Ganadores del Premio Fundação Bunge presentan alternativas para el sector en un seminario realizado en la FAPESP (foto: Eduardo Cesar)

Investigadores apuntan soluciones sostenibles para desafíos agrícolas
23-10-2014

Ganadores del Premio Fundação Bunge presentan alternativas para el sector en un seminario realizado en la FAPESP

Investigadores apuntan soluciones sostenibles para desafíos agrícolas

Ganadores del Premio Fundação Bunge presentan alternativas para el sector en un seminario realizado en la FAPESP

23-10-2014

Ganadores del Premio Fundação Bunge presentan alternativas para el sector en un seminario realizado en la FAPESP (foto: Eduardo Cesar)

 

Por Diego Freire

Agência FAPESP – Ante el aumento de la demanda de alimentos de la población, el conocimiento sobre el vasto y aún poco explorado universo de los microorganismos que habitan el suelo y las plantas puede ayudar a incrementar la producción agrícola en forma sostenible. Esto es lo que afirma Fernando Dini Andreote, investigador de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq) de la Universidad de São Paulo (USP) y ganador de la edición de este año del Premio Fundação Bunge en la categoría Juventud.

Andreote estuvo en la FAPESP el martes 23 de septiembre para tomar parte en el Seminario Productividad Agrícola Sostenible, realizado en asociación con la Fundação Bunge, con el objetivo de lograr la participación de investigadores del sector en las discusiones sobre el tema. Para el científico, el microbioma del suelo y de las plantas puede guardar importantes respuestas a los desafíos del sector agrícola.

“En el suelo y en las plantas se encuentra la mayor fuente de biodiversidad genética y metabólica del planeta: alrededor de mil millones de células vivas por gramo de suelo; son 30 mil especies distintas. Debe investigarse la capacidad metabólica de esos organismos debe investigarse para entender cada vez mejor cómo utilizarla en pro de una producción sostenible”, declaró a Agência FAPESP.

Andreote estuvo al frente de la investigación intitulada La diversidad microbiana en suelos con cultivo de caña de azúcar del estado de São Paulo: un enfoque biogeográfico, que contó con el apoyo de la FAPESP, que identificó grupos de microorganismos y los correlacionó con factores tales como el tipo de manejo del cultivo, la naturaleza del suelo y aspectos climáticos tales como la humedad y la temperatura.

El trabajo constató que existen importantes diferenciaciones entre grupos de microorganismos en áreas distintas, aunque con cultivos similares. “Son diferenciaciones importantes, más expresivas en hongos que en bacterias, y nuestro trabajo consiste en entender si esos grupos, aunque sean diferentes, tiene las mismas funcionalidades”, dijo.

La inducción del crecimiento de determinados microorganismos que hace posible el conocimiento sobre la microbiología del suelo puede facilitar la nutrición y el crecimiento de las plantas con recursos naturales del área, en lo que constituye una solución sostenible.

Andreote destacó en el seminario que es necesario considerar también la acción integrada de esos organismos. “[Es necesario] intentar conocer funciones del conjunto de ellos, no sólo de manera aislada; visualizar al grupo microbiano como un tejido que interactúa con el huésped y hallar funciones que, cuando se mira hacia cada componente, no se las detecta.”

En ese sentido, Andreote estudia también consorcios microbianos implicados en la degradación del material presente en los residuos biológicos agrícolas, específicamente, restos del cultivo de la caña de azúcar y del maíz.

En la investigación intitulada Microbial consortia for biowaste management: life cycle analysis of novel strategies of bioconversion (Microwaste), realizada por Andreote en colaboración con científicos de la Netherlands Organisation for Scientific Research (NWO), la propuesta consiste en detectar los efectos de la incorporación de los residuos agrícolas a los procesos biogeoquímicos del suelo.

“Procuramos entender cómo funciona la incorporación de residuos de caña y de maíz en el suelo, no debido la acción de un organismo específico, sino a la actividad conjunta de la microbiota. La idea es identificar grupos que tienen actividades conjuntas, y que debido a esa actuación complementaria, aceleran el proceso de incorporación”, explicó.

Biodiversidad

De acuerdo con Andreote, la diversidad de microorganismos implicados en los procesos metabólicos de las plantas se relaciona con la biodiversidad del ambiente donde la vegetación se inserta, lo que pone aún más en evidencia la importancia que se le debe asignar a su preservación.

“La planta selecciona los microorganismos que se asociarán con ella. Si la biodiversidad del ambiente es alta, la selección es más eficiente. Si esa diversidad es reducida, aumentan las posibilidades de colonización por organismos oportunistas, los patógenos, lo que explica la mayor ocurrencia de enfermedades de las raíces en áreas de monocultivo, pues la biodiversidad está restringida”, dijo.

