Entre 2016 y 2018, ese estado brasileño atravesó tres olas epidémicas. Las rutas que el virus recorrió y sus despliegues aparecen descritos en la revista PLOS Pathogens, en un artículo a cargo de un grupo internacional de científicos basado en la secuenciación de 51 aislados virales extraídos de mosquitos y de monos (foto: Eduardo Cesar/Pesquisa FAPESP)

Reconstituyen la epidemia de fiebre amarilla en São Paulo aplicando técnicas genómicas
05-11-2020

Entre 2016 y 2018, ese estado brasileño atravesó tres olas epidémicas. Las rutas que el virus recorrió y sus despliegues aparecen descritos en la revista PLOS Pathogens, en un artículo a cargo de un grupo internacional de científicos basado en la secuenciación de 51 aislados virales extraídos de mosquitos y de monos

Reconstituyen la epidemia de fiebre amarilla en São Paulo aplicando técnicas genómicas

Entre 2016 y 2018, ese estado brasileño atravesó tres olas epidémicas. Las rutas que el virus recorrió y sus despliegues aparecen descritos en la revista PLOS Pathogens, en un artículo a cargo de un grupo internacional de científicos basado en la secuenciación de 51 aislados virales extraídos de mosquitos y de monos

05-11-2020

Entre 2016 y 2018, ese estado brasileño atravesó tres olas epidémicas. Las rutas que el virus recorrió y sus despliegues aparecen descritos en la revista PLOS Pathogens, en un artículo a cargo de un grupo internacional de científicos basado en la secuenciación de 51 aislados virales extraídos de mosquitos y de monos (foto: Eduardo Cesar/Pesquisa FAPESP)

 

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – El virus de la fiebre amarilla, normalmente ceñido a la región amazónica, circuló en forma atípica por el sudeste de Brasil entre los años 2016 y 2018, cuando causó tanto la mayor epidemia como la mayor epizootia de las últimas décadas. Según datos del Ministerio de la Salud del país, en todo el territorio nacional se confirmaron durante ese período al menos 2.251 casos de la enfermedad en humanos y otros 1.567 en monos.

De acuerdo con un estudio publicado en la revista PLOS Pathogens, se registraron tres olas epidémicas y epizoóticas durante esos años en el estado de São Paulo –el más populoso de la región sudeste de Brasil–, causadas por distintos linajes del virus. Durante la primera, entre julio de 2016 y enero de 2017, el patógeno entró por el norte del estado, probablemente proveniente del estado de Minas Gerais, y se diseminó fundamentalmente en ciudades como São José do Rio Preto y Ribeirão Preto. La segunda, un poco más intensa, empezó en febrero de 2017 y duró hasta junio de ese mismo año, abarcando desde el límite de Minas Gerais con la ciudad de Poços de Caldas hasta la zona de Campinas. Con todo, el mayor número de casos se registró durante la tercera ola: entre julio de 2017 y febrero de 2018. Tras llegar a la capital paulista, el virus se propagó hacia la zona de Vale do Paraíba, al norte del estado, y hacia Vale do Ribeira, al sur, encontrando en su camino ciudades con alta densidad poblacional y bajo índice de vacunación, con lo cual se convirtió en un relevante problema de salud pública.

Estas conclusiones, descritas en el periódico científico por un grupo internacional de investigadores apoyado por la FAPESP, se basan en el análisis genómico de 51 aislados virales extraídos tanto de mosquitos capturados en las áreas afectadas como de monos que murieron como consecuencia de la enfermedad y que los equipos del Centro de Vigilancia Epidemiológica (CVE) enviaron al Instituto Adolfo Lutz (IAL) 

“Con base en la distribución geográfica y temporal de los casos en primates no humanos y también en análisis filogenéticos [el estudio de las mutaciones en el genoma viral que llevan al surgimiento de nuevos linajes] y filogeográficos [el estudio de los procesos que determinaron la distribución geográfica de los distintos linajes], fue posible identificar los momentos en que el virus entró en el estado de São Paulo, la tasa y la dirección de la propagación y todos los despliegues de esa circulación”, le comenta a Agência FAPESP Renato de Souza, investigador del IAL y uno de los autores principales del artículo.

