Científicos realizaron un seguimiento de 55 mujeres con diagnóstico de zika durante el embarazo. Alrededor del 28 % de los bebés nacieron con alteraciones neurológicas leves, pero no se registró ningún caso de la enfermedad (foto: Dr. Sharon Pruitt/ PinkStock Photos/ Wikimedia Commons)

Bebés expuestos al virus del Zika no tuvieron microcefalia en una ciudad brasileña
22-06-2017

Científicos realizaron un seguimiento de 55 mujeres con diagnóstico de zika en el embarazo. Alrededor del 28 % de los bebés nacieron con alteraciones neurológicas leves, pero no se registró ningún caso de la enfermedad

Bebés expuestos al virus del Zika no tuvieron microcefalia en una ciudad brasileña

Científicos realizaron un seguimiento de 55 mujeres con diagnóstico de zika en el embarazo. Alrededor del 28 % de los bebés nacieron con alteraciones neurológicas leves, pero no se registró ningún caso de la enfermedad

22-06-2017

Científicos realizaron un seguimiento de 55 mujeres con diagnóstico de zika durante el embarazo. Alrededor del 28 % de los bebés nacieron con alteraciones neurológicas leves, pero no se registró ningún caso de la enfermedad (foto: Dr. Sharon Pruitt/ PinkStock Photos/ Wikimedia Commons)

 

Por Karina Toledo, desde São José do Rio Preto  |  Agência FAPESP – Investigadores de la Facultad de Medicina de São José do Rio Preto (Famerp), en São Paulo, Brasil, realizaron un seguimiento durante alrededor de un año con un grupo de 55 mujeres a las que se les diagnosticó –lo que luego se confirmó– que padecían zika durante el embarazo.

Todas ellas llevaron adelante sus embarazos hasta el final. Los bebés nacieron vivos, y no se detectó ningún caso de microcefalia o de cualquier alteración neurológica grave.

El profesor Maurício Lacerda Nogueira, de la Famerp, dio a conocer estos datos el pasado 31 de mayo, durante el evento São Paulo School of Advanced Science in Arbovirology, realizado con el apoyo de la FAPESP entre los días 29 de mayo y 9 de junio.

“De los bebés, alrededor del 28% presentó alguna alteración al momento de nacer, tales como pequeñas calcificaciones en el cerebro, pequeñas lesiones en vasos cerebrales, sordera unilateral o daños en la retina. Algunos de ellos sólo tenían el virus en el organismo, pero no exhibían síntomas. Y no se detectó ninguna alteración neurológica más grave”, dijo Lacerda Nogueira en entrevista concedida a Agência FAPESP.

Tal como lo consignó el investigador, todos los niños incluidos en el estudio habrían sido considerados normales por los servicios de salud, y sus síntomas no se detectarían si no estuviesen siendo sometidos a un protocolo de investigación. El patrón observado en São José do Rio Preto, según Lacerda Nogueira, es muy distinto al que ha sido verificado en estados brasileños de la región nordeste o incluso en Río de Janeiro.

Un estudio publicado en 2016 en el New England Journal of Medicine por investigadores de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) constató que el 39,2% de las embarazadas infectadas con el virus en Río de Janeiro dieron a luz bebés con alteraciones neurológicas importantes, y el 7,2% de las gestaciones no llegaron a su fin, lo que totalizó un 46,4% de desenlaces adversos. Se incluyeron en ese estudio 125 gestantes con diagnóstico confirmado de zika. Cuatro bebés nacieron con microcefalia, poco más del 3% de la muestra estudiada.

“El estudio realizado en Río constituyó la primera descripción del zika en mujeres embarazadas. Ahora estamos agregando una nueva población, en un nuevo ambiente, y los resultados son muy distintos. Estamos mostrando un nuevo cuadro de la infección por el virus del Zika en el embarazo”, comentó Lacerda Nogueira.

Albert Icksang Ko, investigador de la Universidad Yale (Estados Unidos) que ha venido trabajando en colaboración con un grupo de la Fiocruz con sede en el estado brasileño de Bahía, dio a conocer datos de la ciudad de Salvador (la capital de dicho estado) también durante la São Paulo School of Advanced Science in Arbovirology.

El investigador y sus colaboradores realizaron un seguimiento de todos los nacimientos ocurridos en un hospital público de la capital bahiana en el pico de la epidemia de zika en ese estado, durante los meses de noviembre y diciembre de 2015. Por ende, en ese estudio se incluyó también a mujeres sin diagnóstico confirmado de la enfermedad.

“Encontramos un cuadro completamente distinto al que se observó en São José do Rio Preto. Alrededor del 10% de los bebés nació con alteraciones congénitas graves, entra ellas microcefalia”, dijo Icksang Ko.

En busca de respuestas

De acuerdo con Lacerda Nogueira, la primera hipótesis planteada para explicar desenlaces gestacionales tan discrepantes fue la existencia de poblaciones del virus genéticamente distintas en Brasil.

“Esta hipótesis quedó descartada debido a que trabajos recientes demostraron que la diversidad del virus del Zika es aún pequeña en América. Básicamente, el virus que circula aquí en São José do Rio Preto es el mismo encontrado en Bahía o en Río de Janeiro. Por lo tanto, si la diferencia no está en el virus, debe estar en el huésped humano. Algún factor genético puede estar dotando de protección a determinadas personas, o quizá sea la exposición previa a otros virus”, dijo el profesor de la Famerp.

Datos del trabajo realizado por Icksang Ko en Bahía sugieren que la presencia de anticuerpos contra el virus del dengue en las gestantes evaluadas se asoció con un menor riesgo de microcefalia en los hijos. Deberán realizarse nuevos estudios a los efectos de confirmar ese hallazgo preliminar.

Para Paolo Zanotto, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (ICB-USP), una de las posibilidades que ha de investigarse es la existencia de coinfección materna como factor de riesgo para microcefalia y otras alteraciones congénitas graves.

“Patógenos tales como el de la sífilis, el de la rubeola y el de la toxoplasmosis, entre otros, son conocidos agentes causantes de malformaciones congénitas. Es posible que, en caso de que la gestante se infecte con uno de éstos y con el virus del Zika al mismo tiempo, esto favorezca el daño al feto”, dijo Zanotto.

A juicio del investigador de la USP, quien también coordina la Red de Investigaciones sobre el Virus del Zika en São Paulo (Red Zika), para arribar a alguna conclusión será antes necesario determinar la real cifra de personas infectadas en los diferentes lugares.

“Para saber si hubo proporcionalmente más microcefalia en el nordeste de Brasil que en Colombia, en América Central o en São José do Rio Preto, es necesario determinar esos denominadores. Para ello necesitamos test serológicos [capaces de detectar anticuerpos contra el virus en la sangre aun después de terminada la infección] sumamente confiables”, afirmó.

Para Lacerda Nogueira, también será necesario unificar en algún momento los datos obtenidos en São Paulo, en Río de Janeiro y en los estados del nordeste, para compararlos conjuntamente. “Todo esto aún debe evaluarse con cuidado y en una gran cantidad de pacientes, a los efectos obtener respuestas más precisas”, dijo el investigador.

El trabajo realizado en la Famerp contó con el apoyo de la FAPESP en el marco de un Proyecto Temático coordinado por Lacerda Nogueira.

Ahora, en otro proyecto, desarrollado en el marco del Programa de Políticas Públicas para el SUS (PPSUS), el grupo pretende continuar con el seguimiento de los bebés para monitorear el surgimiento de eventuales alteraciones tardías en el desarrollo.

 

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