Los cambios en la política exterior y en la política económica brasileña y la coyuntura internacional han hecho mermar la capacidad del país para alcanzar los objetivos de la "diplomacia del etanol", sostienen investigadores (foto: Léo Ramos/ Revista Pesquisa FAPESP)

África es crucial para que Brasil ejerza su liderazgo en biocombustibles
02-02-2017

Los cambios en la política exterior y en la política económica brasileña y la coyuntura internacional han hecho mermar la capacidad del país para alcanzar los objetivos de la "diplomacia del etanol", apunta un estudio

África es crucial para que Brasil ejerza su liderazgo en biocombustibles

Los cambios en la política exterior y en la política económica brasileña y la coyuntura internacional han hecho mermar la capacidad del país para alcanzar los objetivos de la "diplomacia del etanol", apunta un estudio

02-02-2017

Los cambios en la política exterior y en la política económica brasileña y la coyuntura internacional han hecho mermar la capacidad del país para alcanzar los objetivos de la "diplomacia del etanol", sostienen investigadores (foto: Léo Ramos/ Revista Pesquisa FAPESP)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – Los biocombustibles aún representan una oportunidad para que Brasil pueda ejercer su capacidad de liderazgo global en el sector de energía renovable. Pero el país debe apuntar a África como socio para promover el incremento de la escala de producción y el comercio internacional de etanol de caña de azúcar. Y antes, urge superar obstáculos internos para la implementación de una política de energía limpia.

Con todo, los cambios en la política exterior brasileña de los últimos años –cuando África dejó de ser una prioridad–, sumados a las decisiones referentes al control de los precios de los combustibles en Brasil y a la caída de la cotización del petróleo, han mermado capacidad del país para ejercer ese liderazgo global y alcanzar los objetivos de su “diplomacia del etanol”, tal como se volvió conocida la política lanzada durante la primer gestión de Lula da Silva (2003-2006) y prácticamente abandonada a partir de 2009 –tras el descubrimiento de petróleo en la capa presal del océano–, que se orientaba a promover la producción de biocombustibles en el mundo, especialmente de etanol.

Este análisis estuvo a cargo de investigadores del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología del Etanol –uno de los INCTs financiados por la FAPESP y por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq)– y del Centro de Procesos Biológicos e Industriales para Biocombustibles (CeProBIO), también apoyado por la FAPESP, en colaboración con colegas de la University of Leeds y de la University College London, de Inglaterra. Y salió publicado en la revista Global Environmental Politics.

“Durante el final del segundo mandato de Fernando Henrique Cardoso [1999-2002] y el comienzo del primer gobierno de Lula da Silva, hubo una intensificación de las relaciones diplomáticas y económicas entre Brasil y los países del continente africano; pero las mismas se enfriaron durante el primer mandato de Dilma Rousseff [2011-2014]”, declaró Marcos Buckeridge, coordinador del INCT del Bioetanol y uno de los investigadores del CeProBIO, a Agência FAPESP.

“Los cambios en la orientación de la política exterior brasileña –en la cual las relaciones con África prácticamente quedaron abandonadas–, seguidos por la crisis económica y por la decisión del país de apostar al petróleo, debido al descubrimiento del presal, llevaron a que los objetivos de la diplomacia del etanol se vuelvan más distantes”, sostuvo.

De acuerdo con los investigadores, Brasil tiene un extenso historial de producción de biocombustibles, basado en la producción de etanol de primera generación proveniente de la caña de azúcar.

Por consiguiente, el país ha desarrollado el conocimiento científico y tecnológico para el mejoramiento de la caña de azúcar y la producción de etanol. 

Ese conocimiento podría difundirse en otros países mediante la transferencia de tecnología, el intercambio de mejores prácticas e inversiones en el sector privado.

De esta forma, sería posible transformar a Brasil en un líder mundial en bioenergía y generar un mercado global de biocombustibles, con diversos países que no sólo consuman, sino que también produzcan combustibles renovables. Éstos son los objetivos centrales de la “diplomacia del etanol”.

“El continente africano es vital para que Brasil logre plasmar esas ambiciones de la ‘diplomacia del etanol’, pues reúne condiciones climáticas y agrícolas favorables y dispone de tierras para el cultivo de la caña de azúcar”, afirmó Buckeridge.

“La replicación del modelo de producción del etanol brasileño en las sabanas africanas, por ejemplo, constituye una oportunidad para que Brasil demuestre su liderazgo y amplíe su visibilidad, posicionándose de manera estratégica en un mercado global emergente y generando oportunidades tendientes a la expansión del sector de bioenergía”, sostuvo el investigador.

Cambio de planes

En razón del papel crucial de África, Brasil país intentó entablar una serie de alianzas bilaterales con naciones africanas a partir de los años 2000, como así también colaboraciones trilaterales con la Unión Europea y Estados Unidos.

Durante el gobierno de Lula da Silva, se suscribieron acuerdos destinados a la producción de biocombustibles con países africanos tales como Egipto, Sudáfrica, Liberia, Kenia, Zimbabue, Angola, Sudán y Malaui, en los cuales la actividad ha avanzado más.

No obstante, las condiciones climáticas desfavorables, combinadas con la crisis económica global que se inició en 2008 y las políticas adoptadas por el gobierno de Dilma Rousseff –el cual, para controlar la inflación, niveló los precios de la gasolina y del gasoil y recortó impuestos sobre la gasolina, pero no así sobre el etanol–, hicieron que el sector de azúcar y etanol brasileño se viese inmerso en una crisis.

Por consiguiente, hubo una disminución del entusiasmo por los biocombustibles también en África en los últimos años, según consignaron los autores de la investigación con base en una serie de entrevistas realizadas con integrantes de la cadena de biocombustibles en Brasil, África y la Unión Europea.

“Cuando se empezó a abandonar el etanol en Brasil y se pasó a privilegiar el petróleo, a partir del descubrimiento del presal, disminuyó la confianza de los africanos, que empezaron a buscar nuevos socios como la Unión Europea”, dijo Buckeridge.

Perspectivas

Algunas de las principales conclusiones de los investigadores indican que Brasil cuenta con recursos materiales y científicos como para ejercer un liderazgo global en la promoción de los biocombustibles.

No obstante, la situación interna y las restricciones presupuestarias del país han limitado la capacidad de los actores de los sectores público y privado para tomar parte en acciones relacionadas con los biocombustibles en el exterior.

“Brasil sigue siendo líder en biocombustibles y tiene un potencial enorme para ejercer un liderazgo global en el área. Pero ese liderazgo se ve amenazado por cuestiones internas”, sostuvo Buckeridge.

El liderazgo brasileño en biocombustibles de los últimos años se ha visto comprometido debido al significativo cambio en la percepción internacional referente a los combustibles renovables y por la dinámica de la política y la economía global, según apuntan los autores.

“Para que Brasil llegue a su meta de liderazgo global en el terreno de los biocombustibles, un primer paso vital consistirá en que consolide nuevamente su visión interna sobre este tema. Esto le permitiría al país aprovechar las innovaciones tecnológicas en el área de biocombustibles avanzados, que podrían cambiar la marea con relación a los combustibles renovables en el escenario internacional”, estiman.

Puede leerse el artículo intitulado “Unpacking Brazil’s leadership in the global biofuels arena: brazilian ethanol diplomacy in Africa” (doi: 10.1162/GLEP_a_00369), de Buckeridge y otros, en la revista Global Environmental Politics, en el siguiente enlace: mitpressjournals.org/doi/abs/10.1162/GLEP_a_00369#.WGvoI9IrIdU.

 

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