La expansión de las iglesias evangélicas y su creciente presencia en los medios, en la política y en el gobierno constituyen el tema de un proyecto de investigación que se presentó durante la FAPESP Week Belgium (Paula Monteiro, profesora titular de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (FFLCH-USP). Foto: Heitor Shimizu/ Agência FAPESP)

El secularismo brasileño atraviesa una reconfiguración
18-10-2018
PT EN

La expansión de las iglesias evangélicas y su creciente presencia en los medios, en la política y en el gobierno constituyen el tema de un proyecto de investigación que se presentó durante la FAPESP Week Belgium

El secularismo brasileño atraviesa una reconfiguración

La expansión de las iglesias evangélicas y su creciente presencia en los medios, en la política y en el gobierno constituyen el tema de un proyecto de investigación que se presentó durante la FAPESP Week Belgium

18-10-2018
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La expansión de las iglesias evangélicas y su creciente presencia en los medios, en la política y en el gobierno constituyen el tema de un proyecto de investigación que se presentó durante la FAPESP Week Belgium (Paula Monteiro, profesora titular de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (FFLCH-USP). Foto: Heitor Shimizu/ Agência FAPESP)

 

Heitor Shimizu, desde Bruselas (Bélgica)  |  Agência FAPESP – En Brasil, un país signado históricamente por su formación católica, el secularismo –el principio que rige la separación entre las instituciones gubernamentales y las religiosas– ha venido pasando por una reconfiguración. Y el principal motivo de ello es la significativa expansión de las iglesias evangélicas o evangelistas, y su creciente influencia sobre los medios de comunicación, las esferas políticas y las instituciones gubernamentales. 

La relación entre la religión, el derecho y el secularismo y la reconfiguración del “repertorio cívico en el Brasil contemporáneo” constituye el tema de un proyecto Temático que cuenta con el apoyo de la FAPESP y que lleva adelante Paula Montero, profesora titular de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH) de la Universidad de São Paulo (USP) e investigadora del Centro Brasileiro de Análise e Planejamento (Cebrap), institución que presidió entre los años 2008 y 2015. 

Montero se refirió al proyecto −que congrega a 24 investigadores de la USP, el Cebrap, la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) y la Universidad de Campinas (Unicamp), además de contar con la participación de colaboradores de la Ottawa University (de Canadá) y del Institut Marcel Mauss-CNRS (de Francia)− durante la FAPESP Week Belgium, evento que tuvo lugar en las ciudades de Bruselas, Lieja y Lovaina entre los días 8 y 10 de octubre de 2018. 

“Investigamos las relaciones contemporáneas con el campo político y con el Estado que mantienen las principales organizaciones religiosas brasileñas. Este tema es importante, teniendo en cuenta algunos recientes cambios estructurales en la sociedad brasileña, con efectos profundos sobre la configuración del secularismo brasileño o, en otras palabras, sobre la forma a través de la cual las religiones se relacionan con la vida pública”, dijo Montero. 

“Uno de estos cambios importantes tiene que ver con el fin del régimen militar y la transición hacia un nuevo régimen democrático, consagrado en la Constitución de 1988. Otro está relacionado con la declinación de la hegemonía política y cultural de la Iglesia Católica, que hasta hace poco tiempo daba sentido a nuestras ideas de nación y de justicia. Esta declinación está asociada en parte con la rápida expansión de las iglesias evangélicas”, añadió la investigadora. 

Montero mostró datos sobre los cambios acaecidos durante las tres últimas décadas en el panorama religioso y político brasileño: por ejemplo, el gran aumento de la cantidad de evangelistas, que trepó de un 6,6% de la población en 1980 a un 22,2% en 2007. Pese a seguir siendo mayoría en el país, los católicos mermaron del 89,2% en 1980 al 64,6% en 2010.

“Por supuesto que la diversificación religiosa de los no cristianos en Brasil aún es abrumadoramente menor si se la compara con ambos bloques cristianos”, dijo Montero. “Los espiritistas corresponden al 40% de esa diversidad, mientras que las religiones africanas constituyen tan sólo el 0,3% del total, pese a su enorme importancia en el imaginario nacional brasileño.”

Según la investigadora, la nueva configuración del secularismo brasileño es conflictiva. “El nuevo derecho pluralista de igualdad religiosa suele entrar en conflicto con el principio republicano clásico de la libertad religiosa, y presiona sobre la neutralidad del Estado”, dijo. 

