Científicos publicaron en The Journal of Physiology resultados de experimentos realizados con ratones (foto: divulgación)

El aceite de pescado previene contra los perjuicios de una dieta rica en grasas
22-09-2016

Investigadores publicaron en The Journal of Physiology resultados de experimentos realizados con ratones

El aceite de pescado previene contra los perjuicios de una dieta rica en grasas

Investigadores publicaron en The Journal of Physiology resultados de experimentos realizados con ratones

22-09-2016

Científicos publicaron en The Journal of Physiology resultados de experimentos realizados con ratones (foto: divulgación)

 

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – El aporte de suplemento nutricional de aceite de pescado –rico en ácidos grasos de la familia omega 3– puede ayudar a prevenir problemas de salud inducidos por una dieta rica en grasas, entre ellos la diabetes y la dislipidemia.

Esta conclusión surge de un estudio realizado con ratones en la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), en Brasil. Los resultados de esta investigación, que contó con el apoyo de la FAPESP, salieron publicados en The Journal of Physiology.

“Es importante hacer hincapié en que nuestro modelo apuntó a la prevención, pues iniciamos el aporte de suplemento cuando los animales estaban sanos. Actualmente estamos investigando el efecto del aceite de pescado en animales ya obesos y los resultados parecen ser distintos”, comentó Maria Isabel Cardoso Alonso-Vale, docente del Departamento de Ciencias Biológicas de la Unifesp.

Los experimentos se concretaron durante la maestría y el doctorado de Roberta Dourado Cavalcante da Cunha de Sá, bajo la supervisión de Cardoso Alonso-Vale.

Los animales recibieron suplemento de aceite de pescado en el transcurso de 12 semanas. A partir de la cuarta semana, pasaron a ser alimentados con una dieta considerada hiperlipídica: con un 59% de grasa, ante un 9% de la dieta que ingería el grupo de control.

“Los animales recibían dos gramos de aceite de pescado por kilo de peso corporal tres veces por semana. Cada gramo del aceite empleado en el estudio tiene 540 miligramos de EPA (ácido eicosapentaenoico) y 100 miligramos de DHA (ácido docosahexaenoico). La proporción de estos ácidos grasos poliinsaturados debe tenerse en cuenta para arribar al resultado”, comentó Cardoso Alonso-Vale.

De acuerdo con datos disponibles en la literatura científica, el EPA tiene acción antiinflamatoria en el organismo, al inducir la producción de sustancias conocidas como prostaglandinas E3. En tanto, el DHA es conocido por su acción antioxidante.

Resultados

Al cabo de 12 semanas, el peso de los ratones alimentados con la dieta hiperlipídica y que no recibieron suplemento había aumentado 12 veces en promedio. Asimismo, estos animales presentaban intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina, aumento de las tasas de glucemia e insulinemia en ayunas y aumento de los niveles de colesterol total y de LDL (lipoproteína de baja densidad, conocida como “colesterol malo”). Para empeorar las cosas, los roedores obesos estaban comiendo más que los otros animales y gastaban un porcentaje menor de la energía que ingerían.

En tanto, en el grupo que ingirió el aceite de pescado antes y durante el período de dieta hiperlipídica, se registró un aumento de peso de ocho veces en promedio –un 30% menos– y no se observaron alteraciones de glucosa o dislipidemia en el metabolismo.

El siguiente paso consistió en evaluar parámetros metabólicos asociados con el desarrollo de resistencia a la insulina en las células adiposas provenientes del tejido adiposo visceral y subcutáneo, todo esto in vitro. Se analizaron entonces los distintos tipos de adipocitos (provenientes del tejido adiposo visceral y subcutáneo).

Los resultados muestran que el alto consumo de grasas tiene efectos distintos sobre esos dos depósitos corporales, aunque en ambos casos se observó hipertrofia de las células adiposas, aumento del volumen de dichas células y pérdida de sus funciones originales.

Los adipocitos del tejido subcutáneo, por ejemplo, cumplen un importante papel en la captación de la glucosa circulante. Esta capacidad disminuyó debido a la dieta hiperlipídica, como consecuencia de la caída de la expresión de la proteína GLUT4, hallada en la membrana celular y cuya función consiste en captar glucosa en la circulación.

Asimismo, se observó un incremento de la expresión de las citocinas proinflamatorias TNF-α (factor de necrosis tumoral alfa) e IL-6 (interleucina 6) en los adipocitos subcutáneos. Por otra parte, se detectó una merma en la producción de adiponectina, una molécula con acción antiinflamatoria y con un importante papel en la regulación del metabolismo de la glucosa y de los lípidos.

En tanto, en los adipocitos del tejido visceral se observó un aumento de la lipólisis, es decir, de la rotura de la grasa almacenada en moléculas de ácidos grasos, que pueden caer en la circulación y contribuir al desarrollo de dislipidemia. Por otro lado, disminuyó nuevamente la llamada lipogénesis, que es la síntesis endógena de ácidos grasos realizada a partir de hidratos de carbono. Este mecanismo, que ayuda a evitar el exceso de glucosa en el organismo, se vio perjudicado. Hubo también un incremento de la secreción de las moléculas inflamatorias TNF-α, IL-6 y resistina.

“Datos existentes en la literatura sugieren que la inflamación crónica observada en el tejido adiposo de individuos obesos estaría relacionada con la infiltración de células del sistema inmunológico, fundamentalmente macrófagos, los grandes responsables de la secreción de las citocinas inflamatorias. Al observar adipocitos aislados, nuestro estudio demostró que existe inflamación independientemente de la presencia de estas células en el tejido”, dijo Cardoso Alonso-Vale.

El análisis de los adipocitos de los animales alimentados con dieta hiperlipídica y aceite de pescado concomitantemente mostró que el aporte suplementario fue capaz de prevenir todas las alteraciones metabólicas, tanto en el tejido adiposo subcutáneo como en el visceral.

“El aporte de suplemento de aceite de pescado, junto a otras estrategias, puede constituir una buena medida de salud pública a los efectos de prevenir la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2. Pero por supuesto: antes de hacer un uso masivo en humanos, habría que realizar otros estudios. Es necesaria estipular la dosificación y la periodicidad más adecuadas, por ejemplo, como así también el momento de iniciar el aporte suplementario”, sostuvo Cardoso Alonso-Vale.

Puede leerse el artículo intitulado Fish oil prevents changes induced by a high-fat diet on metabolism and adipokine secretion in mice subcutaneous and visceral adipocytes, publicado en The Journal of Physiology, en el siguiente enlace: onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1113/JP272541/full.

 

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