Este porcentaje surge de un estudio online realizado en Brasil entre 938 personas con diagnóstico confirmado mediante testeos de RT-PCR o serológicos. Se consideró como personas suficientemente activas fisicamente a aquellas que antes de la pandemia practicaban semanalmente al menos 150 minutos de ejercicios aeróbicos de intensidad moderada o 75 minutos de alta intensidad, tal como lo recomienda la OMS (foto: Pexels/Pixabay)

Las internaciones por COVID-19 son un 34% menores entre quienes realizan actividades físicas regularmente
17-12-2020
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Este porcentaje surge de un estudio online realizado en Brasil entre 938 personas con diagnóstico confirmado mediante testeos de RT-PCR o serológicos. Se consideró como personas suficientemente activas fisicamente a aquellas que antes de la pandemia practicaban semanalmente al menos 150 minutos de ejercicios aeróbicos de intensidad moderada o 75 minutos de alta intensidad, tal como lo recomienda la OMS

Las internaciones por COVID-19 son un 34% menores entre quienes realizan actividades físicas regularmente

Este porcentaje surge de un estudio online realizado en Brasil entre 938 personas con diagnóstico confirmado mediante testeos de RT-PCR o serológicos. Se consideró como personas suficientemente activas fisicamente a aquellas que antes de la pandemia practicaban semanalmente al menos 150 minutos de ejercicios aeróbicos de intensidad moderada o 75 minutos de alta intensidad, tal como lo recomienda la OMS

17-12-2020
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Este porcentaje surge de un estudio online realizado en Brasil entre 938 personas con diagnóstico confirmado mediante testeos de RT-PCR o serológicos. Se consideró como personas suficientemente activas fisicamente a aquellas que antes de la pandemia practicaban semanalmente al menos 150 minutos de ejercicios aeróbicos de intensidad moderada o 75 minutos de alta intensidad, tal como lo recomienda la OMS (foto: Pexels/Pixabay)

 

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – Los resultados de un estudio online realizado con 938 brasileños que contrajeron COVID-19 apuntan que la prevalencia de internaciones provocadas por la enfermedad fue un 34,3% menor entre los voluntarios considerados “suficientemente activos”, es decir, quienes antes de la pandemia practicaban semanalmente al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de alta intensidad.

Personas de ambos sexos y distintas edades que se infectaron con el SARS-CoV-2 y lo confirmaron mediante test moleculares (RT-PCR, que detectan el ARN vírico en la fase aguda) o serológicos (que detectan anticuerpos contra el virus en la sangre) respondieron el cuestionario entre los meses de junio y agosto. Del total de participantes, tan solo 91 (el 9,7%) debieron internarse. Los datos completos del estudio, que contó con apoyo de la FAPESP, se dieron a conoceren la plataforma medRxiv, en un artículo aún sin revisión por pares.

Para definir el criterio de “suficientemente activo”, los investigadores utilizaron como referencia las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para adultos de entre 18 y 64 años, las cuales a su vez se basan en las directrices de las principales entidades médicas del mundo.

“Procuramos evaluar si había alguna merma en la prevalencia de hospitalizaciones también entre los que practicaban actividades físicas durante un período menor que el recomendado, pero en ese caso la diferencia no fue significativa desde el punto de vista estadístico”, le comenta a Agência FAPESP Marcelo Rodrigues dos Santos, posdoctorando en la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP) y mentor de la investigación.

El cuestionario contaba con preguntas sobre el cuadro clínico (síntomas, medicamentos y, en los casos de quienes debieron hospitalizarse, el tiempo de internación) y otros factores que podrían influir en el desenlace de la infección, tales como la edad, el sexo, el índice de masa corporal (IMC), las enfermedades preexistentes, las condiciones socioeconómicas, la escolaridad, el consumo de tabaco y el nivel de actividad física.

Las respuestas se analizaron con modelos estadísticos y, tal como se esperaba, la prevalencia de las hospitalizaciones fue mayor entre los varones, los ancianos (de 65 años o más), los voluntarios obesos o con sobrepeso y los de menor nivel socioeconómico y con menos escolaridad. Con todo, aun después de descontarse la influencia de estos factores de riesgo en el resultado final, fue posible observar una disminución del 34,3% en la prevalencia de internaciones en el grupo “suficientemente activo”.

Cuando se comparó únicamente a los voluntarios que debieron hospitalizarse, el nivel de actividad física anterior a la pandemia no otorgó protección en términos de tiempo de internación, de intensidad de los síntomas y de necesidad de suplementación de oxígeno o de intubación.

“Por tratarse de un estudio observacional, no investigamos los mecanismos implicados en la protección que aporta la práctica de actividades físicas. Pero existen evidencias robustas referentes a los beneficios de los ejercicios para la inmunidad. Una sola sesión puede movilizar miles de millones de células de defensa, reintroduciéndolas en la circulación”, afirma Rodrigues dos Santos.

Asimismo, tal como destacan los autores en el artículo, la práctica de actividades físicas ayuda a controlar el peso y a prevenir enfermedades crónicas tales como la diabetes y la hipertensión, consideradas como factores de riesgo para el agravamiento de la infección causada por el SARS-CoV-2.

En simultáneo

Cuando el COVID-19 llegó a América, Rodrigues dos Santos había acabado de mudarse a Boston, en Estados Unidos, donde realizaría una pasantía de investigación en la Harvard University con el apoyo de la FAPESP

El objetivo de su proyecto consiste en intentar revertir los efectos del envejecimiento y de las enfermedades degenerativas mediante intervenciones capaces de restaurar en las células la concentración de una coenzima conocida como NAD (dinucleótido de nicotinamida y adenina), que participa en diversos procesos biológicos importantes. Distintos estudios han demostrado que los niveles de NAD disminuyen con el envejecimiento y que esta declinación está relacionada con el desarrollo de trastornos metabólicos como la obesidad.

“La propuesta consiste en probar en pacientes obesos o con sobrepeso el efecto de un suplemento nuevo presuntamente capaz de potenciar la acción de la NAD. Con todo, cuando los casos de COVID-19 hicieron eclosión, cerró todo y se interrumpió temporalmente la investigación. Entonces surgió la idea de realizar este estudio online en simultáneo”, comenta el investigador.

Rodrigues dos Santos se articuló con colegas del área de Educación Física de diversos estados brasileños que le ayudaron a divulgar el enlace hacia el cuestionario en hospitales, clínicas, periódicos y redes sociales. Participaron en esta iniciativa investigadores de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), del Hospital de Clínicas de Porto Alegre (Rio Grande do Sul), de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ) y de la Escuela de Educación Física y Deportes de la USP.

“Fue una especie de estudio multicéntrico, pero online”, comenta Rodrigues dos Santos.

Puede leerse el artículo intitulado Physical Activity Decreases the Prevalence of COVID-19-associated Hospitalization: Brazil EXTRA Study en el siguiente enlace: www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.10.14.20212704v1.full.pdf

 

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