Esta presión también resulta importante en el Congreso brasileño, con el crecimiento de la representación política evangélica, que aumentó del 6,23% en 2006 (con 32 de los 513 diputados) al 14,42% (con 74 diputados) en 2014. “Los líderes religiosos evangelistas, a diferencia de los católicos, se valen cada vez más de sus puestos en las iglesias para promover sus candidaturas”, dijo. 

“Una parte significativa de las investigaciones contemporáneas sobre el secularismo asume que la religión y la política son (o deberían serlo) dos campos separados. A partir del supuesto de que los fenómenos religiosos son de índole privada, que la fe religiosa es el resultado de una elección individual, la literatura sobre el secularismo ha exhibido una preocupación por crear formas de medir el grado de secularidad de las organizaciones estatales y por describir distintos instrumentos jurídicos a los efectos de evitar que las religiones ocupen el espacio público”, dijo Montero, quien forma parte de la coordinación adjunta de Ciencias Humanas y Sociales y de las coordinaciones de los programas de Mejora de la Enseñanza Pública y de Investigación en Políticas Públicas de la FAPESP.  

“Sin embargo, los ejemplos de Brasil y de otros países no europeos han contribuido al surgimiento de un nuevo consenso analítico: el concepto de secularización –que supone la privatización de la religión y la diferenciación entre la esfera pública y la esfera privada– es un concepto normativo político demasiado occidental. En este sentido, no resulta útil para describir la nueva dinámica de las democracias pluralistas contemporáneas, que deben abordar la cuestión de ubicar a las diferencias étnicas y religiosas en una esfera pública secular”, dijo. 

Según Montero, en el caso brasileño, la agenda pluralista puso a los principios de la neutralidad del Estado y de la separación entre la religión y la política bajo la óptica de la crítica religiosa minoritaria.

“En nombre del pluralismo, muchas instituciones religiosas exhibieron un activismo extraordinario en los espacios públicos, provocando a las cortes, manifestándose en las calles y ocupando diversos espacios en las agendas gubernamentales y en la esfera legislativa.”

Las religiones públicas

“En nuestro Proyecto Temático, que cuenta con el apoyo de la FAPESP, estamos trabajando con la hipótesis de que la reciente competición por el espacio cívico-político por parte de las religiones ha alterado la naturaleza del discurso religioso. Evangélicos, católicos y afrobrasileños, como respuesta al activismo secular o antirreligioso, se adueñaron del lenguaje legal para su propio propósito religioso. Los agentes religiosos aprenden a desarrollar lenguas públicas que les permitan mostrar su interés religioso en el lenguaje legal-político de derechos como la libertad religiosa y la tolerancia”, dijo Montero. 

Según la investigadora, este movimiento metodológico lleva a reflexionar acerca de los límites teóricos del uso de la religión como un fenómeno autoevidente. 

“El concepto de religión está íntimamente asociado con el modelo de la Iglesia Católica, que pone de relieve la dimensión doctrinaria y su forma congregacional. De esta forma, es muy impreciso describir lo que hacen los agentes religiosos cuando marchan por las calles, cuando luchan en el Congreso o cuando predican por televisión”, sostuvo Montero. 

La profesora de la USP comenta que, en tal sentido, uno de los principales aportes del Proyecto Temático lo constituye el avance de un nuevo concepto para caracterizar a estos fenómenos: el de "las religiones públicas". 

“A este concepto debe trabajárselo en dos dimensiones distintas. En la primera, las religiones se vuelven públicas cuando hacen y dicen cosas en escenarios públicos dirigidos a la opinión pública. Las religiones públicas conllevan la relación de agentes religiosos con extraños. Desde esta perspectiva, las religiones no producen creyentes”, dijo.

“En la segunda dimensión, las religiones se vuelven públicas cuando emergen como un problema público, es decir, cuando acciones y discursos se transforman en controversias públicas que comprenden una vasta gama de actores no religiosos.”

Al valerse de este concepto como herramienta analítica, los distintos proyectos de investigación en el ámbito del Temático están recabando datos que permitan ayudar a formular de qué manera actúan públicamente las organizaciones religiosas en la escena brasileña contemporánea. 