Tal grado de minuciosidad en la descripción de una epidemia solo fue posible merced al uso de una tecnología de secuenciación conocida como MinION, explica Marciel de Souza. Por ser portátil, rápida y barata, esta plataforma permite el monitoreo de los casos en tiempo real, en el lugar donde ocurren.

Esta estrategia se empleó en Brasil por primera vez en 2016 para describir la trayectoria del virus del Zika en el continente americano (lea más en: agencia.fapesp.br/25477). Desde hace menos tiempo, ha venido ayudando a investigadores del Centro Conjunto Brasil-Reino Unido para el Descubrimiento, el Diagnóstico, la Genómica y la Epidemiología de Arbovirus (CADDE) a monitorear la evolución del COVID-19 en Brasil. Este proyecto está coordinado por los investigadores Ester Sabino (de la Universidad de São Paulo) y Nuno Faria (de la Universidad de Oxford, Reino Unido), y cuenta con el apoyo de la FAPESP, del Medical Research Council y del Fondo Newton (los dos últimos del Reino Unido).

Un hospedante accidental

El virus de la fiebre amarilla circula en forma permanente en la Amazonia y, eventualmente, encuentra las condiciones favorables que le permiten escapar de esa región. Para ello, según explica Marciel de Souza, es necesario que se concrete el encuentro de una población del mosquito vector con una población de primates silvestres lo suficientemente densa como para mantener la cadena de transmisión al menos durante un cierto período de tiempo.

“Esta expansión no es permanente. Al cabo de un tiempo, el virus pierde la capacidad de circular en ese ambiente y solo vuelve si se lo reintroduce. Entre 2016 y 2018, se produjo una expansión sin precedentes del área de circulación. El virus encontró un momento óptimo, logró propagarse entre los primates silvestres de la zona montañosa de Serra da Mantiqueira [en el estado de São Paulo] y llegar a la región cercana al Parque Zoológico de São Paulo, en la capital del estado. Puede ser que esto ocurra nuevamente dentro de algunos años, cuando las poblaciones de primates en esos sitios vuelvan a alcanzar un óptimo de población”, dice el investigador.

Desde el punto de vista epidemiológico, explica Marciel de Souza, lo que sucedió durante ese período fue un brote de fiebre amarilla silvestre. Sucede que, pese a la gran cantidad de casos entre humanos, la transmisión ocurrió exclusivamente a través de mosquitos silvestres, tales como los de los géneros Haemagogus y Sabethes, y fuera del ambiente urbano.

“En este caso, la exposición humana es accidental. La penetración cada vez mayor del hombre en el ambiente silvestre fue uno de los factores que contribuyeron”, sostiene.

En caso de que se afianzase una estructura de transmisión urbana, a través de mosquitos Aedes aegypti, la incidencia de la enfermedad sería aún mayor, equivalente a la que se observa en las epidemias de dengue, explica Marciel de Souza.

“El gran problema radica en que la estructura de transmisión silvestre está cada vez más cerca de las ciudades. Y esto aumenta el riesgo de que se concrete la introducción del virus en el ambiente urbano”, dice el investigador.

El monitoreo de la circulación del patógeno en poblaciones de monos ha sido señalado como una estrategia eficaz de vigilancia epidemiológica, que permite detectar precozmente áreas en riesgo y planificar estrategias de control, tales como campañas de vacunación.

“Una estrategia de vigilancia que se basa solamente en el monitoreo de casos en humanos detecta tan solo el 20% de los infectados, que es la parte de los sintomáticos. Por ende, habrá un importante subregistro. En tanto, entre los monos, hay especies en las cuales el 90% de los ejemplares desarrollan síntomas y mueren después de contraer la enfermedad. Su monitoreo permite detectar la propagación del virus en la etapa inicial, a tiempo como para implementar programas de combate”, afirma Marciel de Souza.

Puede leerse el artículo intitulado Genomic Surveillance of Yellow Fever Virus Epizootic in São Paulo, Brazil, 2016 – 2018 en el siguiente enlace: journals.plos.org/plospathogens/article?id=10.1371/journal.ppat.1008699
 

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