

Proyectos desarrollados en el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo contribuyen para reescribir la historia de la Antigua Grecia

23-04-2015

Proyectos desarrollados en el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo contribuyen para reescribir la historia de la Antigua Grecia (imagen: reproducción/ Agência FAPESP)

 

Por José Tadeu Arantes

Agência FAPESP – Se suele identificar a las antiguas ciudades griegas únicamente con su núcleo urbano visible, especialmente con la Acrópolis de Atenas. Pero investigaciones arqueológicas han demostrado que la polis abarcaba un área extensa, que incluía una parte eventualmente más urbanizada (asty) y otra de poblamiento menos denso (khora), donde se trabajaba en la agricultura, la ganadería y la recolección de leña, pero también se vivía allí.

La polifacética relación entre el centro y la periferia en la organización de la polis es objeto de dos Proyectos Temáticos, con el apoyo de la FAPESP: “La organización de la khôra: la ciudad griega frente a su hinterland” y “La ciudad y el territorio en la Antigua Grecia: la organización del espacio y de la sociedad” (ya culminado). Estos estudios han ayudando a revisar en profundidad la organización social y la vida cotidiana de la Grecia de las épocas Arcaica y Clásica.

“Nuestra visión del mundo griego estuvo muy sugestionada por una cierta connotación adjudicada a la palabra ‘política’, que es un adjetivo derivado de polis. Y éste es el principal concepto que estamos revisando”, dijo la historiadora Maria Beatriz Borba Florenzano, profesora titular de Arqueología Clásica del Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo (MAE-USP) y coordinadora de los proyectos.

“Desde la creación de los Estados nacionales europeos, durante el período comprendido entre los siglos XV y XIX, lo que se buscó en la Antigüedad fueron los aspectos relacionados con la autoridad, con la estructura de poder, con las instituciones, etc. Por eso la famosa frase de Aristóteles que dice que ‘el hombre es un animal político’, se entendió en términos de organización en facciones, de disputa por el control del Estado, de participación en el gobierno o en la oposición, etc. Pero, si efectuamos una lectura más cuidadosa, vemos que, al emplear a palabra ‘política’, Aristóteles se refería a una forma de vida específica del mundo griego, centrada en la organización en ciudades como espacios extensos, que van de la asty a la khora, y no únicamente a la participación en las instituciones a las que hoy en día denominamos como ‘políticas’, en el sentido estricto de la palabra”, prosiguió la investigadora.

Florenzano enfatizó que este abordaje revisionista es fruto de la reciente investigación arqueológica, que hizo posible una relectura o una mejor contextualización de los textos clásicos.

Durante dicho proceso, el Laboratorio de Estudios sobre la Ciudad Antigua (Labeca) ha venido aportando su cuota. Fundado en 2006 en el MAE-USP, este laboratorio se encuentra estrechamente vinculado con los dos proyectos temáticos antes mencionados.

“La historiografía siempre se ha basado en el estudio de los textos antiguos. Pero la arqueología ha permitido revelar otros aspectos que los textos no mostraban. Y ésta es la información que el Labeca ha intentado difundir”, afirmó. Puede tenerse acceso a un volumen de material diverso del laboratorio en el sitio web de la institución (http://labeca.mae.usp.br/pt-br).

La visión de la Antigua Grecia que se muestra en dicho material es muy distinta a la convencional. Por supuesto que existía una helenidad: todos hablaban en griego; hasta que la región fue sometida por el Imperio Macedónico, en el siglo IV a. C., la sociedad se organizaba en ciudades independientes y no en un Estado centralizado; el panteón era un sólo (aunque a determinados dioses o diosas se les rindiese más culto en un lugar que en otros, o con determinados atributos en un lugar y con otros distintos en otros).

Pero las pequeñas ciudades y el mundo rural eran muchos más relevantes que lo que hizo suponer la antigua historiografía. “Había numerosas polis con no más de mil habitantes, y había también algunas grandes polis como Atenas, con 150 mil habitantes, o Siracusa, con 100 mil”, informó Florenzano.

“Antiguamente, la historiografía valoraba mucho los grandes templos, ubicados en el ágora, la plaza central de la ciudad antigua. Pero cuando insertamos esos grandes templos en el contexto general de la polis, nos percatamos de que estaban conectados con otros espacios sagrados, distribuidos por la asty y la khora. Había caminos específicos que conectaban a unos y otros, y el conjunto de los caminos formaba una red que articulaba todo el territorio”, afirmó.

“Verificamos así que el dominio de la ciudad se extendía sobre un territorio mucho mayor que el núcleo densamente poblado. Y podemos entender también las referencias que aparecen en los textos antiguos a los recorridos por donde se desplazaban las procesiones, como en el caso la gran procesión que integraba a Atenas con la ciudad de Eleusis, donde se celebraban los misterios asociados con los cultos a las diosas agrícolas Deméter y su hija Kore (la forma virginal y terrestre de Perséfone). Son recorridos que energizaban todo el territorio, dotándolo de una sacralidad específica”, dijo la historiadora.

