Una investigación de científicos brasileños con ratones, en el marco de un proyecto que contó con el apoyo de la FAPESP, muestra que esta sustancia morigera el comportamiento agresivo que el aislamiento social induce (imagen: P. G. Jones, L. Falvello, O. Kennard, G. M. Sheldrick y R. Mechoulan/ Wikipedia y Geralt/ Pixabay)

El cannabidiol disminuye la agresividad, de acuerdo con un estudio
01-08-2019
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Una investigación de científicos brasileños con ratones, en el marco de un proyecto que contó con el apoyo de la FAPESP, muestra que esta sustancia morigera el comportamiento agresivo que el aislamiento social induce

El cannabidiol disminuye la agresividad, de acuerdo con un estudio

Una investigación de científicos brasileños con ratones, en el marco de un proyecto que contó con el apoyo de la FAPESP, muestra que esta sustancia morigera el comportamiento agresivo que el aislamiento social induce

01-08-2019
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Una investigación de científicos brasileños con ratones, en el marco de un proyecto que contó con el apoyo de la FAPESP, muestra que esta sustancia morigera el comportamiento agresivo que el aislamiento social induce (imagen: P. G. Jones, L. Falvello, O. Kennard, G. M. Sheldrick y R. Mechoulan/ Wikipedia y Geralt/ Pixabay)

 

Por Peter Moon  |  Agência FAPESP – En el marco de un nuevo estudio se ha determinado que el cannabidiol morigera la agresividad que el aislamiento social induce. Se trata de un trabajo realizado con ratones por investigadores de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto, de la Universidad de São Paulo (FMRP-USP), en Brasil. Y sus resultados se salieron publicados en la revista Progress in Neuro-Psychopharmacology and Biological Psychiatry

“Nuestro estudio demuestra que el cannabidiol posee un efecto en la reducción de la agresividad y que esta sustancia cumple un papel de inhibidor de la agresividad, debido al hecho de que facilita la activación de dos receptores: el receptor 5-HT1A, responsable de los efectos del neurotransmisor serotonina, y el receptor CB1, responsable de los efectos de los endocannabinoides”, dijo Francisco Silveira Guimarães, profesor titular de la FMRP-USP y líder del estudio. 

Pese a que se lo extrae de la marihuana o cannabis, Silveira Guimarães subraya que el cannabidiol no produce dependencia ni tiene efectos psicotomiméticos. La sustancia presente en la marihuana que es responsable de tales efectos es el tetrahidrocannabinol (THC). Con el cannabidiol sucede lo contrario: ejerce una acción bloqueadora sobre algunos de los efectos del THC.

“Durante los últimos 20 años ha venido estudiándose el cannabidiol en distintos contextos, pero son pocos los estudios en los cuales se investigaron sus efectos referentes a los comportamientos agresivos”, dijo Silveira Guimarães.

Este nuevo trabajo, en el cual también participaron científicos del Núcleo de Apoyo a la Investigación en Neurociencia Aplicada de la USP, se llevó a cabo en el marco del Proyecto Temático intitulado Nuevas perspectivas de aplicación de fármacos que modifican neurotransmisores atípicos en el tratamiento de trastornos neuropsiquiátricos”, que contó con el apoyo de la FAPESP. La investigación también recibió el apoyo del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), ligado al gobierno federal brasileño.

Silveira Guimarães comenta que la agresión inducida por el aislamiento constituye un modelo conductual clásico que se aplica en experimentos. “La agresión inducida por el aislamiento puede atenuarse mediante la administración de drogas ansiolíticas, antidepresivas o antipsicóticas. Como algunos resultados preclínicos y clínicos indican que el cannabidiol posee esas propiedades, decidimos probar su efecto sobre la agresividad inducida”, dijo Silveira Guimarães.

“Utilizamos un modelo denominado residente-intruso, una condición que induce agresividad en animales como consecuencia de su aislamiento durante varios días”, dijo Silveira Guimarães.

Con el objetivo de verificar si el cannabidiol ejercería alguna acción capaz de alterar el comportamiento agresivo expresado por los roedores en el modelo de residente-intruso, los investigadores inyectaron distintas dosis de cannabidiol a cuatro grupos distintos de animales, compuestos por entre seis y ocho roedores machos.

En un quinto grupo, que hizo las veces de control, no se les administró cannabidiol a los roedores, que exhibieron el comportamiento clásico del modelo de residente-intruso. Los primeros ataques por parte de los ratones residentes contra los invasores ocurrieron en promedio 2 minutos después de que se los dispuso uno frente al otro. Se contaron entre 20 y 25 ataques mientras los animales estuvieron reunidos.

Con relación a los animales a los que se les inyectó cannabidiol, en el primer grupo, los ratones residentes recibieron una dosis de 5 miligramos de la sustancia por kilo (cada ratón macho pesaba entre 30 y 40 gramos).

