Esta constatación surge de un estudio a cargo de científicos brasileños y sugiere que el tiempo de transmisibilidad puede ser más extenso de lo que se creía (foto: Erskine Palmer/ CDC)

El virus de la fiebre amarilla sigue en la orina y el semen 25 días tras la infección
01-03-2018
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Esta constatación surge de un estudio a cargo de científicos brasileños y sugiere que el tiempo de transmisibilidad puede ser más extenso de lo que se creía

El virus de la fiebre amarilla sigue en la orina y el semen 25 días tras la infección

Esta constatación surge de un estudio a cargo de científicos brasileños y sugiere que el tiempo de transmisibilidad puede ser más extenso de lo que se creía

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Esta constatación surge de un estudio a cargo de científicos brasileños y sugiere que el tiempo de transmisibilidad puede ser más extenso de lo que se creía (foto: Erskine Palmer/ CDC)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – La presencia del virus de la fiebre amarilla ha sido detectada en muestras de orina y de semen de un paciente que sobrevivió a la enfermedad casi un mes después de la infección. El descubrimiento estuvo a cargo de investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (ICB-USP), en colaboración con colegas de los institutos Butantan y de Infectología Emílio Ribas, y de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), en Brasil.

Esta constatación, realizada en el marco de proyectos que cuentan con el apoyo de la FAPESP, aparece descrita en un artículo publicado en la revista Emerging Infectious Diseases, del Centers for Disease Control and Prevention (CDC), la agencia de protección de la salud del gobierno de Estados Unidos.

“Esta detección resulta bastante preocupante, pues sugiere en primer lugar que el tiempo de transmisibilidad [de contagio] del virus de la fiebre amarilla puede ser más largo que lo esperable para una infección aguda [con una duración de a lo sumo 10 días]”, declaró Paolo Zanotto, docente del ICB-USP y uno de los autores del estudio, a Agência FAPESP.

De acuerdo con la concepción actual, el período de transmisibilidad de la fiebre amarilla comienza entre 24 y 48 horas antes de la aparición de los primeros síntomas y se extiende al lapso comprendido entre los tres y los siete días tras el comienzo de la manifestación de la enfermedad. En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen al cabo de tres o cuatro días.

Un bajo porcentaje de personas infectadas entra en una segunda fase más tóxica durante el período de 24 horas pasada la recuperación con respecto a los síntomas iniciales, y la mitad muere en un espacio de tiempo que va de los siete a los 10 días.

Los investigadores realizaron un seguimiento de un paciente con edad de 65 años residente en São Paulo que no ingresó en la fase tóxica de la enfermedad. Detectaron la presencia de ARN (material genético) del virus en cantidades significativas en muestras de orina y de semen 15 y 25 días después del surgimiento de los síntomas iniciales de la fiebre amarilla.

Se secuenció el genoma del virus aislado en la muestra de orina del paciente. Y el análisis de dicha secuenciación apuntó que el virus se agrupó con genotipos aislados en América del Sur, lo que incluye a dos aislados en 2017 en el estado brasileño de Espírito Santo.

“En un trabajo realizado en colaboración con el grupo del profesor Edison Durigon [del ICB-USP], ya habíamos detectado la presencia de los virus del dengue y del Zika en la orina de pacientes infectados, y en el caso del Zika, también en el semen. Por eso se decidió verificar si eso también sucedía con el virus de la fiebre amarilla”, dijo Zanotto.

“Este descubrimiento sugiere ahora que el virus de la fiebre amarilla también es un arbovirus [virus transmitidos por vectores artrópodos hematófagos, cuyos huéspedes son animales vertebrados tales como los monos y el hombre] con capacidad de ser excretado por el sistema urinario”, dijo.

Los científicos no saben todavía cuáles pueden ser las implicaciones de la presencia del virus de la fiebre amarilla en las muestras de orina y semen, ni tampoco con qué frecuencia y durante cuánto tiempo el mismo perdura en esos materiales biológicos, toda vez que analizaron a un solo paciente.

En el caso del Zika, en estudios anteriores realizados en colaboración por los grupos de Durigon y Zanotto se demostró que el virus permanece en el semen de los pacientes durante meses, para luego empezar a decaer lentamente. Asimismo, también se confirmó que el virus puede transmitirse sexualmente.

“Todavía no contamos con un buen muestreo como para determinar durante cuánto tiempo puede detectarse el virus de la fiebre amarilla en la orina y en el semen. Pero nuestra estimación, realizada con base en el seguimiento del paciente que evaluamos durante un período de 21 días luego de que se observaron los primeros síntomas de la enfermedad, indica que puede detectarse el virus en esos materiales biológicos durante casi un mes pasada la infección, por lo menos”, dijo Zanotto.

La mejora del diagnóstico

A juicio de los investigadores, los test de presencia del virus de la fiebre amarilla, fundamentalmente en muestras de orina de pacientes con sospecha de infección, pueden facilitar y mejorar el diagnóstico de la enfermedad.

Actualmente, la confirmación clínica de la infección por fiebre amarilla en la etapa precoz se basa en la detección de ARN del virus en la sangre por serología, mediante el empleo de la técnica de PCR con transcriptasa reversa (RT-PCR) o con el ensayo de inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA, por sus siglas en inglés), un test que permite la detección en el plasma sanguíneo de anticuerpos específicos como la inmunoglobulina M (IgM), que el organismo produce cuando entra en contacto con algún tipo de microorganismo invasor.