Por tal motivo, cree el investigador, es necesario hallar alternativas a la tendencia corriente de homogeneización de los sistemas. “Si uno cambia un área de vegetación nativa por el cultivo de caña de azúcar, está homogeneizando el ambiente, aunque no sea ésa su intención, y lo lleva a una restricción de la biodiversidad que coloniza aquel ambiente a través de la selección natural”, explicó, haciendo mención a la rotación del cultivo y al cultivo directo como alternativas para mantener la biodiversidad microbiana activa en el suelo.

Para Hiroshi Noda, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia (Inpa) contemplado con el Premio Fundação Bunge en la categoría Vida y Obra, algunas lecciones pueden surgir de los procedimientos agroecológicos que adoptan los agricultores tradicionales en el manejo de las plantas.

“El reto consiste en aumentar los niveles de sostenibilidad agrícola ante al proceso gradual de deterioro ambiental, y desacelerar y estancar el proceso de pérdida de agrobiodiversidad”, dijo en el seminario.

En colaboración con la Universidad Federal de Amazonas (Ufam), el Inpa se vale de estrategias de mejoramiento genético y conservación in situ –que preservan la variabilidad genética de las plantas cultivadas en las propiedades agrícolas bajo manejo– de especies hortícolas tales como calabaza, cocona, lerén, goiteño y frijol alado en la región amazónica.

Todas las acciones de investigación tienen en cuenta las prácticas tradicionales locales, tales como la rotación de áreas de producción y reposo, que es la interrupción del cultivo para un período de descanso. En el área destinada a ese descanso, se introducen especies silvestres en asociación con el ordenamiento espacial de las plantas.

“Esas estrategias tradicionales han asegurado la autosuficiencia alimentaria, la sostenibilidad en el proceso productivo y el mantenimiento de los valores culturales de esas poblaciones humanas”, dijo Noda.

El científico puso de relieve también las características de las formas de producción tradicionales, que favorecen la conservación in situ. “En las áreas comunitarias donde transcurre el proceso de conservación o donde las comunidades comparten las especies conservadas, con manejo y cosecha comunitarias, hay un elevado nivel de variabilidad genética que se mantiene en los cultivos.”

Los agricultores incorporan y mantienen los propágulos, compuestos por semillas y plantones. “Al compartir los recursos de la agrobiodiversidad mediante una red sociocultural, se refuerzan los mecanismos de mantenimiento de la variabilidad genética y se garantiza la seguridad alimentaria de las comunidades”, explicó.

Diálogos

Para Noda, la interacción entre científicos y agricultores ha venido estableciendo nuevos diálogos entre la ciencia y el saber tradicional. “El conocimiento derivado de esta relación ha generado importantes aportes a la comprensión de la dinámica evolutiva en la domesticación de las especies cultivadas.”

El presidente de la Fundação Bunge, Jacques Marcovitch, quien coordinó las presentaciones del seminario, destacó la importancia de la ampliación del diálogo a toda la comunidad científica del sector.

“Esas discusiones plantean, por un lado, la necesidad de aumentar la eficiencia e incrementar la producción, y, por otro lado, la urgencia de la conservación y la protección del medio ambiente, una problemática de interés global y que requiere el compromiso de todos”, dijo.

Para Marcovitch, la distinción de Andreote y Noda se conecta con la realidad de la producción agrícola nacional y de sus desafíos. “No lograremos alcanzar nuestros objetivos de producción sostenible para una población creciente sin una política agrícola consistente, sin conocimiento y sensibilidad para con los eventos climáticos extremos y sin medidas que aseguren una productividad capaz de ampliar la siembra y la cosecha, siempre asociadas a las iniciativas de mitigación y adaptación recomendadas por la ciencia y por nuestros premiados”, dijo.

El presidente de la FAPESP, Celso Lafer, quien asistió a las conferencias, dijo que el seminario evidencia la preocupación de las entidades por hacer que el Premio Fundação Bunge no se restrinja a los homenajes.

“Nuestro objetivo consiste también en ofrecer oportunidades de discusión sustanciales sobre los temas, y los investigadores premiados contribuyen de manera significativa al compromiso de la comunidad científica en la búsqueda de soluciones sostenibles para nuestra agricultura”, dijo.

Más información sobre los laureados en el marco de la 59ª edición del Premio Fundação Bunge en www.fundacaobunge.org.br/projetos/premio-fundacao-bunge.

 

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