Análisis de fragmentos del Bosque Atlántico muestran de qué manera la defaunación, la pérdida de hábitats y la fragmentación forestal afectan a las redes de interacciones ecológicas (un ejemplar de la especie de tucán denominada Ramphastos dicolorus/ Pedro Jordano)

Los impactos antropogénicos sobre las relaciones entre plantas y aves dispersoras de semillas
12-03-2020
PT EN

Análisis de fragmentos del Bosque Atlántico muestran de qué manera la defaunación, la pérdida de hábitats y la fragmentación forestal afectan a las redes de interacciones ecológicas

Los impactos antropogénicos sobre las relaciones entre plantas y aves dispersoras de semillas

Análisis de fragmentos del Bosque Atlántico muestran de qué manera la defaunación, la pérdida de hábitats y la fragmentación forestal afectan a las redes de interacciones ecológicas

12-03-2020
PT EN

Análisis de fragmentos del Bosque Atlántico muestran de qué manera la defaunación, la pérdida de hábitats y la fragmentación forestal afectan a las redes de interacciones ecológicas (un ejemplar de la especie de tucán denominada Ramphastos dicolorus/ Pedro Jordano)

 

Por André Julião  |  Agência FAPESP – Durante las últimas décadas se han venido realizando estudios que han demostrado de qué manera la pérdida de bosques tiene un impacto directo sobre la disminución de la cantidad de especies. Y ahora, un grupo de investigación con sede en Brasil y encabezado por científicos de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) está mostrando la pérdida no solamente de especies, sino también de sus interacciones ecológicas, debido a alteraciones en el paisaje causadas por el desmonte, la pérdida de áreas y la fragmentación de los bosques.  Este trabajo, publicado como destacado en la portada de la revista Biotropica, contó con el apoyo de la FAPESP.

“En ecología, sabemos mucho sobre la relación entre especies y áreas, pero poco o casi nada sobre la relación entre interacciones y áreas. En este estudio utilizamos redes ecológicas para develar de qué manera responden las interacciones de dispersión de semillas ante la pérdida de áreas y la fragmentación del paisaje. A medida que los fragmentos forestales se vuelven menores, perdemos interacciones ecológicas importantes para el funcionamiento de los bosques y el mantenimiento de la biodiversidad”, dijo Carine Emer, primera autora del artículo, elaborado durante su posdoctorado en el Laboratorio de Biología de la Conservación (Labic) del Instituto de Biociencias (IB) de la Unesp, en la ciudad de Rio Claro, con el apoyo de la FAPESP

Esta investigación forma parte del proyecto intitulado Las consecuencias ecológicas de la defaunación en el Bosque Atlántico, apoyado por la FAPESP y coordinado por Mauro Galetti, docente del IB-Unesp. 

Para este trabajo, los investigadores compilaron datos de 16 estudios, cada uno sobre un fragmento forestal distinto de Bosque Atlántico, formando un gradiente de perturbación humana inferido de acuerdo con el tamaño del área remanente de cada fragmento. Se cruzaron informaciones tales como la cantidad de especies de aves, de plantas y de interacciones entre esos organismos. Los investigadores arribaron a la conclusión de que cuanto menor es un fragmento forestal, menor es la cantidad de especies y de interacciones que logran persistir en él. En el estudio, la interacción que se consideró fue la dispersión de semillas a cargo de aves frugívoras, esencial para la constante regeneración del bosque.

Los bosques y las interacciones

El bosque más conservado y extenso del estudio, situado en el Parque Estadual Intervales, en el sur del estado de São Paulo, posee 42 mil hectáreas y exhibió la mayor diversidad de especies (81 de aves frugívoras y 185 de plantas fructíferas) y de interacciones entre plantas y dispersores de semillas (1.100, ó 3,65 por especie). 

A su vez, en el otro extremo del gradiente, un fragmento de seis hectáreas que se regenera hace poco más de ocho años en la localidad de Piracicaba, exhibió una cantidad mucho menor de aves frugívoras (28 especies), y una interacción con pocas especies de plantas fructíferas (6). Por ende, se registraron tan solo 169 interacciones de dispersión de semillas, es decir, 1.47 por especie. 

Mientras que en la primera área una especie de ave puede dispersar semillas de entre tres y cuatro especies de plantas, en la última no dispersa más de dos.

“Primeramente, desaparecen las aves mayores, esenciales para dispersar especies de plantas con semillas grandes. Por ende, la pérdida no es solamente numérica, sino también funcional, con influjo directo sobre el proceso de regeneración forestal. A mediano y largo plazo, las plantas con semillas grandes que han perdido a sus principales dispersores tienden a desaparecer del paisaje y se restringen a áreas mayores y más preservadas. El bosque fragmentado se vuelve más pobre numérica y funcionalmente, y en él persisten únicamente especies de aves pequeñas cuyo papel funcional consiste en dispersar especies de plantas con semillas pequeñas. Es decir, perdemos la función ecológica de dispersión de semillas grandes, que puede alterar para siempre nuestros bosques”, dijo la investigadora.

Anteriormente, en otro artículo del grupo, con Emer también como primera autora, se demostró que las interacciones entre especies de gran porte se pierden en fragmentos forestales con menos de 10 mil hectáreas. Ese artículo mostró también la importancia de las aves pequeñas y generalistas, que dispersan plantas con semillas pequeñas y también de hábitos generalistas, para mantener la conectividad del paisaje fragmentado. En otras palabras, “el Bosque Atlántico se encuentra actualmente conectado mediante interacciones de aves generalistas que dispersan especies de plantas adaptadas a ambientes perturbados”, dijo Carine Emer.

Aparte de especies mayores, la fragmentación perjudica a las denominadas interacciones específicas. De este modo, una planta dispersada tan solo por una o por pocas especies de aves, por ejemplo, corre más riesgos de extinción que otra cuyos frutos son devorados por varias aves distintas. 

Para completar el estudio, en un trabajo publicado el año pasado en la prestigiosa revista Science Advances, el grupo cuantificó cuantos millones de años de historia evolutiva de dispersión de semillas se pierden en el Bosque Atlántico debido a la defaunación referente a las aves de gran porte.  

“Actualmente tenemos alrededor de un 12% de Bosque Atlántico, la mayor parte en pequeños fragmentos forestales. Entre las áreas que analizamos, existe una gran diversidad de interacciones de dispersión de semillas, y la mayoría transcurre en tan solo uno o en pocos fragmentos. Estas interacciones corresponden a millones de años de evolución, es decir: se trata especies con distintas trayectorias evolutivas que en la actualidad interactúan entre ellas, y que se restringen cada vez más a pocas áreas. En otras palabras: llegamos a un umbral en el cual no podemos perder más nada. Cada fragmento forestal del Bosque Atlántico corresponde a millones de años de historia evolutiva única que deben preservarse”, dijo.

Puede leerse el artículo intitulado Seed dispersal networks in tropical forest fragments: Area effects, remnant species, and interaction diversity (doi: 10.1111/btp.12738), de Carine Emer, Pedro Jordano, Marco A. Pizo, Milton C. Ribeiro, Fernanda R. da Silva y Mauro Galetti, en el siguiente enlace: onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/btp.12738
 

  Republicar
 

Republicar

The Agency FAPESP licenses news via Creative Commons (CC-BY-NC-ND) so that they can be republished free of charge and in a simple way by other digital or printed vehicles. Agência FAPESP must be credited as the source of the content being republished and the name of the reporter (if any) must be attributed. Using the HMTL button below allows compliance with these rules, detailed in Digital Republishing Policy FAPESP.