En este grupo, el primer ataque ocurrió alrededor de 4 minutos después de la introducción del ratón invasor en la jaula, es decir, el doble del tiempo en comparación con los animales a los que no se le aplicó el cannabidiol. En cuanto a la cantidad de ataques, se redujeron a la mitad.

En el segundo grupo, en el cual se les aplicó a los ratones alrededor de 15 miligramos de cannabidiol por kilo, la inhibición de la agresividad fue la más pronunciada del experimento. En promedio, los primeros ataques solo se concretaron alrededor de 11 minutos después de la introducción del intruso en la jaula. En tanto, la cantidad de ataques también fue la menor verificada, con alrededor de cinco ataques por jaula en promedio.

A los animales del tercero y del cuarto grupo se les inyectaron dosis de 30 y de 60 miligramos por kilo respectivamente, pero tales incrementos de la cantidad de cannabidiol no se tradujeron en una mayor inhibición de la agresividad de los animales. Al contrario: los primeros ataques se concretaron en menos tiempo que entre los animales que recibieron dosis de 15 miligramos por kilo. De igual modo, la cantidad de ataques también fue ligeramente mayor.

“Este resultado de la disminución del efecto del cannabidiol en dosis mayores era esperable. En otros experimentos, como por ejemplo para poner a prueba el potencial antidepresivo del cannabidiol, tras una mejora inicial, dosis mayores derivaron en efectos menores. En nuestro experimento, de haber probado con un grupo de ratones con la dosis de 120 miligramos por kilo, posiblemente no hubiésemos obtenido ninguna inhibición de la agresividad de los ratones residentes”, dijo Silveira Guimarães. 

Para bloquear el efecto

A sabiendas de que el cannabidiol facilita la activación de un receptor del neurotransmisor serotonina, denominado 5-HT1A, los científicos repitieron el modelo de residente-intruso en la segunda etapa de los experimentos, pero en esa oportunidad les inyectaron a los ratones dosis variadas de una sustancia llamada WAY100635, que actúa en el organismo como antagonista del receptor 5-HT1A. 

Esta prueba apuntó a verificar si el efecto antiagresivo del cannabidiol podría anularse o reducirse mediante el uso del WAY100635, tal como especulaban los investigadores. “Fue exactamente eso lo que observamos. En los ratones residentes a los que se les aplicaron dosis intermedias de WAY100635 antes del cannabidiol, la latencia desde el momento en que el animal intruso fue puesto en la jaula hasta la concreción del primer ataque se acercó mucho a la latencia observada en los ratones del grupo de control, a los cuales no se les aplicó la droga y salieron al ataque de los intrusos aproximadamente dos minutos después de que se dispuso a los mismos en las jaulas”, dijo Silveira Guimarães. 

Lo propio sucedió con la cantidad de ataques. Todos los ratones con dosis variadas de WAY100635 antes del cannabidiol atacaron al ratón intruso casi tantas veces como lo harían en caso de que no se les hubiese aplicado ninguna droga.

Datos existentes en la literatura y del propio laboratorio sugieren que otro mecanismo del cannabidiol consistiría en la inhibición del metabolismo de un neurotransmisor producido en el cerebro llamado anandamida. Esta sustancia endógena (un endocannabinoide) activa receptores de cannabinoides tipo 1 (CB1), que son igualmente activados por el compuesto THC presente en el cannabis. 

Para verificar si este mecanismo también podría estar implicado en el efecto antiagresivo del cannabidiol, se realizó un tercer experimento repitiendo el modelo de residente-intruso con la combinación del cannabidiol con el AM251, un antagonista de receptores CB1. 

El resultado fue similar al del experimento con el antagonista del receptor 5-HT1A, el WAY100635.

“Los efectos antiagresivos del cannabidiol se vieron atenuados por el antagonista del receptor 5-HT1A, WAY100635 (en la dosis de 0,3 miligramo por kilo), y por el antagonista del receptor CB1, AM251 (1 miligramo por kilo), lo cual sugiere que el CBD disminuye los comportamientos agresivos inducidos por el aislamiento social a través de un mecanismo asociado a la activación de los receptores 5-HT1A y CB1”, dijo Silveira Guimarães.

“Aún no sabemos de qué modo los receptores 5-HT1A y CB1 actúan para atenuar la agresividad en los ratones, pero los mecanismos de activación implicados en ambos casos parecen ser distintos”, dijo. 

El artículo intitulado Cannabidiol attenuates aggressive behavior induced by social isolation in mice: Involvement of 5-HT1A and CB1 receptors (doi: https://doi.org/10.1016/j.pnpbp.2019.109637), de Alice Hartmann, Sabrina Francesca Lisboa, Andreza Buzolin Sonego, Débora Coutinho, Felipe Villela Gomes y Francisco Silveira Guimarães se encuentra publicado en el siguiente enlace: www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0278584618308340?via%3Dihub

 
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