Un ejemplo específico estudiado por la profesora Elaine Farias Veloso Hirata, investigadora del laboratorio, fue la instauración del culto a ambas diosas (Deméter y Kore) en Gela, ciudad fundada por los griegos en Sicilia (actualmente una región autónoma de Italia). Una descripción de ese estudio aparece en el artículo intitulado “Las prácticas religiosas y la organización del espacio en la Sicilia arcaica: artefactos y estructuras entre la asty y la khora en Gela”, publicado como capítulo en el libro Imagem, gênero e espaço: representações da Antiguidade, de Alexandre Carneiro Cerqueira Lima (organizador) (Niterói, editorial Alternativa-Capes, 2014).

“Nuestra hipótesis de investigación se centra en el rol que desempeñaron las áreas consagradas a Deméter y Kore, ubicadas en los alrededores de la asty, en los límites de la khora, como marcas territoriales del dominio greco-balcánico sobre la llanura interiorana cultivable ocupada por las poblaciones locales”, escribió la historiadora.

Según Hirata, los santuarios dedicados a esas diosas agrícolas (eran 25 en el área de Gela) fueron una forma que los griegos –provenientes de afuera– hallaron para acercarse a las poblaciones nativas, manifestando así su presencia y asegurándose las posiciones conquistadas. En esas áreas sagradas se realizaban las Tesmoforias, festividades celebradas en honor a Deméter y Kore, en las cuales estaba prohibida la presencia de hombres y sólo podían participar las mujeres casadas con ciudadanos.

Éste y otros ejemplos divergen respecto al modelo que construyó la historiografía tradicional, de una sociedad en la cual los únicos agentes históricos eran los ciudadanos, una categoría que excluía a las mujeres, los niños, los extranjeros y los esclavos.

El historiador Fabio Augusto Morales Soares desarrolló este subtema en el artículo intitulado “Ciudadanos y habitantes: por una dialéctica de la polis”, publicado como capítulo en el libro Estudos sobre a cidade antiga, organizado por Maria Beatriz Borba Florenzano y Elaine Farias Veloso Hirata (São Paulo, editorial de la Universidad de São Paulo, 2000), que contó con el apoyo de la FAPESP para su publicación.

“Desde finales del siglo XIX hasta finales del siglo XX, la historiografía tendió a pensar a la polis como una categoría central en la organización narrativa de la ‘historia de la Antigua Grecia’, y esa polis era la Atenas del período clásico; la polis estaba identificada con una ‘comunidad de ciudadanos’, o con una ‘comunidad de ciudadanos en sus instituciones’ (...)”, escribió Soares.

En el artículo, el historiador apuntó diversas tentativas que se hicieron en la historiografía contemporánea para incluir como sujetos históricos a los habitantes no ciudadanos (mujeres, niños, extranjeros y esclavos). Y concluyó escribiendo: “Si bien de un lado los ciudadanos intentaban monopolizar institucionalmente la política, y, por lo tanto, la apropiación de la polis, al identificarse con ella y formular a sus ‘otros’, por otro lado, los no ciudadanos disponían de medios no institucionales de práctica política, a través de los cuales se apropian de la polis como sujetos políticos, tenida ésta como la comunidad de los habitantes”.

En su estudio de maestría, intitulado “La democracia ateniense por el reverso: los metecos y la política de los discursos de Lisias”, y elaborado con el apoyo de la FAPESP, Soares estudió especialmente el ejemplo de Lisias, célebre orador de ascendencia extranjera de la Época Clásica.

Un nuevo estudio del material disponible

En Grecia se han venido haciendo excavaciones desde el Renacimiento. Los museos y los institutos de patrimonio europeos cuentan con archivos y publicaciones repletos de material. La masa documental es gigantesca. Teniendo en cuenta esta variable y la dificultad para obtener autorizaciones con el objetivo de realizar nuevas excavaciones en el país, en Italia o en Turquía, los científicos del Labeca optaron por estudiar nuevamente el material disponible en los archivos y publicaciones.

“Por supuesto que hicimos también varios viajes al campo para recuperar bibliografía y mapas antiguos, y para visitar, fotografiar y filmar los sitios arqueológicos, pues nuestros proyectos también se insertan en una arqueología del paisaje. Fuimos con equipos e incluso con alumnos, montamos bancos de datos, hicimos muchos contactos en Grecia, en Italia y en Francia, pero no realizamos excavaciones”, afirmó Florenzano.

El proyecto temático en marcha que ella coordina, se enfoca fundamentalmente en las diversas maneras que hallaron los griegos para ocupar el territorio de sus ciudades y marcar fronteras con otros griegos y con los no griegos.
 

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