En un artículo publicado en Nature Ecology and Evolution, esos investigadores advierten sobre la necesidad de reducir las desigualdades y mejorar las condiciones de trabajo del personal que recolecta información de campo (foto: Eduardo Cesar/Pesquisa FAPESP)

Científicos de 27 instituciones abogan por nuevo modelo de gestión de los datos forestales compartidos
04-08-2022
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En un artículo publicado en Nature Ecology and Evolution, esos investigadores advierten sobre la necesidad de reducir las desigualdades y mejorar las condiciones de trabajo del personal que recolecta información de campo

Científicos de 27 instituciones abogan por nuevo modelo de gestión de los datos forestales compartidos

En un artículo publicado en Nature Ecology and Evolution, esos investigadores advierten sobre la necesidad de reducir las desigualdades y mejorar las condiciones de trabajo del personal que recolecta información de campo

04-08-2022
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En un artículo publicado en Nature Ecology and Evolution, esos investigadores advierten sobre la necesidad de reducir las desigualdades y mejorar las condiciones de trabajo del personal que recolecta información de campo (foto: Eduardo Cesar/Pesquisa FAPESP)

 

Luciana Constantino | Agência FAPESP – Los datos forestales abiertos son considerados fundamentales para el monitoreo y el diseño de políticas de preservación de la biodiversidad, por ello requieren de un “acuerdo radicalmente nuevo” entre originadores, usuarios y financiadores. Este es uno de los principales puntos que se debaten en un artículo de opinión publicado en la revista Nature Ecology and Evolution y firmado por 25 científicos de 27 instituciones y universidades de diversos países, entre ellas cuatro brasileñas.

El grupo, encabezado por los científicos Renato Augusto Ferreira de Lima, del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP, Brasil), y Oliver L. Phillips, de la Universidad de Leeds (UoL, Reino Unido), coincide en la necesidad de que los datos sean abiertos, pero plantea que la desigualdad de condiciones de trabajo entre generadores y usuarios de la información constituye un argumento para sopesar de qué forma y cuándo debe abrírselos, y aboga por un proceso más “justo y equitativo”.

“Los científicos tropicales de campo conocen bien esa realidad. Con el debate que traemos a la luz pretendemos llegar a las instituciones financiadoras, a los usuarios que desean acoplar datos forestales a la información satelital y a las casas editoriales, que en ocasiones exigen la apertura de los datos. Esta es una forma de advertir que las condiciones de trabajo para la generación de esa información no son iguales para todos”, afirma Ferreira de Lima en declaraciones concedidas a Agência FAPESP.

Las diferentes condiciones de trabajo, de infraestructura, de capacitación y de financiación de las investigaciones se encuentran en la lista de las causas para lo que el grupo de científicos denomina como “un abismo” entre los profesionales y las instituciones que miden los bosques en campo y los que utilizan los datos recabados para elaborar síntesis a escalas regionales y globales.

“En el artículo demostramos que los generadores de datos biológicos en las zonas tropicales –entre ellos botánicos, ecólogos, ingenieros forestales, técnicos y comunidades locales– no disponen de acceso a la misma capacitación, infraestructura y recursos. Y esto termina siendo oneroso para quienes tienen la responsabilidad de recolectar los datos y que a menudo necesitan una inversión continua para poder monitorear la biodiversidad”, dice Ferreira de Lima.

El acceso a datos sin restricciones y con posibilidades de compartición ha venido siendo considerado fundamental para atender la creciente demanda de información forestal, ya sea para la realización de investigaciones, el monitoreo o la formulación de políticas públicas.

Sucede que los bosques tropicales –la selva amazónica, por ejemplo– son tenidos como punto central de un abordaje de sistemas integrados con miras a afrontar las crisis globales relacionadas con los cambios climáticos y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) postulados por las Naciones Unidas en la Agenda 2030.

Estos sistemas son responsables de servicios ambientales cruciales tales como la absorción de gases de efecto invernadero, el equilibrio hídrico y la biodiversidad. Así y todo, se encuentran bajo las constantes amenazas de la deforestación, los incendios y otras.