Estos test generalmente se realizan cuando los pacientes con sospecha de haber sido infectados llegan a los hospitales. Más del 50% de los infectados por el virus de la fiebre amarilla, sin embargo, no presentan síntomas de la enfermedad, tales como fiebre alta, escalofríos, cansancio, dolor de cabeza y dolores musculares, aparte de náuseas y vómitos.

“Las personas que han sido hospitalizadas son aquéllas que exhiben los síntomas de la enfermedad. Esos casos graves representan únicamente la punta del iceberg del problema de la infección por fiebre amarilla en Brasil, toda vez que los infectados en buena medida son asintomáticos”, dijo Zanotto.

Eventualmente, la detección del virus vía muestras de orina puede facilitar y agilizar el diagnóstico de esos pacientes asintomáticos, fundamentalmente en lugares donde se han registrado muertes por fiebre amarilla, según consignaron los investigadores.

Los test de diagnóstico de la fiebre amarilla en la orina y en el semen también pueden contribuir en la disminución de la cantidad de resultados de falsos negativos y para fortalecer la confiabilidad de los datos epidemiológicos durante los brotes de la enfermedad, tales como los que están ocurriendo actualmente en los estados de São Paulo y Minas Gerais, apuntaron los científicos.

“La detección de virus en muestras de orina ha venido utilizándose para confirmar infecciones causadas por otros flavivirus, tales como el virus del Nilo Occidental, el virus del Zika y el del dengue. En el caso del virus del dengue, este método aún no pasará a ser el estándar, habida cuenta de que hasta ahora no sabemos fehacientemente cuántas entre las personas infectadas portan el virus efectivamente en la orina. Eso aún debe estudiarse”, señaló.

Por no ser invasiva, como lo es el diagnóstico sanguíneo, la detección del virus de la fiebre amarilla en la orina se ha mostrado útil y está pasando a formar parte de la rutina de varios grupos de investigadores abocados al estudio del brote actual de la enfermedad en São Paulo, según Zanotto.

La transmisión urbana

Los investigadores del ICB-USP, en colaboración con el profesor Amaro Nunes Duarte Neto y con varios otros científicos del Departamento de Patología de la Facultad de Medicina de la USP –encabezados por el profesor Paulo Saldiva– están verificando la presencia del virus de la fiebre amarilla en material proveniente de necropsias: son diversos tejidos celulares de pacientes diagnosticados con fiebre amarilla que entraron en la etapa tóxica de la enfermedad.

Los análisis preliminares de esos tejidos indican la presencia del virus en cantidades significativas en diferentes órganos, incluso en el cerebro.

“Estamos hallando el virus prácticamente en todas las muestras generadas por el profesor Nunes Duarte Neto, de órganos de esos pacientes infectados que no resistieron a la enfermedad. Varios test de identificación viral en órganos están replicándose en el Instituto Adolfo Lutz, en el Departamento de Gastroenterología de la Facultad de Medicina de la USP y en el ICB, a los efectos de poder tener una mayor confianza en los resultados” comentó Zanotto.

Con financiación del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil, los investigadores del ICB-USP están secuenciando e intentando aislar el virus para estudiar in vitro la variabilidad viral en los distintos tejidos y analizar qué pueden significar eventuales diferencias en términos de comportamiento y capacidad de infección en células humanas y vectores.

“En colaboración con el grupo del profesor João Renato Rebello Pinho, del Departamento de Gastroenterología de la Facultad de Medicina de la USP, estamos comparando la diversidad viral entre pacientes que fallecieron y aquéllos que se recuperaron”, dijo Zanotto.

“A causa incluso de observaciones que realizaron los investigadores del Departamento de Patología de la Facultad de Medicina de la USP, debemos verificar si el virus que circula en São Paulo es el mismo o es una variante del que detectamos en la orina y en el semen del paciente que estudiamos y que sobrevivió a la enfermedad, que es un virus que causó un brote en Minas Gerais, llegó a São Paulo y ahora está en los alrededores de la ciudad”, dijo Zanotto.

Los investigadores también han iniciado investigaciones de campo junto a equipos de otras unidades de la USP: los grupos del investigador Renato de Souza, de la Unidad de Arbovirología del Instituto Lutz, y de la investigadora Margareth Capurro, del Departamento de Parasitología del ICB-USP, con el objetivo de verificar si se ha concretado la transmisión urbana del virus de la fiebre amarilla –a través del mosquito Aedes aegypti– en la ciudad de São Paulo.

“Pese a la situación que hemos vivido, con una gran cantidad de casos de infección en la capital, aún no contamos con evidencias concretas e inequívocas de que se ha concretado la transmisión urbana de la enfermedad”, dijo Zanotto. “Ésta es una información crucial para poder evaluar posibles estrategias de respuesta al virus, y estrategias de vacunación inclusive. Intentaremos obtener tales respuestas durante las próximas semanas.”

Puede leerse el artículo intitulado Yellow fever virus DNA in urine and semen of convalescent patient, Brazil (doi: 10.3201/eid2401.171310), de Carla M. Barbosa, Nicholas Di Paola, Marielton P. Cunha, Mônica J. Rodrigues-Jesus, Danielle B. Araujo, Vanessa B. Silveira, Fabyano B. Leal, Flávio S. Mesquita, Viviane F. Botosso, Paolo M.A. Zanotto, Edison L. Durigon, Marcos V. Silva y Danielle B.L. Oliveira, en el siguiente enlace: wwwnc.cdc.gov/eid/article/24/1/17-1310_article.

 

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