Científicos demuestran que la llamada CRP3, normalmente producida en las arterias, pasa a expresarse en la vena safena cuando se la emplea en cirugías de revascularización cardíaca. Este dato sugiere que esta molécula participa en un proceso adaptativo inducido por el aumento de la presión y del flujo sanguíneo en los vasos (imagen: Pixabay)

Una proteína para aumentar la durabilidad del baipás
10-10-2019
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Científicos demuestran que la llamada CRP3, normalmente producida en las arterias, pasa a expresarse en la vena safena cuando se la emplea en cirugías de revascularización cardíaca. Este dato sugiere que esta molécula participa en un proceso adaptativo inducido por el aumento de la presión y del flujo sanguíneo en los vasos

Una proteína para aumentar la durabilidad del baipás

Científicos demuestran que la llamada CRP3, normalmente producida en las arterias, pasa a expresarse en la vena safena cuando se la emplea en cirugías de revascularización cardíaca. Este dato sugiere que esta molécula participa en un proceso adaptativo inducido por el aumento de la presión y del flujo sanguíneo en los vasos

10-10-2019
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Científicos demuestran que la llamada CRP3, normalmente producida en las arterias, pasa a expresarse en la vena safena cuando se la emplea en cirugías de revascularización cardíaca. Este dato sugiere que esta molécula participa en un proceso adaptativo inducido por el aumento de la presión y del flujo sanguíneo en los vasos (imagen: Pixabay)

 

Por André Julião, desde Campos do Jordão (interior de São Paulo, Brasil)  |  Agência FAPESP – Un grupo integrado por científicos de Brasil y del Reino Unido se encuentra abocado a la búsqueda de maneras de aumentar la durabilidad del baipás, el procedimiento quirúrgico que consiste en utilizar parte de una vena de la pierna para efectuar la revascularización del corazón cuando el mismo padece una merma del flujo sanguíneo, una condición que puede llevar al infarto de no tratársela.

Este proyecto es financiado por la FAPESP en el marco del programa São Paulo Researchers in International Collaboration (SPRINT). 

Una de las claves para evitar que la vena safena implantada se desgaste, lo cual requiere una nueva intervención, puede residir en una proteína normalmente producida por las arterias: la CRP3 (las siglas de cysteine and glycine-rich protein 3). Los investigadores del Instituto del Corazón (InCor), del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (HCFMUSP), en Brasil, observaron que, cuando se la implanta en el corazón, la vena safena pasa a expresar esta proteína. Este efecto sería una respuesta al incremento del flujo sanguíneo en su interior al comparárselo con el de la pierna, lo cual contribuye para que la vena soporte esa mayor presión mecánica.

Con todo, esta respuesta adaptativa no resulta suficiente como para que la vena safena soporte ese flujo sanguíneo incrementado durante mucho tiempo. El vaso termina desarrollando lesiones en su pared al cabo de algún tiempo. En la mitad de los casos, surgen obstrucciones entre cinco y 10 años después del implante, que vuelven necesarias nuevas intervenciones quirúrgicas.

“La idea es que podamos modular la CRP3 u otras proteínas que se muestren importantes en ese proceso de adaptación, de manera tal que los baipases tengan una durabilidad mayor”, dijo Ayumi Aurea Miyakawa, la investigadora del InCor que coordina el estudio.

Este trabajo se presentó el pasado 11 de septiembre durante la 34ª Reunión Anual de la Federación de Sociedades de Biología Experimental (FeSBE), que tuvo lugar en la localidad de Campos do Jordão (en el estado de São Paulo, Brasil).

Avances

El primer trabajo del grupo, en el cual se mostró la mayor expresión de CRP3 en la vena safena, salió publicado en el año 2009. En el marco de un proyecto financiado por la FAPESP, se descubrió que, en comparación con ratas normales, una linaje que no expresaba esta proteína exhibía una respuesta peor cuando se hacía funcionar la vena yugular en régimen arterial, tal como ocurre en los puentes realizados con la vena safena. Los datos salieron publicados en 2018, en la revista Clinical Science.

“Nuestra hipótesis indica que la CRP3 participa en la mecanotransducción, el proceso mediante el cual las células perciben el estrés mecánico y responden a él. La safena humana pasa a producir esa proteína para intentar compensar ese estrés y responder al mismo”, explicó la investigadora.

Una cadena de proteínas

El grupo coordinado por Miyakawa procura ahora entender de qué manera actúa la CRP3 en las denominadas adherencias focales. Constituidas por una serie de proteínas, esas adherencias focales participan en diversos procesos bioquímicos, incluso en la percepción del estrés mecánico causado por el flujo más intenso de sangre.

A tal fin, los brasileños entablaron una colaboración con un equipo de la Universidad de Manchester, en el Reino Unido, encabezado por el profesor Christoph Ballestrem.

En trabajos realizados por el grupo de Manchester ya había quedado demostrada la importancia de otras proteínas en la respuesta al estrés mecánico. La vinculina y la talina, proteínas presentes en las adherencias focales, son esenciales para la respuesta a alteraciones mecánicas. Estas se unen a las integrinas, que conectan el medio extracelular con el medio intracelular, y cumplen el rol de detectar el estímulo físico y transformarlo en respuestas bioquímicas.

“Estamos demostrando ahora que diversas proteínas presentes en las adherencias focales controlan diferentes módulos de respuesta al estrés mecánico. La CRP3 e incluso otras proteínas de la familia CRP pertenecen a un tercer módulo que aún no habíamos estudiado y que es absolutamente crítico para la mecanotransdución”, dijo Ballestrem, quien presentó los trabajos de su grupo durante la misma sesión.

Para los investigadores, resulta prematuro todavía pensar en nuevos tratamientos. Con todo, una mejor comprensión de los mecanismos implicados en la mecanotransducción es esencial para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas.

“Mediante esta colaboración, estamos intentando dilucidar estos mecanismos. De lograrlo, podremos manipularlos para controlar el comportamiento de las células. Además de aumentar la durabilidad de los baipases, esto puede ser importante en la elaboración de nuevos tratamientos contra las fibrosis y las enfermedades cardiovasculares, entre otras afecciones”, dijo Ballestrem.
 

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