Ferreira Lima fue el primer autor de un estudio que contó con el apoyo de la FAPESP y que salió publicado en 2020, en el cual se demuestra que la acción humana ha causado –directa o indirectamente– la pérdida de biodiversidad y de biomasa en más de un 80 % de los fragmentos forestales remanentes del Bosque Atlántico (lea más en: https://agencia.fapesp.br/35261/). 

Por otra parte, la recolección y la generación de datos forestales a largo plazo implica medir físicamente árboles in situ de diversas especies e identificarlos. Este trabajo requiere actualizaciones y un monitoreo constante para registrar los cambios en el transcurso de los años, lo cual al tratarse de bosques puede representar décadas de financiación y carreras enteras de investigadores.

Sugerencias

Para asegurar los beneficios de los flujos de datos forestales a largo plazo, el grupo de científicos plantea en el artículo ocho recomendaciones basadas en lo que caracterizan como “un modelo alternativo”, concentrado en las necesidades de los originadores, que garantiza que los usuarios y los financiadores contribuyan adecuadamente.

“Un abordaje justo y sostenible empieza por reconocer el desafío humano inherente a las mediciones forestales a largo plazo. El mismo debe poner a la gente y no los datos en primer lugar. Esto significa asumir los verdaderos costos de financiación, profesionales y personales de la realización de estas mediciones”, escribe el grupo científicos con una gran experiencia en ecología de bosques tropicales, que representan, además de a Brasil, a Perú, Colombia, Argentina, Camerún, Congo, Vietnam, Estados Unidos y países europeos.

En las recomendaciones, los investigadores sugieren la financiación de los costos directos e indirectos en: 1) trabajo de campo y laboratorios, incluido el apoyo a los herbarios; 2) la capacitación y las condiciones seguras de trabajo de los profesionales que producen los datos forestales, y 3) los gastos generales de las instituciones responsables del suministro de la información.

Asimismo, destacan que esencial invertir en la gestión de los datos mediante la implementación bancos como el que existe actualmente para los registros y las secuencias de ADN de las especies, pero evalúan que es necesario cubrir los costos de curaduría y estandarizar su infraestructura.

Con relación a los periódicos científicos, el grupo sugiere que los mismos apoyen a los investigadores de campo mediante la adopción de definiciones holísticas de autoría, a los efectos de incluir a todos los implicados en la recolección y asegurar que los resultados se difundan en el idioma de los creadores. “Esto significa reconocer los verdaderos costos de la capacitación de las instituciones tropicales. Para terminar, aunque no por ello es menos importante, resulta esencial implementar colaboraciones a largo plazo y equitativas, que deben constituir el objetivo declarado de financiadores, productores y usuarios por igual”, culminan.

En diciembre de 2020, en un artículo publicado en Scientific Data,  los investigadores Jingjing Liang, de la Universidad Purdue (Estados Unidos), y Javier Gamarra, del equipo del National Forest Monitoring (NFM), sostenían que, pese a los avances, la cantidad de datos forestales compartidos in situ no contemplaba la urgencia de crisis globales como las políticas de combate contra las pandemias y las acciones de mitigación de los cambios climáticos.

En Brasil, el Instituto de Manejo y Certificación Forestal y Agrícola (Imaflora) publicó ese mismo año una investigación que apuntó a entender las características y el modo en que 11 iniciativas de diversos sectores forestales utilizaban los datos abiertos en acciones orientadas hacia la prevención, el monitoreo y el control del desmonte.

De acuerdo con los testimonios de los representantes de las iniciativas analizadas, los principales problemas de las bases empleadas residían en la existencia datos de baja calidad, incompletos y desactualizados, amén de la falta de integración o centralización de las mismas.

Para Ferreira Lima, Phillips y los restantes autores, los beneficios de la compartición de datos forestales fluirán mejor con la puesta en valor del trabajo de recolección in situ y de las carreras de los profesionales implicados, al asegurarse el apoyo y la financiación de toda la cadena de recolección, producción y análisis de esa información.

Puede leerse el artículo intitulado Making forest data fair and open en el siguiente enlace: https://doi.org/10.1038/s41559-022-01738-7.

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