“¿O en cuáles circunstancias y de que maneras emergen las acciones religiosas como un problema público en la escena brasileña? O también: ¿cómo y en cuál sentido incrementan su autoridad moral las distintas organizaciones religiosas a los efectos de regular la vida colectiva en sus diferentes dimensiones?”, dijo Montero. 

Los jóvenes desfavorecidos en Bruselas

Géraldine André, investigadora del Instituto de Estudios Europeos de la Vrije Universiteit Brussel (IES-VUB), disertó durante la FAPESP Week Belgium sobre el tema “Los obstáculos y los facilitadores de la participación social y cívica de la juventud en Bruselas. El caso de los grupos sociales desfavorecidos”. 

“Se trata del proyecto de investigación que encabezo, en el cual se investiga la participación social de los jóvenes en términos de educación, empleo, formación e integración social y laboral, la participación cívica y política, la psicología social y los vínculos entre tipos de participación social y cívica”, dijo. 

Según André, un sexto de los belgas con edades entre 18 y 24 años no cuentan con diploma de enseñanza media, no estudian, no toman parte en actividades de capacitación y no trabajan. Son fundamentalmente inmigrantes. “Son jóvenes sin ascendencia europea que terminan siendo discriminados en las escuelas y en el mercado de trabajo”, dijo la investigadora. 

En el marco de este estudio, que conduce junto a Alejandra Alarcón-Henriquez, del Grupo de Investigación en Relaciones Étnicas, Migraciones y Equidad de la Universidad Libre de Bruselas (ULB), se pretende evaluar también el impacto de los programas de estímulo a la participación cívica y la integración de esos jóvenes en Bruselas. 

La urbanización y la metropolización

José Marcos Pinto da Cunha, profesor titular en el Departamento de Demografía del Instituto de Filosofía y Ciencia Humanas e investigador del Núcleo de Estudios de Población, ambos de la Universidad de Campinas (Unicamp), disertó durante en la FAPESP Week Belgium sobre el tema “La metropolización y la distribución espacial de la población en São Paulo. Una agenda de investigación”.

Pinto da Cunha se enfocó en los principales asuntos que investiga al respecto del proceso de metropolización y de la dinámica demográfica en el estado de São Paulo. El investigador coordinó el Proyecto Temático intitulado “La dinámica intrametropolitana y la vulnerabilidad sociodemográfica en las metrópolis del interior paulista: Campinas y Santos”, que contó con el apoyo de la FAPESP

El estudioso, quien también está ligado al Centro de Estudios de la Metrópolis (CEM) –un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) de la FAPESP–, se refirió a las tendencias demográficas a gran escala en Brasil. 

“Entre las principales tendencias de la migración en las décadas de 1990 y 2000 se encuentran la disminución de las migraciones a larga distancia entre estados brasileños, el aumento de las migraciones de regreso, que generan cambios en el modelo tradicional de las fuerzas de redistribución de la población, la disminución de la presión demográfica en las áreas tradicionales de emigración del nordeste de Brasil, el avance de la transición de la fertilidad desde la década de 1980, y el protagonismo de los flujos a corta distancia, especialmente en las áreas metropolitanas”, dijo. 

Según Pinto da Cunha, los flujos migratorios a gran escala fueron cruciales para explicar el proceso de urbanización y metropolización a lo largo del siglo XX en Brasil. 

“Durante las últimas décadas, las principales metrópolis brasileñas han registrado bajas tasas de crecimiento poblacional debido a la disminución de los flujos migratorios con destino a ellas. Al mismo tiempo, otros centros urbanos menores exhiben altos niveles de crecimiento poblacional. Así y todo, no existe ninguna evidencia que pueda confirmar esta hipótesis, pues la parte correspondiente a las áreas metropolitanas prácticamente no se ha alterado con respecto a la población de sus estados respectivos y del país en general”, dijo. 

De acuerdo Pinto da Cunha, esta dispersión urbana ha derivado en una reestructuración productiva, con una desconcentración de las actividades económicas, una concentración de las funciones de mando y de poder, la emergencia de complementariedades socioespaciales a escala regional y flujos topológicos y topográficos.

“En Brasil este proceso se materializa mediante la formación de lo que se ha dado en llamar como Macrometrópolis de São Paulo", dijo. 

Más información sobre la FAPESP Week Belgium en el siguiente enlace: www.fapesp.br/week2018/belgium.

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